Скачать книгу

de este mundo, compartiéndolas con todos y en especial con los más necesitados, y utilizándolas con sencillez y sobriedad. Implica tener los bienes y las riquezas de este mundo no como un absoluto sino solo como un medio, como un regalo del Señor a todos para su plena realización; estos bienes deben ser compartidos de manera equitativa y solidaria.

      NIVELES DE LA OPCIÓN POR LOS MÁS POBRES

      Uno es el nivel de los principios y otro es el nivel de sus mediaciones. Es importante saber distinguir tanto el uno como el otro. Los principios, los imperativos éticos y teológicos, están en un plano; y en otro están sus mediaciones, es decir, las estrategias, las tácticas, las fórmulas ideológicas que pueden concretar históricamente aquellos grandes principios en cada hora, las posibilidades fácticas que cada coyuntura ofrece o prohíbe.

      Habrá que cambiar de mediaciones e inventar nuevas fórmulas, porque todas ellas son relativas y accidentales, pero seguiría siendo esencial lo que es esencial y absoluto: la opción por los más pobres como dimensión que es del Reino de Dios.

      Todo esto no impide que en una hora histórica concreta una determinada forma de poner en práctica esa opción por los más pobres pierda vigencia. La opción por los más pobres está más allá y más adentro de sus mediaciones, debe llegar a ser solidaridad efectiva y real.

      El signo particular y distintivo del cristiano desde las primeras comunidades de los Hechos de los Apóstoles es la solidaridad efectiva y real con el necesitado. Los cristianos son signos de crédito porque entre ellos se da una solidaridad que no se da en ninguna otra parte.

      Veámos algunos principios básicos de solidaridad cristiana que nos regalan los padres de la época subapostólica y que son inspiradores para nuestra Universidad:

      a) Didajé 4, 5: “No rechazarás al necesitado, sino que comunicarás en todo con tu hermano, y de nada dirás que es tuyo propio. Pues si os comunicáis en los bienes inmortales ¿cuánto más en los mortales?”

      b) Carta de Bernabé, 19, 8: “Comunicarás en todas las cosas con tu prójimo, y no dirás que las cosas son tuyas propias, pues si en lo imperecedero sois partícipes ¿cuánto más en lo perecedero?”

      c) Didajé 1, 5: “Da a todo el que te pide, y no lo rechaces: porque a todos quiere el Padre que se dé de sus dones”.

      d) Doctrina de los xii Apóstoles: “No vuelvas tu espalda al necesitado, antes bien comunica todas las cosas con tus hermanos, ni digas que son tuyas: porque si somos socios en las cosas inmortales, cuánto más debemos dar entrada a partir de estas. Porque el Señor quiere que se dé a todos de sus dones”.

      e) Constituciones Apostólicas vii, 12, 5: “Comunicarás todas las cosas con tu hermano, y no dirás que son tuyas propias: porque Dios dispuso la participación común para todos los seres humanos”.

      f) Hermas, Mand. 2, 4: “Del fruto que Dios te da de tus trabajos da con sinceridad a todos los necesitados, sin andar vacilante sobre a quién darás y a quién no, pues a todos quiere el Señor que se dé de sus propios dones”.

      AMOR OPERATIVO EN Y DESDE LA UNIVERSIDAD

      Los principios permanecen a través del tiempo, las mediaciones van cambiando pero en el fondo ambos buscarán siempre hacer operativo el evangélico: amor a Dios y amor al prójimo. Al respecto la primera encíclica del Papa Benedicto xvi “Dios es amor”, que se presenta como una especie de encíclica programática para el actuar de los cristianos en los próximos años, nos ofrece valiosas orientaciones a la hora de aterrizar la opción por los más pobres, principalmente en lo relacionado con el binomio justicia y caridad.4

      Las mediaciones de la opción por los más pobres serían las que concretizan y harán operativo ese amor a Dios y al prójimo al interior de nuestra Universidad y en su ideal de llegar a ser una institución inserta y al servicio de los más pobres de Colombia. Podríamos lograrlo si pasamos del “blablismo” o del blablablá (conversación ininterrumpida e insustancial) sobre los más pobres al compromiso real de nuestra Universidad con ellos. Tres lineamientos para lograrlo podrían ser los siguientes:

      PRIMER LINEAMIENTO

      Se trata de organizar la vida universitaria alrededor de nosotros mismos u organizarla alrededor del Otro.

       • Organizar la vida alrededor de sí mismo: de su grupo, proyecto, programa, unidad académica, es una concepción egocéntrica de la vida. En últimas es preocuparse por la propia salvación, por las propias necesidades.

       • Organizar la vida alrededor del Otro: es descentrarse, optar por el necesitado.

      Como Universidad tendríamos que descentrarnos de las prioridades que consideramos importantes para hacer de la opción por los más pobres nuestra máxima urgencia y prioridad absoluta. Descentrarse mirando la realidad empobrecida, aprender de ella en ella y buscar transformarla, enriqueciéndola. Cuestionémonos: ¿En nuestras reuniones, decisiones y proyectos colocamos a “los más pobres de primero”? ¿Los más pobres son prioridad en nuestras agendas de trabajo? ¿En nuestros criterios prácticos las necesidades de los más pobres son atendidas? ¿Los más pobres son el criterio por excelencia que guía cualquier actuación?

      SEGUNDO LINEAMIENTO

      Frente al empobrecimiento de grandes sectores populares, especialmente en las zonas abandonadas y periféricas de las metrópolis y en los ambientes rurales olvidados, es válida para el mundo universitario la estrategia de la vida consagrada de las últimas décadas.

      Su programa se resume en:

       • Optar “todos por los pobres”

       • Estar “muchos con los pobres”

       • Ser “algunos como los pobres”

      Optar todos por los pobres: es el nivel ideológico y de las convicciones. Desde esta perspectiva todos los integrantes de la comunidad universitaria lasallista tendrían internalizada como orientación en todos sus actos una perspectiva desde y para los pobres de nuestro país. Permanentemente habría seminarios, congresos, investigaciones que ayudarían a comprender desde cada disciplina la realidad de los pobres y la pobreza y propondría alternativas de solución. Las distintas cátedras y espacios académicos se constituirían en foros en los cuales, sin dejar de lado la enseñanza-aprendizaje de los saberes particulares, se confrontaría a los estudiantes con el análisis de los contextos y problemáticas de la pobreza en Colombia. Como cuerpo académico seríamos interlocutores en todos los escenarios que tengan que ver con estas realidades, con una actitud pensante y propositiva, creativa y comprometida.

      Estar muchos con los pobres: es el nivel de la presencia participativa. Los lasallistas de esta Universidad deben estar en contacto permanente con las comunidades y poblaciones más necesitadas, colaborando codo a codo con ellas en la solución de sus problemas más agobiantes y aportando con sus saberes, ciencia y técnica. Una presencia activa generosa y desinteresada, cercana y fraterna, pero ante todo con una intervención social planeada y sistemática, donde los mismos pobres sean protagonistas de su propia promoción. Ninguna unidad académica puede eximirse del examen de acreditación de ese “par académico” que son los pobres y la pobreza de nuestro país, por el cual le damos intencionalmente la cara a la realidad del país.

      Ser algunos como los pobres: es el nivel de la profecía. Por la cual los “místicos de la pobreza” anuncian, denuncian y renuncian a su sociedad. Se insertan con los pobres y viven como uno de ellos, y desde dentro del mundo de la pobreza se dicen y nos dicen su palabra que desinstala, que cuestiona nuestras precompresiones y posiciones, y que nos invitan a relativizar las vanaglorias y ambiciones de este mundo.

      TERCER LINEAMIENTO

      Traduciendo la encíclica mencionada anteriormente “Dios es Amor” para el mundo universitario y desde el ángulo de la opción por los más pobres, podemos creativamente imaginar también tres niveles para hacer operativo el amor evangélico del cual somos testigos.

      Nivel de asistencia y beneficencia: en donde

Скачать книгу