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Diciembre 14 Vida o muerte

       Diciembre 15 Más de Dios o más del mundo

       Diciembre 16 De muerte a vida

       Diciembre 17 ¿Una obra inconclusa?

       Diciembre 18 Más allá de mis límites

       Diciembre 19 Decisiones definitivas

       Diciembre 20 Una oración por avivamiento

       Diciembre 21 Confrontando el pecado

       Diciembre 22 Le pondrás por nombre Jesús

       Diciembre 23 Un Dios rechazado

       Diciembre 24 Os ha nacido un Salvador

       Diciembre 25 De la eternidad a la eternidad (Feliz Navidad)

       Diciembre 26 Poder para una gran misión

       Diciembre 27 Enviado para sanarte

       Diciembre 28 Tesoros en el cielo

       Diciembre 29 Hasta hoy he sido infeliz, de aquí en adelante no

       Diciembre 30 Anhelos para un nuevo año

       Diciembre 31 Alistándonos para un nuevo comienzo

      Sin duda que como hijos de Dios necesitamos renovar continuamente nuestra consagración al Señor.

      Es fundamental que en nuestros días, podamos reafirmarnos en nuestra fe y buscar tener vidas que le agraden a Dios en medio de una sociedad que lo rechaza de la misma manera que rechaza los valores cristianos.

      Hoy más que nunca se necesitan hombres y mujeres, adultos, jóvenes, niños, personas de todas las edades, razas y lenguas, que testifiquen del poder de Dios y que se propongan hacer una diferencia real en este mundo.

      Y como hijos de Dios hemos comprendido que las armas de nuestra milicia no son carnales sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas (2 Corintios 10:4).

      Es por eso que es tan importante mantenernos día a día cerca de la Palabra de Dios y sus promesas para nuestras vidas.

      Cuando tú y yo comenzamos a vivir en el temor de Dios, cuando comenzamos a buscarle con seriedad absoluta, cuando decidimos que Dios ha de ocupar el lugar primordial sobre nuestras vidas, cuando le permitimos al Espíritu Santo de Dios que sea el que controle nuestras vidas, entonces podemos experimentar vidas llenas de su presencia.

      Este es el tiempo para buscar a Dios, para dejarnos moldear por Él, y dejar que su Espíritu Santo nos transforme, para que la presencia de Dios se haga sentir en cada acto de nuestra vida.

      Debemos ser creyentes que entienden que tienen una misión en el mundo.

      Que Dios nos ha puesto para que seamos luz y que debemos amar a los perdidos con la misma forma de amor que manifestó Jesucristo cuando estaba en este mundo, desarrollando su ministerio.

      La consagración es dar mi vida a Dios para que Él haga Su voluntad en vez de la mía.

      Significa que presente mi cuerpo como un "sacrificio vivo" a Él.

      Los animales que se ofrecían a Dios en el Antiguo Testamento eran matados. Eran sacrificios muertos. Dios no me pide poner mi cuerpo sobre un altar para ser matado.

      En vez de eso, Él pide que me convierta en "sacrificio vivo".

      Esto quiere decir que Él desea que yo viva para Él.

      Dios no quiere que yo le ofrezca mi vida antigua de egoísmo. Es la nueva vida en Cristo la que Dios quiere que le presente.

      Prometo que estaré orando por ti para que no te rindas en la mitad de la jornada.

      El Señor está levantando un pueblo que le represente, un remanente fiel que se mantenga firme aunque los vientos y las tempestades arrecien.

      Por eso Dios te ha escogido a ti para que seas uno de ellos.

      Que Dios bendiga este caminar en tu vida y al final podamos decir todos juntos: El Señor ha estado con nosotros, y nunca nos dejará.

      Bendiciones:

      Pastor Harold

ENERO

      Tarea equivocada

      “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25: 23)

      Un joven estudiante en sus trabajos de finales de cada periodo, estaba apurado porque tenía que entregar muchos proyectos. Pasó muchas noches sin dormir y días y días en la biblioteca escribiendo su trabajo final, hasta que finalmente lo entregó.

      Tres días después los estudiantes recibieron sus tareas corregidas. Él encontró estas palabras de su profesor escritas en rojo: “Excelente investigación, buenas ilustraciones, maravillosa bibliografía. Nota 0…Tarea Equivocada”

      Era algo muy bien desarrollado pero no era lo que se había pedido. Él había gastado horas y horas y todo su esfuerzo para hacer algo que no se le había mandado a realizar.

      ¿Podríamos imaginar la frustración de este joven al observar cómo toda su labor había sido en vano, pues al final los resultados no fueron los esperados?

      Imaginémonos ahora que cuando lleguemos delante del Señor nos diga: Linda casa, gran trabajo, buen bote, lindos carros, gran salario. Nota 0…. Tarea equivocada.

      Una vida malgastada en pos de lo que no se nos había asignado.

      Que simplemente hayamos ocupado nuestra vida en tener muchas cosas, tesoros del mundo que después necesariamente quedarán en manos de otros, y no hayamos hecho tesoros para el cielo.

      ¿Te imaginas cómo será nuestra reacción al saber que ocupamos la única vida que tenemos en hacer cosas que no correspondían con la voluntad de Dios?

      Es posible que en este tiempo te encuentres muy ocupado todos los días esforzándote por lograr una tarea que no se te ha encomendado. Si es así, al final el resultado será terrible pues descubrirás que gastaste lo mejor de tu tiempo y de tu esfuerzo en algo que Dios no mira con agrado.

      Pregúntate en este día: ¿estaré haciendo la tarea equivocada? ¿Estaré escribiendo en las páginas de mi vida una serie de eventos que al final solo me causarán desazón y un sentido de fracaso?

      Revisa

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