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Pinceladas del amor divino. Erna Alvarado Poblete
Читать онлайн.Название Pinceladas del amor divino
Год выпуска 0
isbn 9789877982817
Автор произведения Erna Alvarado Poblete
Жанр Документальная литература
Серия Lecturas devocionales
Издательство Bookwire
De existir alguna diferencia entre la inteligencia del hombre y la de la mujer, tendría que ver con el tipo de inteligencia que tenemos, no con el hecho de tenerla o no. Investigaciones científicas sugieren que, en los varones, predomina la inteligencia racional, mientras que, en las mujeres, la emocional. En otras palabras: ambos somos inteligentes, cada uno a su manera.
Saber escoger, decidir y resolver es la expresión máxima de inteligencia; para ello, necesitas desarrollar tus facultades emocionales, intelectuales y espirituales. En la Palabra de Dios, el discernimiento es sinónimo de inteligencia.
Cuando yo era niña, muchas veces vi a mi padre usar un cernidor, que es una herramienta artesanal para separar la paja del grano de trigo. La paja se la llevaba el viento, mientras que el grano limpio iba al granero, para después convertirse en nuestro preciado alimento.
¿Quieres ser inteligente, en el verdadero sentido de la palabra? Capacítate con la lectura de la Biblia. De ahí derivará tu capacidad de discernir entre el bien y el mal, entre lo puro y lo impuro, entre lo santo y lo profano. La inteligencia se ejercita cuando desarrollas conciencia propia, que es la capacidad de “darte cuenta” y analizar todo lo que recibes del exterior, para quedarte con lo que está en armonía con los valores del Evangelio.
Hoy, antes de iniciar tus actividades, pide al Señor inteligencia para tomar decisiones que lo honren y edifiquen tu vida para el Cielo. El Espíritu Santo dice: “No olvides mis enseñanzas, hijo mío; guarda en tu memoria mis mandamientos, y tendrás una vida larga y llena de felicidad” (Prov. 3:1, 2).
6 de marzo
Mujer, eres libre
“Y a mí, que estoy pobre y afligido, Dios mío, ¡ven pronto a ayudarme! Tú eres quien me ayuda y me liberta; ¡no te tardes, Señor!” (Sal. 70:5).
Mujer, ¡eres libre!, es el título de un hermoso libro escrito por T. D. Jakes. En él se hace referencia a la guerra que nosotras sostenemos contra Satanás para librarnos de las cadenas del pecado. Dios es libertad y nos creó libres. Nuestro Dios pudo enderezar la espalda de una mujer que estaba destinada a vivir mirando al suelo; “las primeras palabras de Jesús para esta mujer no fueron una recomendación para que hiciera terapia, sino que impartió una orden: ‘Mujer, eres libre de tu enfermedad’ (Luc. 13:12, 13). Puso las manos sobre ella, y ella se enderezó al momento y glorificaba a Dios” (p. 13).
Aún recuerdo cuando la vi entrar por el pasillo de la iglesia, mientras yo daba un mensaje a las damas. Se sentó nerviosa en los primeros asientos y se dispuso a escuchar. Sus ojos estaban rojos, su cabeza sin cabello, su ropa desaliñada y sucia. Sin embargo, fue nuestra “visita estrella”, pues no faltó a ninguna de las reuniones. Una de las tardes, bajo un árbol, escuché su historia. Víctima de abuso sexual, había abandonado su casa siendo apenas una niña, para vagabundear con personas que la introdujeron al mundo del alcohol, las drogas y la promiscuidad. Me fui de aquel lugar dejando un compromiso en las hermanas de la iglesia para que cuidaran de ella.
Varios años después, fui yo quien se sentó en los primeros asientos para escuchar la bienvenida que en ese momento daba la directora de la Escuela Sabática. Escuché su voz, miré sus ojos y recuperé una imagen casi perdida en el recuerdo. ¡Era ella! Ahora era una mujer libre. Dios rompió sus cadenas; le dio una nueva imagen y una nueva visión de sí misma. Dejó de ser esclava para vivir como hija de Dios.
Mujer, Dios te hizo libre; tus traumas, desilusiones y fracasos quizá te paralizan y te hacen repetir: “No soy nadie, Dios se ha olvidado de mí”. Levanta tus manos al cielo, clama gracia divina y tus cadenas caerán ante tus ojos y ante los que te observan. Ten ánimo, eres hija de Dios y no esclava de Satanás. Enderézate y exclama: “El poder del Señor alcanzó la victoria! ¡No moriré, sino que he de vivir para contar lo que el Señor ha hecho!” (Sal. 118:16, 17).
7 de marzo
La fuerza de voluntad: el principio del éxito
“Dios no nos ha dado un espíritu de temor, sino un espíritu de poder, de amor y de buen juicio” (2 Tim. 1:7).
La fuerza de voluntad es el impulso que nos mueve hacia un objetivo. Quien la desarrolla, persevera, se esfuerza, invierte tiempo y dedicación en la prosecución de sus metas; y las alcanza.
La nadadora mexicana Mariel Hawley cruzó el canal de la Mancha en las condiciones más adversas. La competencia requería que los participantes nadaran con un traje de baño convencional, desafiando las bajas temperaturas, los fuertes vientos y la marea. Hizo el recorrido de 33 kilómetros con un promedio de 67 brazadas por minuto. Esta increíble hazaña fue con un objetivo: recaudar fondos para que niños mexicanos con labio y paladar hendido tuvieran acceso a una cirugía. Indudablemente, necesitó sobreponerse al cansancio, al frío, a la deshidratación y, por momentos, al desánimo.
En una sociedad donde muchos buscan hacer las cosas fáciles y rápidas, la fuerza de voluntad parece una virtud perdida y poco apreciada. Muchos inician un proyecto y, al poco tiempo, lo abandonan, arguyendo que las condiciones no se dieron. ¿Sabes qué? Cuando las condiciones no se dan, hay que crearlas. Así lo hizo Josué cuando fue llamado por Dios para llevar a su pueblo a la Canaán terrenal; fue la fuerza de voluntad lo que impulsó a Ester a presentarse ante el rey Asuero, bajo el lema: “Y si me matan, que me maten” (Est. 4:16); el joven pastor de Israel, David, se sentó en el trono después de pasar un sinfín de penurias. Fueron todos ellos jóvenes exitosos, que supieron reconocer que Dios era la fuente de su fortaleza y su voluntad.
Es tiempo de matar a los gigantes que obstruyen tu camino al éxito. Dios te hizo para cosas grandes, que lograrás con trabajo y en el nombre de Jesucristo. La pereza y el miedo a las dificultades son lastres que detienen tu ascenso a la “galería” de heroínas de la fe. Las palabras dichas a Josué son también para ti: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas” (Jos. 1:9, RVR 95).
Estudiar una carrera, emprender un negocio, desarrollar un talento, es posible para aquellas que, con voluntad fortalecida en el nombre de Cristo, van hacia adelante y no se quedan varadas en la indecisión.
8 de marzo
No te quedes en el problema; busca soluciones
“Llámame y te responderé, y te anunciaré cosas grandes y misteriosas que tú ignoras” (Jer. 33:3).
Mientras realizaba un recorrido por un mercado de artesanías mexicanas, me sorprendí al ver muchas prendas femeninas de ropa y accesorios, como zapatos, bolsos, carteras y blusas, adornadas con imágenes de Frida Kahlo. Debo reconocer que compré uno que otro de esos objetos, pues mostraban gran colorido y belleza. Muchas otras personas también los adquirieron; supongo que lo hicieron más por lo hermoso de los diseños que por rendir homenaje a esta mujer, de la que muchos sabemos muy poco. Quizá lo que más conocemos acerca de ella es que fue una pintora mexicana de renombre. La mayoría de sus obras fueron autorretratos pintados con intensos colores; sin embargo, también con reflejos de tristeza y dolor.
La tristeza y el dolor de Frida Kahlo posiblemente emanaban de los desaciertos a los que la vida la arrastró. Muy pequeña, con apenas seis años de edad, contrajo una poliomielitis que le dejó secuelas permanentes en una de sus piernas, que siempre cubría con amplias faldas largas. Aunque recuperó su capacidad de caminar, su vida estuvo marcada por el dolor extremo y el profundo sufrimiento. Aun con todo, Frida Kahlo encontró una manera de trascender. Realmente no se quedó paralizada en su pésima situación de salud, sino que encontró en la pintura una forma de expresarse y de ir más allá de su dolor e infortunio personales. Qué lección de vida tan impresionante para nosotras.
Llorar, quejarnos y buscar culpables es lo que muchas hacemos frente a los problemas que tenemos, quedándonos emocionalmente estancadas en lo que llamamos “mala