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Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas. Lilia Ana Bertoni
Читать онлайн.Название Patriotas, cosmopolitas y nacionalistas
Год выпуска 0
isbn 9789876285940
Автор произведения Lilia Ana Bertoni
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
la acción directa, vigilante, activa del gobierno. Extender esta acción hasta la ocupación, hasta la toma de posesión cuya oportunidad no se hará esperar no nos parece pues que se trata de expansión artificial sino de la consagración natural de un hecho del ejercicio, de un derecho creado por el trabajo y la virtud de muchas generaciones de nuestros conciudadanos. Y se podrá comparar la importancia comercial y política de una colonia en el Plata con la posesión de un centenar de kilómetros de costa insalubre.42
El senador Boccardo aconsejó a su gobierno “consagrarse con asiduidad y constancia al estudio y a la solución de este problema: dirigir nuestra expansión colonial hacia donde la llaman espontáneamente los verdaderos intereses y las tradiciones del país”. Este consejo, brindado al gobierno italiano por una figura de prestigio, resultaba inquietante en la Argentina: aunque fuera sólo una opinión, nadie podía garantizar que en una etapa de entusiasmo colonialista no se convirtiera en proyecto. Para tranquilizar a la opinión pública, el ministro de Relaciones Exteriores argentino sostuvo en 1885 que “los escritos del senador Boccardo incitando al gobierno italiano a colonizar la América del Sur que han visto la luz en muchos diarios europeos trajeron a nuestro país ciertas alarmas que son por muchos motivos completamente infundadas”.43
Aunque algunos italianos, funcionarios e intelectuales podían ser receptivos a este mensaje, responder a él no era la posición más conveniente para la mayoría de los residentes. Así opinaba B. Bossi, que había regresado a Italia luego de residir 52 años en América, y se presentaba como “un italiano independiente, que rechaza y combate la doctrina del oportunismo”.44 Según Bossi, el profesor Boccardo “aconseja a nuestro gobierno una inmoralidad, una injusticia, una imposibilidad”, resultado de su ignorancia de la realidad, de la historia de la Argentina y de los otros Estados americanos. Bossi quería disipar los errores planteados por Boccardo, ayudar a las relaciones armoniosas entre los dos países y proteger “los intereses de los italianos que habitan en América, para evitar a nuestra colonia serios disgustos que podrían derivarse del imprudente consejo que da a nuestro gobierno”. Por eso llamó la atención sobre “la condición de los italianos en los otros países americanos si se admitiese que basta la existencia de los colonos para crear este nuevo derecho de la fuerza tomando posesión bajo el auspicio de los cañones de las naves acorazadas”, así como los grandes perjuicios que traería a Italia el regreso a la patria de dos millones de emigrantes y la pérdida de las cuantiosas remesas que éstos envían mensualmente a sus familias. Además, explica Bossi, “nuestra colonia en la República Argentina […] está compuesta de variados elementos muy heterogéneos” y no todos ellos son bien vistos”.45 Para el periodista italiano Angelo Rigoni Stern, que viajó por el país ese año, el consejo del senador Boccardo había “desatado una penosa impresión especialmente en la colonia italiana en Buenos Aires, cuyos hijos son argentinos y aunque así no lo fueran saben perfectamente que la República Argentina no cedería a una ocupación extranjera, de ningún modo, ni por cualquier pretexto”.46
Las argumentaciones de Boccardo fueron rebatidas primero por Pedro S. Lamas y más tarde por Adolfo Saldías. Lamas publicó en París un folleto para denunciar y refutar los argumentos de Boccardo, intervenir en el debate europeo y disipar posibles intenciones de intervención, poniendo de manifiesto las preocupaciones del momento. Basándose en testimonios de personajes insospechables para los italianos como Edmundo de Amicis, estableció que la corriente espontánea de inmigrantes hacia la Argentina se originaba en las libertades y garantías de que gozaban los inmigrantes, unidas a la prosperidad del país. Según Lamas, Boccardo exageraba sobre el número de residentes italianos, sobre el que se fundaban los proyectos de absorción territorial: si bien la colectividad italiana, con unos 300.000 residentes, era la más numerosa, el conjunto de los inmigrantes de otras procedencias la superaba, y bastaban “ellos solos, en la hipótesis fantástica y original de un levantamiento general, para vencer a los colonos italianos que Boccardo en su optimismo singular considera como los auxiliares de su proyecto de conquista”.47 Es significativa la interpretación que hace Lamas de esta parte de la argumentación de Boccardo, alertando sobre la posibilidad de un levantamiento general de los colonos italianos, compartida por muchos miembros de la elite política: probablemente ese fantasma estuvo presente durante la movilización política iniciada con la Revolución del Noventa, cuando los extranjeros emergieron con fuerza en la vida política.
A pesar de que cotidianamente había noticias de la expansión colonialista en el mundo, es poco probable que las mentes más serenas creyeran que el Reino de Italia quisiera aplicar la propuesta de Boccardo en el Río de la Plata. No obstante, era palpable la influencia que podía tener entre los residentes italianos, alimentando reivindicaciones que, sin llegar al extremo de un planteo separatista, los impulsaran al menos a buscar un protagonismo político y a disputar el liderazgo con las elites locales.
El otro argumento de peso que esgrimió Pedro Lamas era la existencia, en las márgenes del Plata, de:
una verdadera nacionalidad, con todos sus caracteres de existencia, de homogeneidad, de fuerza moral y psíquica; el sentimiento de solidaridad, las tradiciones, derrotas y triunfos que marcan en la historia los esfuerzos por conquistar la independencia y la libertad; los grandes hombres, ídolos del pueblo, e inclusive los escritores, los poetas que han cantado los grandes dolores como los acontecimientos gloriosos de la patria.48
A los fundamentos tradicionales de la soberanía argentina Lamas agregaba la existencia de “una verdadera nacionalidad”. Era un argumento irrebatible para Italia, pero a la vez subrayaba otro de los fantasmas de la elite: esa “nacionalidad argentina” esgrimida por Lamas para refutar las pretensiones italianas era la que, precisamente en esos años, se descubría en proceso de disgregación.
En la argumentación de Lamas, esa “nacionalidad del Plata” debía promover la resistencia local a los intentos italianos y suscitar el apoyo de los otros Estados americanos, que se sentirían amenazados en su existencia. En virtud de la doctrina Monroe, también Estados Unidos respaldaría a la Argentina, y por último las otras potencias europeas, con intereses en la Argentina mucho mayores que los de Italia, impedirían este intento. Italia fracasaría, y además sus intereses comerciales sufrirían cuantiosas pérdidas. Según Lamas, si el artículo de Boccardo