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posible agenda temática lasallista para el próximo lustro estaría integrada entre otros temas por los siguientes: Opción por los más pobres, Rol del intelectual católico, Confesionalidad de la misión universitaria lasallista, Evangelización de la cultura y pastoral de la inteligencia, Globalización de la solidaridad y de la esperanza, Juntos y por asociación, Prácticas pedagógicas universitarias y Vida espiritual y trabajo científico universitario. Cada uno de estos temas podría constituirse en eje de reflexión, trabajo y compromiso para todos los integrantes de la comunidad universitaria lasallista en el inmediato futuro.

      Iniciamos con este artículo una serie de textos que presentarán algunos desarrollos de estos grandes temas. No espere el lector encontrar en ellos novedad, expresamente no es su intencionalidad. Solamente se tratará de síntesis reelaboradas de los “Apuntes de Conferencias” propuestos al pensamiento y debate de nuestra comunidad universitaria lasallista. Las ideas en ellas expuestas son prestadas de los diversos autores que al final presentamos en la bibliografía, y a los cuales remitimos para quien quiera ampliar y profundizar los conocimientos. No pretenden ser más que una iniciación a los temas lasallistas propios del mundo universitario.

      OPCIÓN LASALLISTA POR LOS MÁS POBRES

      Si hay un rasgo distintivo esencial dentro del lasallismo ese es el de la opción por los más pobres. La historia lasallista comenzó a existir a partir de un núcleo o motivación que se mantiene sin cambios: dar respuesta a las necesidades educativas de los niños y jóvenes más pobres.

      San Juan Bautista De La Salle impresionado por la realidad de su tiempo, se dejó guiar por el Espíritu de tal manera que un compromiso lo llevaba a otro y así respondió creativamente a las necesidades de los más pobres.

      Habiendo nacido como un Instituto para el servicio educativo de los más pobres, una de las reocupaciones permanentes de nuestras universidades debe ser el estar abiertas a su servicio.

      Por tanto partamos de una pregunta fundamental: ¿De qué maneras nuestra universidad concretiza la “Opción por los más pobres” y el “Juntos y por asociación al servicio educativo de los más pobres”? Se trata entonces de comprender que toda práctica de investigación, docencia o extensión universitarias inspiradas en el lasallismo encuentran su razón de ser y su finalidad última en un compromiso a favor de los más empobrecidos de nuestro país.

      Para los lasallistas la opción por los más pobres no es una moda como sí lo fue en teología durante los años setenta y ochenta del siglo pasado y que hoy atraviesa por lo que algunos teólogos denominan “la noche oscura de la indiferencia o del escepticismo de la opción por los pobres” (Madera, 2004, p. 2). Para el lasallismo la opción por lo más pobres es cuestión de principios esenciales y de actualidad permanente.

      La Universidad de La Salle es más lasallista en cuanto logre hacer vida el fin de nuestro Instituto: “El fin de este Instituto es procurar educación humana y cristiana a los jóvenes, especialmente a los pobres, según el ministerio que la Iglesia le confía” (R 3 del Capítulo 1 Fin y Espíritu del Instituto). ¿Cuál ministerio? El ministerio apostólico de la educación.

      La “Opción preferencial por los pobres” es una de los compromisos institucionales básicos del Proyecto Educativo Universitario Lasallista (peul) “[…] determinan un compromiso preferencial con los más pobres y desvalidos de la sociedad, en cuanto destinatarios directos del servicio educativo y sociocultural, y en cuanto sesgo formativo y académico de la Universidad”.

      En síntesis, una de las características esenciales como Universidad lasallista es la de optar por los más desheredados de la fortuna. Se trata, pues, de comprender mejor sus implicaciones e imaginarios para que cada uno desde su unidad académica y con fidelidad creativa la concretice a nivel micro, meso y macro de su trabajo universitario.

      Pero ¿cómo escribir sobre la opción por los más pobres al mundo de la academia y la inteligencia de nuestra universidad, si estamos alejados de ese mundo? Si nuestra Universidad no se encontrara fuera, alejada o de espaldas al mundo de los pobres, no habría motivo para plantearse el problema de la opción por los más pobres. He ahí el desafío. El Evangelio nos dice que estas cosas son reveladas solo a los sencillos: “En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido su beneplácito” (Mt 11, 25-26).

      ¿QUIÉNES SON LOS POBRES?

      Es casi cínico preguntarnos quiénes son los pobres cuando las estadísticas señalan que el 56,6 % y otras que el 66 % del total de la población colombiana son pobres, y cuando diariamente ellos tocan a las puertas de nuestras sedes universitarias y en los más diversos rincones de la patria por donde deambulamos nos salen al paso con un grito silencioso pero ensordecedor, clamoroso y creciente.

      Mas es propio de la rigurosidad científica de la cultura universitaria inquirir a fondo por los significados, los alcances, las causas y las consecuencias. Desde este punto de vista la semántica de la expresión “pobre” es muy rica y plural. La perspectiva compleja y amplia acerca del pobre y de la pobreza no resisten ser definidas por una sola variable, es un concepto muy rico en significados, a manera de ejemplo podríamos citar:

       • En sentido económico, pobre es el carente de recursos monetarios.

       • En sentido cultural, pobre es el subyugado por modalidades de vida y de expresión ajenos a los suyos.

       • En sentido político, pobre es el violentado y oprimido por el poder abusivo.

       • En sentido clínico, pobre es el enfermo.

       • En sentido sicológico, pobre es el enajenado, el extrañado de sí mismo.

       • En sentido educativo, pobre es el iletrado.

       • En sentido étnico, pobre es el negro, el indígena, el latino, la minoría.

       • En sentido sexual, pobre es el “anormal”.

       • En sentido epidemiológico, pobre es el infectado.

       • En sentido moral, pobre es el descarriado.

       • En sentido familiar, pobre es el solo, el triste, el huérfano, la aban­donada, la viuda.

       • En sentido genérico, pobre es la mujer victimizada.

       • En sentido de derecho, pobre es el excluido y pisoteado, sin acceso a la protesta, al diálogo, a la democracia, a la representación.

       • En sentido de necesidades básicas insatisfechas, pobre es el que no puede acceder a comida, techo, salud, educación.

       • En sentido de desarrollo, pobre es el condenado a no ver actuadas nunca sus potencialidades físicas, espirituales y sociales.

       • En sentido ecológico, pobre es aquel a quien se le destruye su hábitat, su medio ambiente y sus recursos de aire, de suelos, de flora, de fauna.

       • En sentido teologal, pobre es el que se cierra a la misericordia y al amor.

       • En sentido religioso, pobre es aquel que es violentado en su conciencia y a quien se le niega o se le impide buscar y hallar la razón de su sentido histórico y de su último sentido.

       • En sentido espiritual, pobre es el incapaz de reconocer el sentido de la dignidad y la trascendencia.

      Pero más allá de este caleidoscopio de posibles comprensiones, los pobres de los que se habla en la opción son, antes que nada y en directo, aquellos seres humanos para quienes el hecho básico de sobrevivir es una dura carga, para quienes dominar la vida a sus más elementales niveles de alimentación, salud, vivienda, etc., es una dura tarea y la tarea cotidiana que emprenden en medio de una radical incertidumbre, impotencia e inseguridad.

      Pobres son aquellos encorvados, doblegados, humillados por la vida misma, automáticamente ignorados y despreciados por la sociedad. Estos son

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