ТОП просматриваемых книг сайта:
Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. Lilia Ana Bertoni
Читать онлайн.Название Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas
Год выпуска 0
isbn 9789876285940
Автор произведения Lilia Ana Bertoni
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
29 Me refiero al movimiento del Sturm und Drang, que se constituye en disputa con los valores de la Ilustración, y a pensadores como Lessing y Herder. Johann G. Herder, Filosofía de la Historia para la educación de la humanidad, Buenos Aires, Nova, 1950.
30 Véase Johann G. Fichte, Discursos a la nación alemana, Madrid, Tecnos, 1988.
31 Ernest Moritz Arndt, por ejemplo, compuso su poesía patriótica siguiendo estas ideas y Friedrich Jahn organizó de acuerdo a ellas sus grupos gimnásticos nacionales. Otros, en otras lenguas, siguieron sus ejemplos. Véase F. Jahn, Recherches sur la nationalité, l’esprit des peuples allemands et les institutions en harmonie avec leurs moeurs et leurs caractères, 1825.
32 Mancini agregaba: “Quien abra los volúmenes de Grocio y de Vattel encontrará profesada sin duda alguna la opinión contraria; e igualmente pensaron los liberales del siglo XVIII, cuyo evangelio era el Contrato Social. Unos y otros coincidían en que, a sus ojos, no las naciones, sino sus gobiernos, eran los sujetos capaces del vínculo jurídico”. P. S. Mancini, “De la nacionalidad como fundamento del derecho de gentes”, en Sobre la nacionalidad, p. 42.
33 Mancini añadía: Un conjunto agregado de hombres “no formarán nunca una nación sin la unidad moral de un pensamiento común”; “[será] un cuerpo inanimado, pero aún incapaz de funcionar como una personalidad nacional”; P. S. Mancini, “De la nacionalidad como fundamento del derecho de gentes”, en ibidem, p. 35. El subrayado es original.
34 Muchos países europeos de emigración reconocían el jus sanguinis como criterio para determinar la nacionalidad. En cambio, la República Argentina, como otras naciones americanas, había adoptado el jus solis para la determinación de la nacionalidad.
35 Vattel afirmaba: “Toda nación, todo Estado soberano independiente merece la consideración y el respeto porque él figura inmediatamente en la gran sociedad del género humano”. Véase G. Vattel, Le Droit de Gens ou Principes de la Loi Naturelle, op. cit., p. 1.
36 Un referente fundamental de esta concepción fue Kant. Véase Immanuel Kant, Sobre la paz perpetua, Madrid, Tecnos, 1994, e Ideas para una historia universal en clave cosmopolita y otros escritos sobre Filosofía de la Historia, Madrid, Tecnos, 1994.
37 En febrero de 1885 culminó la Conferencia de Berlín, que dio un fuerte impulso a la expansión colonial en África. Ya en mayo de 1884 Alemania había proclamado su Protectorado en el sudoeste de África, a partir de reclamos de ciudadanos alemanes instalados allí. Italia, por su parte, consiguió territorios coloniales en la costa del Mar Rojo. Desde 1865 existía un establecimiento privado en Assab, a partir del cual pretendió la posesión del territorio. Assab fue cedida a Italia en 1883, en 1885 se ocupó Massaua y le fue cedida la costa de los Danalikes, y en 1889 Etiopía le reconoció la posesión de Eritrea. Años después sus ambiciones expansivas fracasaron con la derrota de Adua, y en 1896 la Paz de Addis Abeba consagró la independencia de Etiopía, estableciendo los límites con las posesiones italianas. Véanse David Fieldhouse, Economía e imperio. La expansión europea, 1830-1914, vol. 29 de Historia Económica Mundial, Madrid, Siglo XXI, 1977, y Joseph Ki-Zerbo, Historia de África negra. Del siglo XIX a la época actual, tomo II, Madrid, Alianza, 1980.
38 Según lo resumía P. S. Mancini, la opinión pública se dividía entre quienes empujaban al gobierno a lanzarse a una decidida política de adquisición de colonias –de acuerdo con el tono general de la política europea y para dar salida a la presión demográfica en el Mezzogiorno–, y los que sostenían que Italia debía abstenerse de realizar cualquier acción directa. Para Mancini la respuesta se encontraba en el medio: convenía desarrollar un nuevo sistema colonial basado en la emigración italiana; si bien estaba dispersa, podría concentrarse en un lugar en el que flameara la bandera italiana, donde el gobierno interviniera apoyando los intereses de los particulares. Véase Grazia Dore, op. cit., pp. 169 y 170.
39 El artículo fue comentado en La Prensa, 1º de julio de 1886.
40 Boccardo distinguía los términos en su Dizionario Universale di Economía Política e Commercio, Milán, Treves, 1881. Sobre la cuestión véase Grazia Dore, op. cit., pp. 148 y 149.
41 Los párrafos citados fueron tomados de la extensa transcripción que de buena parte del artículo de Boccardo hizo Lamas; en Pedro S. Lamas, L’Italie et la République Argentine. Un rêve de prise de possession des rives de la Plata. Un article à sensation du “Giornale degli Economisti”, París, Avenue Carnot 17, 1886.
42 En el razonamiento de Boccardo, la radicación definitiva de los italianos en el Plata tiene otra ventaja para la economía de Italia, que justifica dirigir hacia allí los esfuerzos expansionistas. Quienes emigran son en su gran mayoría modestos trabajadores, y una vez que han ahorrado un capital regresan a la Península “para disputar a sus compatriotas un rincón de tierra”; esta competencia elevaría el precio de la tierra, haría bajar el precio de los productos y perturbaría la economía italiana.
43 Memoria del ministro de Relaciones Exteriores al Honorable Congreso de la Nación, 1885.
44 B. Bossi, Noblesse obligue, Génova, Tipografía Marittima, 1886, p. 4.
45 Ibidem, p. 15.
46 Angelo Rigoni Stern, L’Immigrazione nella Repubblica Argentina, 1886.
47 Pedro S. Lamas, L’Immigrazione nella Repubblica Argentina, op. cit., p. 12.
48 Ibidem, p. 13.
49 Ibidem, p. 17. “En Estados Unidos –decía Lamas– comienza a preocupar la calidad de los inmigrantes”.
50 Ibidem, pp. 18 y 19.
51 La Prensa, 1º de julio de 1886.