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y discapacidad como motor principal del libro. ¿Cómo aprenden lxs niñxs en situación de discapacidad?, ¿por qué tomaron esas familias la decisión de buscar alternativas?, ¿cuál es el marco teórico que sustenta la desescolarización?, ¿qué desafíos presenta?, ¿cómo funciona la desescolarización de lxs adultxs?

      Para prologar esta edición convocamos a la escritora Cristina Romero Miralles, por su amplia experiencia en educación libre y como maestra de educación especial. Por su parte, el especialista en educación inclusiva Aldo González Ocampo brinda un artículo en el que desarrolla las condiciones de producción de la educación inclusiva y sus posibilidades de disrupción. Además, Alejandra Sandoval, desde su experiencia como psicopedagoga y acompañante de familias que educan en casa, propone una educación amorosa, respetuosa y creativa que potencie las capacidades de cada niñx.

      Para retomar las inquietudes de lxs lectorxs, invitamos a Dolores Bulit a analizar el lado B de la educación alternativa y los desafíos recurrentes para espacios educativos y familias. Asimismo, Itzel Farías Malagón suma un breve marco teórico –basado en las ideas de Iván Illich y John Holt– que describe el pensamiento subyacente a la práctica de desescolarizar.

      En cuanto a los nuevos testimonios, contamos con la riqueza de tres historias de vida que muestran el cotidiano de familias que conviven con la neurodiversidad. Una madre cuenta cómo la empatía hacia su hijo estimuló su búsqueda de alternativas médicas y educativas, mientras que otra nos da un pantallazo de por qué decidieron desescolarizar a su hijo con diagnóstico de trastorno del espectro autista y cómo viven, aprenden y socializan ahora. Un padre y pediatra revela sus aprendizajes en el acompañamiento de su hija, quien sufre epilepsia refractaria, y relata sus descubrimientos en el tratamiento con cannabis. Estas familias escuchan a sus hijxs y toman sus situaciones particulares como oportunidades de aprendizaje. Así, eligen aquello que tiene más sentido para ellas, aunque eso implique ir más allá de lo comúnmente aceptado. A través de anécdotas y momentos claves de su historia, van dando cuenta de un camino educativo, terapéutico y de vida en construcción y revisión constantes.

      Por otro lado, el testimonio de una cooperativa de chocolate oaxaqueño y el escrito sobre una comunidad educativa que vive y aprende en la naturaleza nos hacen valorar la recuperación de lo artesanal-local, los saberes de la tierra y la apuesta de lo colectivo, en consonancia con las experiencias de aprendizaje autónomo a las que se refiere Gustavo Esteva en su artículo. Dicho artículo ha sido actualizado para esta edición con una mirada sobre la pandemia de COVID-19 y sus afectaciones al sistema educativo mundial y la vida en general. Ana Thomas, Ana Paulina Maya, Carla Quintana y Omar Ardiles también han hecho revisiones en sus textos para la presente edición.

      La situación actual pone en evidencia que estamos en un momento incierto. Vivimos una crisis en el sistema sanitario que al parecer traerá cambios en todos los ámbitos de la vida. Según nuestra mirada, tenemos la posibilidad de tomar dicho momento como una catástrofe de encierros cada vez mayores o como una oportunidad de transformación, sin derecho a réplica. Queremos animarnos a tomar la segunda opción aprovechando el tiempo presente en todas sus magnitudes, haciéndonos cargo y disponiéndonos al cambio. La forma de vincularnos, educarnos, comunicarnos, sostenernos, es atravesada por el momento actual. Nos queda aprovechar esta puerta abierta para la plasmación de nuestro ser más esencial. Creemos en la gran posibilidad que se nos presenta para liberarnos de la escuela que hay dentro de nosotrxs y seguir recuperando nuestras capacidades autónomas de sanar, comer, habitar, aprender, relacionarnos. El horizonte que alcanzaba a dibujarse más allá de la escuela se acerca aquí y ahora.

      Una vez más, esperamos que este libro-herramienta, libro-espejo, libro-vivo muestre, reúna y expanda miradas amplias y transformadoras hacia los procesos de aprendizaje que inevitablemente suceden a lo largo y ancho de las vidas de niñxs y adultxs en todo el planeta.

      Buenos Aires-Córdoba, otoño de 2020

      PRÓLOGO

      por Cristina Romero 1

      Cuando, como personas adultas (que hemos vivido en propia piel solamente experiencias con la educación tradicional) nos acercamos a la posibilidad de conocer y favorecer el aprendizaje en libertad para las nuevas generaciones, como bien nos dice Dolores Bulit en este libro “lo que la mayoría descubrimos en el camino es que los que de verdad estamos aprendiendo –o desaprendiendo– somos nosotros, los adultos”. Eso siento yo, que la que más aprende y desaprende soy yo misma, cada día. Así que desde ya quiero dar las gracias a Constanza Monié y a Cesilia Roja por darme la oportunidad de escribir estas palabras a modo de prólogo para la segunda edición del libro, pero especialmente por la oportunidad de releerlo. Desde aquí mi agradecimiento de corazón a todas y cada una de las personas que compartís en este libro vuestra valiosa mirada de la educación alternativa y vuestras propias experiencias con la desescolarización o el desaprendizaje.

      Este libro es un puente que enlaza mundos desconocidos. Que nos permite pasearnos por sendas hasta ahora no demasiado transitadas. Esos libros son los mejores, los que nos descubren realidades distintas. Porque gracias a ellxs nos expandimos y crecemos por dentro. Vemos el horizonte más amplio y nuestra mente traspasa viejos muros que nos limitaban. ¡Había vida más allá de los muros de lo conocido!

      Para mí, además, este libro cumple otra segunda función enorme: la de recordarnos que no estamos solxs en este malestar con el sistema educativo actual. Es muy importante recuperar ese sabernos juntas en el mismo viaje y entender que la experiencia vital de cada una puede convertirse en alimento y valiosa inspiración para otra familia en otra parte lejana del planeta. Este libro contiene ese regalo. Nos ofrece la posibilidad de ponernos en los zapatos y en el corazón de otras personas (madres, padres, docentes, jóvenes, niñas y niños…) que nos inspiran en nuestro propio camino a través de sus valiosas historias. A través de ellas es como si nos dieran la oportunidad de entrar en sus casas, en sus vidas, en los rincones más profundos de sus almas. Son historias de desencuentros y de encuentros, historias de falta de escucha por las necesidades reales de la infancia e historias de profunda escucha y respeto. Historias hacia la aceptación completa por lo que sus hijxs son, más allá de las expectativas, más allá de las etiquetas… Historias de corazones que se fueron abriendo a medida que sus hijxs crecían. Historias de personas que aprendieron a amarse a sí mismas, a pesar de todo. Y justamente esas historias de madres y padres humanos, vulnerables, que desaprenden y sueltan un montón de creencias acerca de sí mismxs, la vida, o sus hijas e hijos, son las que más necesitamos. También las de escuelas alternativas que, lejos de ser perfectas, se aventuran valientemente por sendas hasta ahora no transitadas. Gracias a todas esas experiencias descubrimos lo poco que nos diferenciamos y que todas las familias y personas que sentimos este anhelo estamos en el mismo viaje, hacia lo desconocido, hacia el reencuentro con tantas cosas que habíamos perdido.

      Todxs nosotrxs, aunque nos lo digan (o nos lo digamos) poco, somos heroínas y héroes, porque a pesar de lo vivido de niñas o de niños, con una gran mochila todavía a cuestas, a ciegas y en una sociedad patriarcal como la actual, nos empeñamos, día tras día, en reconectar con la mejor versión de nosotrxs mismxs, para así poder ofrecerle a la infancia una realidad distinta.

      En muchos casos es la maternidad o la paternidad la que nos empuja por el acantilado. La que nos invita a ese profundo viaje interior. Son nuestras hijas e hijos quienes nos ponen cara a cara con la niña o el niño que fuimos y nos muestran por dónde fue que nos perdimos en el camino. Es gracias a esas maestras y maestros que muchas de nosotras nos damos la vuelta como un calcetín y crecemos en Amor, del grande, primero por esas criaturas, pero después también por nosotras y por todas las demás.

      En esta segunda edición del libro, además, nos adentramos en un tema que desde siempre me ha parecido un gran reto para esta sociedad: entender la neurodiversidad. Como maestra de educación especial veo que nos queda mucho camino para poder mirar a cada niñx como el ser único y maravilloso que es, sin quedarnos atrapadxs en solamente buscar diagnósticos ni etiquetas que nos alivian, sí, pero que no ven realmente las necesidades ni el valor de cada ser que tenemos delante. Nuestra sociedad, que tiende a desvalorizar lo diferente, está enferma de tanta uniformidad.

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