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Hermanos de armas. Larrie D. Ferreiro
Читать онлайн.Название Hermanos de armas
Год выпуска 0
isbn 9788412221305
Автор произведения Larrie D. Ferreiro
Жанр Документальная литература
Серия Historia de España
Издательство Bookwire
A medida que los colonos adquirían de forma cada vez más descarada armas y pólvora, la Marina británica estrechó la vigilancia en torno a Ámsterdam. La reacción fue que se comenzó a enviar las armas y la pólvora a otros puertos de Europa, donde podían embarcar en secreto hacia Norteamérica. Lisboa y Nantes pronto se convirtieron en puertos favoritos de transbordo para el contrabando de munición, dado que ya se venían utilizando hasta entonces para el envío de armas a las plantaciones esclavistas de Portugal y Francia en Brasil y Saint-Domingue (Haití). El esclavismo era un negocio de una enorme violencia que absorbía al año miles de las armas que se fabricaban en Lieja y otros centros. En muchos casos, dichas armas se empleaban como moneda de cambio en la compra de esclavos. Se cargaban tantos barcos con tal cantidad de armamento que era bastante fácil pasar armas y pólvora a barcos cuyo destino era Norteamérica. En Nantes, la firma dirigida por Arthur y Jean-Gabriel Montaudouin utilizaba sus conexiones comerciales con Filadelfia como tapadera para esconder envíos de armas a bordo de barcos cuyos nombres, como Jean-Jacques (por Rousseau) o Contrat Social (en referencia al manifiesto político de Rousseau, El contrato social), ponían de relieve la inclinación ilustrada de aquella familia, favorable a la causa de los insurgentes.32
De todos los puertos de transbordo para el contrabando de armas hacia Norteamérica, Bilbao parecía el menos apropiado, ya que se empleaba, principalmente, para el comercio de lana, telas y, sobre todo, bacalao, un plato muy consumido en toda la península ibérica.33 El bacalao en salazón llegaba de las pesquerías francesas de Saint-Pierre y Miquelon en Terranova, así como de las poblaciones de Marblehead y Salem en la colonia de Massachusetts. Sin embargo, cuando Gage impuso la aplicación forzosa de las Leyes Coercitivas y estallaron las primeras revueltas en Massachusetts, la citada ruta comercial, hasta entonces inocua, se convirtió con rapidez en una de las vías de suministro de armas más importantes de la primera etapa del conflicto y su centro de distribución fue la Casa Joseph Gardoqui e Hijos.
José Gardoqui y Mezeta fundó su firma comercial en Bilbao en 1726 y, desde el principio, disfrutó de importantes lazos comerciales con Gran Bretaña.34 Su hijo, Diego María de Gardoqui y Arriquibar, nacido en 1735 y el cuarto de ocho hermanos, se preparó desde una edad muy temprana para hacerse cargo del negocio familiar. En 1749, con 14 años, entró como aprendiz de George Hayley, un próspero comerciante londinense que más tarde financió las empresas de importación y exportación de Alexander Hamilton y John Hancock. Mientras aprendía los entresijos del comercio internacional, Diego de Gardoqui desarrolló un dominio del inglés que hacía parecer toscos y sin educación a comerciantes del East End londinense. Durante su etapa de aprendizaje, seguro que llegó a conocer a John Wilkes, cuñado de Hayley y periodista radical, cuyas diatribas contra el gobierno lo impulsaron hasta el Parlamento, desde el que con posterioridad apoyó la independencia de las colonias de Norteamérica.
Diego de Gardoqui continuó el negocio familiar a la muerte de su padre, en 1761. También ostentó cargos de importancia cada vez mayor en la administración de la ciudad de Bilbao. Mantuvo sus sólidos lazos comerciales con comerciantes de Massachusetts, en especial con Jeremiah Lee y Elbridge Gerry de Marblehead y con John Cabot de Salem, todos ellos parte de la «aristocracia del bacalao» de Nueva Inglaterra. Si el inmensamente rico John Cabot recibía el apelativo de «nabob»** entre sus coetáneos, no hay duda de que Gardoqui, cuya fortuna familiar andaría en torno a los 50 millones de dólares actuales, seguro que era un «ricacho» en España. Cabot y Gardoqui no amasaron todas sus fortunas de manera legal.35 Entre 1771 y 1773, por ejemplo, participaron en un complejo dispositivo de contrabando por el que se enviaba harina de Filadelfia a España y de ahí a La Habana y que hacía llegar miles de pañuelos de seda de España a Salem.
Las Leyes Coercitivas británicas, en especial la Ley del Puerto de Boston [Boston Port Act] que lo cerró a toda actividad comercial, hicieron mucho daño a la clase comerciante. El Congreso Provincial de Massachusetts se formó en octubre de 1774, en Concord, para coordinar la resistencia militar de los colonos. Entre sus jefes estaban el comerciante de Boston John Hancock y el polemista Samuel Adams. En su Comité de Suministros trabajaron Jeremiah Lee y Elbridge Gerry.36 El Congreso Provincial ordenó la creación de milicias, entre las que habría unas tropas más selectas denominadas «minutemen»,*** cuyos hombres debían estar listos en un minuto desde que recibieran la orden de incorporarse al servicio. El Comité de Suministros se encargó de la provisión de cañones, mosquetes y pólvora. Desde el punto de vista de Gage, obviamente, aquel congreso era un intento ilegal de crear un gobierno independiente y le persuadió no solo de que la rebelión era inevitable, sino de que habría que sofocarla con tanta rapidez y dureza como se había hecho con la de los escoceses jacobitas en 1745. Comenzó a fortificar el istmo de Boston Neck ante un posible ataque y a entrenar de forma ostensible a sus tropas. Los rebeldes norteamericanos, que ya habían empezado a autodenominarse patriotas y a llamar lealistas a los que apoyaban a la Corona, advirtieron aquello y aceleraron la adquisición de armas. El Congreso Provincial pidió a las poblaciones que equiparan «a cada uno de los minutemen que aún no hubieran provisto […] con un arma de fuego efectiva, bayoneta, cartuchera, mochila, treinta cartuchos y balas», pero dejó en manos del Comité de Suministros la tarea de su adquisición.37
Diego María de Gardoqui y Arriquibar (1735-1798). Grabado sobre madera de autor desconocido.
En noviembre de 1774, Jeremiah Lee redactó una súplica a su veterano socio comercial Diego de Gardoqui en la que le pedía armas y pólvora. En febrero de 1775, Gardoqui le contestó que, aunque la petición era de una naturaleza «muy complicada», había localizado un cargamento de «300 mosquetes y bayonetas» fabricados para el Ejército español que estaba en condiciones de enviarle y le prometía seguir «a su servicio» si la lucha continuaba.38 Pasar pañuelos de seda de contrabando era algo muy distinto a hacerlo con mosquetes. En aquel momento, España era un país neutral y aunque parece que el gobierno español estaba al tanto de las actividades de contrabando de Gardoqui con las colonias británicas de Norteamérica, aquello ponía en peligro los lucrativos negocios de este con los comerciantes británicos.39 En cualquier caso, los años en que se había formado con George Hayley y John Wilkes, y su simpatía hacia la causa de los colonos, seguro