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o cualquier otra cosa a que se le pueda culpar.

      Pero la Biblia dice algo completamente diferente. No dice que venimos de la nada, dice que venimos de la mano creativa y poderosa de Dios, creados a su imagen, que estamos llenos de propósitos eternos y tenemos todo el potencial para llegar a hacer las cosas que Dios quiere que hagamos.

      La misma voz que escuchó Eva sigue rondando por las iglesias, por los hogares, trayendo destrucción, trayendo esclavitud, trayendo división, trayendo muerte. Los mismos efectos que causó aquel pecado se siguen viendo en este tiempo y muchos aún siguen aferrados a la serpiente que les susurra a sus oídos que no sirven para nada, que son una piltrafa humana, que más valía que no hubieran nacido, que no hay perdón para sus pecados.

      Mentiras del enemigo. No hay pecado que no pueda ser perdonado, no hay dolor que no pueda ser sanado, no hay cadena que no pueda ser rota, no hay un corazón que no pueda ser restaurado y para eso vino Cristo a este mundo para darnos no solo la vida eterna, sino el amor que viene del cielo, la gracia que nos libera, la paz que sobrepasa todo entendimiento, la luz para que ya no andemos en oscuridad y en tinieblas.

      El problema es que desde ese entonces la gente se anda escondiendo. Se esconden detrás de su trabajo, detrás de la imagen que ponen en Instagram o en Facebook, detrás de su apariencia de fortaleza, detrás de su aparente confianza en sí mismos, porque no quieren que los conozcan como en realidad son. Hoy en día todo se maquilla, las fotos tienen Photoshop, las imágenes que se comparten semejan solo alegría cuando muchos en realidad están vacíos por dentro, porque aún no conocen el camino de liberación y de salvación.

      Pero, ¿quién te dijo eso? ¿Quién te dijo que estabas acabado? ¿Quién te dijo que eres feo? ¿Quién te dijo que eres menos que los demás? ¿Quién te dijo que no eres inteligente? ¿Quién te dijo que no eres capaz? ¿Quién te dijo que eres un inútil?

      ¡La única mentira que puede afectarte es aquella que tú recibes como si fuera verdad!

      La tercera pregunta que Dios le hizo a Adán fue: ¿has comido del árbol que yo te mandé que no comieses?

      Las consecuencias de esta acción las vivimos a diario en este mundo lleno de maldad e injusticia.

      Frente a la libertad que Dios les dio, ellos escogieron tomar la decisión equivocada y esto dio origen a una humanidad que no sabe cómo manejar esa libertad y finalmente se destruye por sus malas decisiones.

      Una sola acción de desobediencia causó que este mundo viva en medio del caos, de crímenes, de guerras, de odios entre hermanos, de racismo, de luchas de poderes, de rebeldía, de toda clase de cosas malas. Por causa de la desobediencia vino la muerte.

      Antes de cometer cualquier pecado, tu corazón ya ha recibido algo equivocado.

      Antes de que Adán y Eva comieran de ese árbol prohibido, la mentira ya había entrado en ellos a partir de las palabras del enemigo encarnado en una serpiente.

      No van a morir, les dijo el enemigo. Dios sabe que si comen de ese árbol, serán como Dios, sabiendo el bien y el mal.

      Cuando la mentira entró en el corazón de ellos, el pecado fue solamente la consecuencia.

      El enemigo les está diciendo directamente: ustedes no pueden creer en lo que Dios les está diciendo, les está mintiendo. Créanme a mí.

      Esto es impactante porque ellos le creyeron a la serpiente.

      Siglos más tarde vino desde los cielos el Hijo de Dios encarnado y a Él no le creyeron. A lo suyo vino y los suyos no le recibieron.

      Le creyeron a un demonio encarnado en una serpiente y no le creyeron a Dios encarnado en un hombre.

      ¿No es eso lo que sigue sucediendo hoy en día?

      ¿No es que acaso la humanidad le sigue creyendo más al padre de mentira que al Padre de los cielos?

      Las mentiras del enemigo hacen que la gente se crea todo eso, porque sabe que si no le creen al enemigo, le creerán al Dios Altísimo y le adorarán sin cesar, porque Él sí merece toda la adoración y la gloria.

      Así que escucha bien, entonces:

      La primera pregunta: ¿Dónde estás tú?, tiene que ver con tu estado espiritual.

      ¿Dónde te encuentras espiritualmente hablando? ¿Aun estás perdido?

      La segunda pregunta: ¿quién te dijo?, tiene que ver con las mentiras que recibes.

      La tercera pregunta: ¿Comiste del árbol?, tiene que ver con la forma en que has usado tu libertad para hacer lo que no deberías.

      Así que estamos perdidos, escuchamos las mentiras y usamos mal la libertad. ¡Alguien tiene que darnos una respuesta para todo esto, alguien tiene que hacerlo!

      La respuesta vendría siglos después a través de Jesucristo, Él es la respuesta para cada una de las preguntas que surgieron desde el paraíso.

      ¿Dónde estás tú, Adán? ¿Estás perdido? Déjame decirte: Yo soy el camino.

      ¿Quién te dijo? ¿Has escuchado esas mentiras? Déjame decirte: Yo soy la verdad.

      ¿Comiste de ese árbol? ¿El pecado te ha traído a la muerte? Déjame decirte: Yo soy la vida.

      ¡Yo soy la respuesta para cada pregunta!

      Solo Jesús es la respuesta que necesitamos, solo Él es quien puede llevarnos de muerte a vida.

      Solo Él puede llevarnos por el camino de salvación. Solo Él puede darnos vida eterna.

      ¿Has encontrado la respuesta? ¿Ahora sí sabes quién es Aquel que encarna toda verdad?

      Él es el camino, la verdad y la vida y nadie va de regreso a la casa del Padre, si no es a través de Él.

      Estábamos completamente perdidos; es más, la Biblia nos dice que estábamos muertos, pero Jesús nos halló, nos tomó de su mano y nos llevó de nuevo al camino que se había perdido desde la caída.

      ¡Sí hay un camino, y ese camino se llama Jesucristo!

      Tú no te puedes encontrar a ti mismo, tú no te puedes salvar a ti mismo, tú no puedes hallar el camino, a no ser que el mismo camino te encuentre a ti.

      Y yo que pensé que teníamos que buscar ese camino, sin saber que fue el camino el que me encontró a mí.

      Jesús es la respuesta a cada pregunta que la humanidad ha tenido desde la caída.

      ¡Sí, la humanidad tiene ahora una respuesta!

      El Señor dijo: Yo soy el camino. El único camino. Nadie viene al Padre si no es por mí.

      Hay muchos caminos diferentes. Unos cómodos y otros no muy cómodos, pero el único camino verdadero es Jesucristo.

      Hay una sola voz que viene del cielo. Ningún fundador de otra religión se sentará en el Trono de Dios para juzgar. Solamente Jesucristo está sentado a la diestra de Dios Padre y desde allí se escucha su voz.

      Hay agua viva que calma tu sed para siempre, hay pan de vida que sacia tu hambre para siempre, hay siempre algo del cielo que cambia tu vida, no vivas solo en lo pasajero, aprende desde ahora a meterte en la eternidad del Único y verdadero Dios.

      Sí, este es el evangelio, estas son las buenas nuevas que transforman el alma humana. La iglesia proclama estas verdades. Para eso estamos aquí, para ser transformados por ese poder.

      “En ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4.12).

      Solo el evangelio de Cristo es poder de Dios para salvación.

      Ese es el evangelio, esa es la buena noticia de Dios para su pueblo, que puedan ser abiertos sus ojos para que vean a Cristo, que encuentren perdón de pecados en Cristo, y vida totalmente nueva en Él. Que puedan ver claramente la obra de Dios en sus vidas, que sepan cuán terrible es el pecado, y experimenten en sus propias vidas cuán grande

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