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Vencer o morir. Antonio Espino López
Читать онлайн.Название Vencer o morir
Год выпуска 0
isbn 9788412221329
Автор произведения Antonio Espino López
Жанр Документальная литература
Серия Historia de España
Издательство Bookwire
7. David Webster asegura que los átlatls y el arco y la flecha se usaban, pero muchas de estas armas, salvo el arco y las defensas de algodón, fueron, en realidad «only modest innovation in armament throughout Maya cultural history». Webster, D., 1999, 343. Asimismo, para el mundo maya, es interesante Koontz, R., 2018.
8. Durán, D., 1880, II: 44.
9. Se trataba de una talla sobre lasca de entre 10 y 30 centímetros de largo por entre 5 y 10 de ancho a la que se había dotado de filo. Cabe recordar que, si bien el filo es realmente cortante, la solidez del material es muy inferior a la de los metales. Cervera Obregón, M. A., 2007, 67.
10. Tula, aun estando situada en la zona menos fértil del altiplano, consiguió ser una gran centro urbano que alcanzó una extensión de 16 kilómetros cuadrados y una población de unos 50 000 habitantes. Aimi, A., op. cit., 45.
11. Este arma, de 50 a 70 centímetros de largo, era un bastón de madera tallado en forma de remo para que en cada extremo se pudiesen colocar hasta seis navajas de obsidiana con función de doble filo, pero no de punción. No es una espada exactamente, pues no penetra, ni una maza al modo de una macana, pues no pretende tener una función contundente, sino de tajar. De hecho, es un arma diferente. Cervera Obregón, M. A., 2007, 69.
12. El arco prehispánico, o tlahuitolli, se fabricaba con cartílago animal y madera con un largo de 150 centímetros. Ibid., 67. En el mundo mexica, cada hombre llevaba un solo carcaj, con unas 20 flechas, todas iguales, solo que con diferentes tipos de puntas obtusas: de obsidiana, de pedernal, espinas de pescado. Las puntas las recubrían de fibra de magüey y las pegaban a la saeta con resina de pino. Pero no estaban envenenadas, un gran hándicap. Con todo, eran capaces de atravesar una armadura de algodón tupido. Ibid., 131-132. Su alcance podía ir de los 90 hasta los 180 metros. Hassig, R., 1992, 137-138.
13. Es esta una cuestión controvertida, como reconoce Cervera Obregón, M. A., 2007, 44-45, 52-53.
14. En las siguientes páginas sigo a Bueno Bravo, I., 2007, 22 y ss.
15. Como señalan López Austin, Herrera y Martínez Baracs, esta Triple Alianza fue, en realidad, la cuarta formación con dicha estructura. Según el cronista Chimalpáhin, la primera estuvo compuesta por Tollan, Culhuacan y Otompan; la segunda sería la formada por Culhuacan, Coatlichan y Azcapotzalco; en la tercera, Tetzcoco sustituyó a Coatlichan y en la cuarta y última, aquella encontrada por el grupo conquistador, México-Tenochtitlan había sustituido a Culhuacan y Tlacopan a Azcapotzalco. «También debe hacerse notar que la institución de las triples alianzas no era extraña en el contexto mesoamericano: se dio en el centro de México, en Michoacán, en el norte de Yucatán y en los Altos de Guatemala». López Austin, A. et al., 2013, 23-25.
16. Tlatelolco, muy rica gracias al comercio, pagó los mercenarios para derrotar a Maxtla. Más tarde, se enfrentaron en 1431 a Tenochtitlan. Bueno Bravo, I., 2005, 135-139.
17. En estas páginas sigo a Carrasco, P., 1996, 43 y ss. Bueno Bravo, I., 2007, 55 y ss. López Austin, A. et al., op. cit., 24 y ss.
18. Graulich, M., 1994, 55. La referencia al Imperio inca es inevitable aquí. El Tawantinsuyu también se dividía en cuatro partes: de norte a sur Chincasuyu, Cuntisuyu, Antisuyu y Collasuyu. Por supuesto, el ombligo del mundo era el Cuzco. Vid. Espino López, A., 2019.
19. Santamarina cita a Frederick Hicks y Pedro Carrasco. Santamarina Novillo, C., 2005, 250, n. 48.
20. Berdan, F. F., 2007, 122.
21. Como incide Frances Berdan, «Los alimentos, los materiales de construcción y otros bienes utilitarios tienden a ser pesados y voluminosos; los bienes de lujo como las plumas, las piedras preciosas y el oro, tienden a ser más ligeros y más pequeños. La Triple Alianza emplazó las demandas de los objetos utilitarios más pesados en las provincias próximas a las capitales imperiales: estas provincias tenían capacidad para proveer estos bienes, y tenían que cubrir menos distancia en su transporte. Sin embargo, hay algunas anomalías: la distante Coyolapan pagaba parte de su tributo en voluminosos alimentos, y algunas provincias distantes llevaban abultados fardos de algodón y pesadas cargas de cacao (que se producían en esas regiones específicamente)». Ibid., 122, n. 2.
22. Kobayashi citado en Santamarina Novillo, C., 2005, 250, n. 40.
23. Bueno Bravo, I., 2007, 65 y ss.
24. Hassig escribe: «Un sistema político será más eficiente cuanto más descanse sobre el poder, en lugar de sobre la fuerza, pues el esfuerzo requerido para alcanzar sus fines proviene de sus subordinados; de este modo, los subordinados se gobiernan a sí mismos, siguiendo la política dominante para conservar su propia fuerza. Tal sistema político es algo más que un elaborado juego de fraude y engaño; la capacidad para hacer uso de la fuerza es un requisito necesario del poder, aunque su uso real no siempre sea requerido. Un simple ejemplo de fuerza por parte de una unidad política, para mostrar su capacidad de compelir a la obediencia, debe hacer innecesarias posteriores demostraciones». La cita y traducción en Santamarina Novillo, C., 2005, 112.
25. Acerca de la coerción económica en el Imperio mexica, vid. Garraty, Ch. P., 2007.
26. Con esta opinión no estaría de acuerdo Frances Berdan, quien, citando a Carrasco, considera que los gobernantes de las ciudades-estado de la Triple Alianza orquestaron los asesinatos de señores enemigos así como la colocación de sus propios parientes como nuevos señores en las ciudades-estado vencidas. Berdan, F. F., op. cit., 120. Ahora bien, más tarde, en este mismo trabajo, reconoce que tal afirmación se aplicaría en especial a los gobernantes de los territorios más cercanos al valle central, mientras que en los más alejados «los gobernantes locales solían retener su liderazgo local en las provincias distantes». Ibid., 123.
27. Mann, Ch. C., 2009, 102-106.
28. Bueno Bravo, I., 2007, 69.