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de estas rectorías afectó el desarrollo del PEUL, sobre todo porque el lapso en que se dan estas corresponde a un momento crucial de la historia del país y de la Universidad. En el orden nacional se está dando el denominado revolcón, que va a producir la nueva Constitución Política de 1991, con los subsiguientes desarrollos legales, políticos y culturales. Esta situación lleva a la Universidad de La Salle a mantener en suspenso el proceso del PEUL por lo menos entre 1991 y 1993.

      Publicada la Carta Política, con una buena cantidad de artículos relacionados con la educación —varios de ellos con la educación universitaria—, se aprueba la Ley 30 de 1992 que establece no solo objetivos y criterios para la Universidad y una ideal autonomía universitaria, sino el nuevo Sistema de Inspección y Vigilancia orientado hacia la noción de acreditación.

      En el campo de la Iglesia católica se publica la Constitución Apostólica sobre Universidades Católicas de Juan Pablo II{23} que indica la relación directa con la naturaleza de nuestra Universidad.

      En el ámbito lasallista también se dan nuevas ideas, a partir del pronunciamiento del hermano superior general (1989) de integrar formalmente y de manera decidida a la educación superior dentro del carisma lasallista y dirimir así algunas discusiones que se daban al respecto. En este momento se producen: una dinamización de la Asociación Internacional de Universidades Lasallistas (AIUL), un rápido crecimiento del número de las universidades lasallistas en América Latina y decisiones específicas del 42 Capítulo General con respecto a la universidad lasallista. Todos ellos, cambios muy significativos en el contexto sociocultural, universitario y lasallista.

      De esta manera, hacia 1992 la VRAC decide aprovechar la visita a Colombia del hermano encargado de la Misión Educativa para la Región Occidental, en Roma, para que recomiende la estructura que debe tener el texto del PEUL y en 1993 —ante una demanda de publicaciones para una feria del libro— se hace una publicación no oficial del librillo N° 9, que contiene una versión incompleta del dicho documento.{24}

      Mientras se hacía esta publicación, la legislación sobre la educación superior en Colombia empezó a utilizar la categoría de Proyecto Educativo Institucional{25} con una descripción inicial del alcance de este término. Nuestra Universidad de La Salle dispuso así ajustar, hasta donde fuera posible, el proyecto que se había elaborado durante la década anterior a la nueva normatividad y someter el documento a aprobación del Consejo Directivo. Aprobación que se dio mediante el Acuerdo 01 de febrero 3 de 1994.

      Luego, el Consejo Nacional de Acreditación (CNA), por entonces recientemente creado, produjo la primera guía de acreditación, denominada Sistema Nacional de Acreditación, lineamientos para la acreditación,26 dentro de la cual se pide como primer factor por autoevaluar, el “Proyecto Institucional” con once características específicas que tienen unas variables e indicadores precisos.{27}

      En el interior de la Universidad de La Salle, la nueva legislación universitaria lleva a una nueva formulación del Estatuto Orgánico, en el que por primera vez se introducen enfoques procedentes de la empresa tales como visión, misión, objetivos.

      Se inicia la dinámica de revisión curricular de las carreras y de autoevaluación con miras a la acreditación lo cual hizo, por una parte, que el documento (del PEUL) muy débilmente interiorizado en varios sectores de la institución, sirviera como referente para dar razón de la dimensión institucional de cada programa y, por la otra, se empezara a incorporar su contenido dentro de los documentos elaborados por las facultades para atender esta autoevaluación.

      Como se puede observar, el PEUL se oficializa entonces dentro una nueva manera de ver y estar en la realidad universitaria. Los cambios en el contexto sociopolítico y cultural son bastante grandes, así mismo los cambios en el contexto universitario y en el pensamiento lasallista; todos ellos influyen en la manera como se adopta y se integra a la vida universitaria aquel documento. Se percibe que la lógica del PEUL coincide en buena parte con las expectativas que expresan los “lineamientos” del CNA con respecto al PEI de una universidad, y ello permitió mantenerlo como documento válido dentro del proceso de acreditación de las carreras.

      La primera década del siglo XXI

      Los cambios de esta nueva década también producen cambios en la manera de ver y estar en la realidad universitaria, sobre todo en la de la Universidad lasallista. En el contexto de la Universidad colombiana se agilizan los procesos de acreditación de los programas y con ello se precisan: la comprensión de su lenguaje, el modelo y los procedimientos para realizarla. Además se introduce el enfoque de los “créditos académicos”,{28} con intenciones de movilidad, flexibilización y estandarización curriculares, y se abre paso el nuevo compromiso y la nueva dinámica de la acreditación “institucional”. Nuestra Universidad adquiere una valiosa experiencia en estos temas y en funciones tales como la de investigación.

      Sin embargo, donde aparecen más nuevas orientaciones en relación con el PEUL es en el campo del pensamiento lasallista sobre la educación superior, orientaciones formuladas por el 43 Capítulo General del 2000 y por la Región Latinoamericana Lasallista (Relal). En efecto, las asambleas de este último organismo, el encuentro de instituciones de educación superior lasallistas realizada en Santiago de Chile a comienzos del 2002,29 la publicación del Proyecto Educativo Regional Lasallista (Perla) y el Discurso del hermano superior general ante la AIUL en Barcelona a comienzos del 2004{30} conducen a modificaciones importantes en la manera de entender la Universidad lasallista y su compromiso con la realidad latinoamericana.

      Tales orientaciones quedan plasmadas en el nuevo Estatuto Orgánico aprobado por el Consejo Directivo en junio del 2005, y ponen en evidencia la necesidad inaplazable de revisar y reformular el PEUL, no solo por razones de obsolescencia en su lenguaje, sino por la necesidad de poner a la Universidad de La Salle en el contexto universitario y lasallista actual y en el nivel del saber adquirido por la institución durante la historia que hemos relatado.

      Este proceso de revisión se ha adelantado durante este año 2006, liderado por el Departamento de Formación Lasallista y con una amplia participación de los diversos estamentos de la Universidad.

      En suma

      Lo que se ha venido gestando a lo largo de la historia de construcción y redacción del PEUL, en la Universidad de La Salle, es una reflexión filosófica y pedagógica sobre la identidad de la institución —en cuanto Universidad, en cuanto católica y en cuanto lasallista— en medio de un contexto rápidamente cambiante. Dentro de ese proceso se ha dado un diálogo académico, bastante participativo, una dinámica institucional de concreción de las propuestas que se iban haciendo a partir de ese diálogo, una redacción de documentos provisionales hasta la publicación del texto definitivo. Asimismo, se fue dando un proceso de interiorización del documento, en la década de los ochenta, en cuanto a recepción de la información, por parte de los directivos, profesores y estudiantes —Comité Académico Ampliado, CPL y Semana de Inducción y Cátedra de Integración Lasallista—; luego, en la década de los noventa, a partir de una mayor interiorización gracias a los mismos mecanismos, al compromiso del Área de Formación Lasallista, a las convivencias, retiros y programas de la Vicerrectoría de Promoción y Desarrollo Humano (VPDH); asimismo, el contenido del PEUL se fue incorporando a los documentos curriculares de cada carrera gracias a las actividades relacionadas con la preparación de la acreditación.

      En la primera década del siglo XXI la cultura de la triple A (autoevaluación, autorregulación y acreditación), sobre todo los informes de los pares académicos y el compromiso con la autoevaluación institucional, ha permitido una mayor interiorización del contenido del PEUL, tal como lo evidencian los informes de autoevaluación.

      Hasta dónde ha llegado la respuesta y el compromiso autónomo de cada uno de los integrantes de la comunidad universitaria con el contenido del PEUL, no se sabe con exactitud, pues no se ha realizado una evaluación pedagógica de impacto. Pero los datos existentes en los informes de las evaluaciones, más de administración universitaria y académica que de desarrollo formativo, permiten apreciar un importante grado de interiorización y de unidad de significados en la comunidad universitaria, en torno a este tema.

      Bibliografía

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