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a la mujer. Estaba hablando de relaciones que habían tenido lugar quince años atrás y, aunque para él esas relaciones habían sido importantes, no podía imaginar cómo una mujer de cincuenta años podía prestarles atención a las vidas de un grupo de adolescentes.

      Ella sonrió ampliamente.

      —Veo que te han sorprendido mis observaciones. Confieso que me resultaste intrigante desde el principio. Tus tutores hicieron un excelente trabajo para hacer encajar tu historia, pero había ciertas inconsistencias. Cuando llegaste, estaba claro que habías sufrido algún tipo de trauma.

      —¿Sabía que me estaban protegiendo?

      —No. Nunca me enteré. Creía que tal vez el hombre que decía ser tu tío no era pariente tuyo y que no queríais que nadie lo supiera. Podía haber muchas razones para esa excusa falsa, así que os vigilé para asegurarme de que no estaban abusando de ti y cuando vi que empezabas a encajar, a asentarte aquí y a hacer amigos, supe que todo iría bien.

      Él se movió ligeramente, incómodo ante la idea de que lo hubiera estado vigilando.

      —Estaba muy bien.

      —Hasta que tuviste que marcharte tan misteriosamente. Todos estábamos preocupados y, sobre todo, Patience. Dadas las circunstancias, tuviste que irte, eso lo sabemos ahora, pero en aquel momento estábamos muy preocupados.

      Estaba claro que la alcaldesa estaba al tanto de lo sucedido. Y no debería sorprenderle. En un pueblo tan pequeño como ese, las noticias volaban.

      —Ahora has venido a abrir un negocio. Una escuela de guardaespaldas o algo así, ¿verdad?

      Él se rio.

      —¿Eso van diciendo?

      La mujer se rio a carcajadas.

      —Sí, aunque admito que tenía mis dudas. ¿Cuál es la verdadera historia?

      —El negocio ofrecerá formación avanzada de todo tipo en el ámbito de la seguridad.

      —¿No en plan vigilante de centro comercial?

      —No. Nos interesan las fuerzas de seguridad que viajan a zonas del mundo peligrosas. Cubriremos técnicas básicas de evasión, combate mano a mano, además de manipulación de armas. También entrenaremos a fuerzas de seguridad para que conozcan las formas más seguras de viajar y cruzar zonas conflictivas. Gran parte de eso se centra en la planificación.

      Además iban a ofrecer talleres para enfrentarse a terroristas locales y para negociaciones de rehenes, aunque dudaba que la alcaldesa quisiera conocer los detalles al respecto.

      —También ofreceremos actividades de incentivo para empresas. Unas instalaciones donde puedan poner en práctica la creación de un equipo.

      Ella asintió.

      —Parece una buena y constante fuente de ingresos —se detuvo—. ¿Ya ha decidido Ford si quiere volver a Fool’s Gold?

      Justice se le quedó mirando. ¿Cómo demonios sabía en qué estaba pensando Ford?

      —Aún no.

      Ella asintió.

      —Ha estado fuera mucho tiempo. La transición a la vida de civil debe de ser complicada para cualquier soldado, pero con lo que Ford ha visto... —suspiró—. Aquí tiene familia, y supongo que eso lo considera tanto una bendición como una maldición. No puedo evitar pensar que va a necesitar su apoyo. Pero también hay otras cosas en las que pensar, ¿qué hay del señor Whittaker?

      —¿Conoce a Angel?

      —He oído algunas cosas. Aún no nos hemos conocido, aunque lo estoy deseando.

      Fue hacia la puerta. Y, sin saber por qué, él la siguió.

      —¿Tendréis instalaciones para practicar fitness?

      —Sí. Y una pista de obstáculos al aire libre.

      —Estáis muy cerca de la escuela de ciclismo de Josh Golden —le dio una tarjeta de visita—. Puede que quieras hablar con él para utilizar las instalaciones. El ciclismo es un ejercicio muy bueno para una buena condición física general.

      Él tomó la tarjeta.

      —Ha venido preparada.

      —Yo siempre estoy preparada, Justice. Este es mi pueblo y me preocupo por mis vecinos.

      Él captó el mensaje y la advertencia. Se dijo que no era más que una señora inteligente, pero no lo creía. Esa mujer sabía cosas y eso significaba que fácilmente podía haber descubierto sus asuntos. Estaba advirtiéndolo y él no podía culparla por ello.

      —Verás cómo el pueblo te respalda en tu aventura. Si necesitas algo, ponte en contacto conmigo directamente y yo contactaré con la persona adecuada. Este es tu sitio, Justice. Tengo esa sensación.

      Lo habían capturado en una ocasión mientras cumplía una misión. Lo habían retenido y golpeado durante horas. Acababa de empezar a prepararse para el calvario que lo esperaba cuando su equipo había irrumpido y lo había rescatado. En aquel momento se había quedado tan impactado con su llegada como lo estaba ahora con las palabras de la alcaldesa.

      —A lo mejor quieres ofrecer algún servicio a la comunidad, como clases de defensa personal o algo para los niños. Te recibirán bien aquí de cualquier modo, pero siempre es agradable devolver el favor. Te sentirás mejor contigo mismo y la transición será más sencilla para todos tus empleados.

      La mujer volvió a sonreír.

      —Dudo que tus empleados sean unos tipos corrientes, ¿no?

      —La verdad es que no.

      —Eso pensaba. Necesitarán encontrar su sitio aquí y establecerse. A algunos les parecerá imposible, pero tú y yo sabemos que no lo es. Está en nuestras manos mostrarles todo lo que Fool’s Gold tiene que ofrecer.

      —No había pensado en clases para la comunidad —admitió.

      —Para eso estoy yo aquí, para ofrecerte posibilidades —le tocó el brazo ligeramente—. Bienvenido a casa, Justice. Me alegra que hayas encontrado tu camino.

      Quería decirle que no estaba seguro de que fuera a quedarse, pero incluso mientras lo pensaba, sabía que no era verdad porque había tomado la decisión en cuanto había regresado. Ver a Patience había sido el detonante. Aunque no pudiera llegar a tener con ella lo que quería, tampoco se veía con fuerzas para alejarse. Se encontraba en un dilema bastante incómodo.

      La alcaldesa Tilson le deseó lo mejor y salió del almacén. Justice se metió la mano en el bolsillo y sacó el móvil.

      —¿Es Fool’s Gold? —le contestó Felicity a modo de saludo.

      —Sí.

      —Genial. Voy a tardar un par de semanas en prepararlo todo, tal vez tres. Te avisaré cuando salga para allá. Mientras tanto avisaré a Ford y a Angel y nos pondremos a organizar las cosas. Envíame fotos del edificio y de la zona circundante. Hablaré con el abogado sobre la compra e investigaré opciones de alquiler también.

      Felicia no era de cumplidos ni de comentarios de rigor. Ella iba directa al problema y en cuestión de segundos encontraba dieciséis soluciones y las listaba en orden de margen de éxito, peligro o coste. Era la persona más inteligente que conocía y probablemente una de las diez más inteligentes de todo el mundo. A veces resultaba todo un desafío trabajar con ella, pero nunca resultaba una persona aburrida.

      —¿Cómo estás? —le preguntó él, básicamente, para meterse con ella.

      Felicity suspiró.

      —¿En serio? ¿Tenemos que hacer eso cada vez que hablamos? —hubo una pausa—. Estoy muy bien, Justice. Muchas gracias por preguntar. ¿Qué tal por Fool’s Gold? ¿Lo estás pasando bien?

      —Es muy agradable —sonrió—. ¿A que estás calculando cuánto más podrías haber trabajado si no

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