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yerra al identificar al trabajo asalariado como la única forma de generar plusvalía, y aún más, no toma en cuenta la posición que ocupa esa área geográfica en la que no prevalece el trabajo asalariado en la economía-mundo capitalista. Así se hace caso omiso de la única unidad de análisis pertinente y relevante, esto es, la economía-mundo capitalista.

      La “financialización” de la economía

      Cuando el aumento constante de todos los costos comprendidos en el desarrollo, establecimiento y protección de productos cuasimonopolizados es tan alto que ya no es posible mantener la incesante acumulación de capital, los capitalistas transfieren la búsqueda de capital de la esfera de la producción a la esfera financiera.

      El propósito es prestar dinero exigiendo el pago del préstamo mediante considerables intereses. Los endeudamientos más beneficiosos para los prestamistas son aquellos en los cuales el deudor se sobreendeuda y, por lo tanto, sólo es capaz de pagar los intereses, pero no el capital. Esto conduce a una ganancia siempre creciente para el prestamista, hasta que el deudor cae en bancarrota. Es importante considerar, según Wallerstein, que esta economía financiera no crea un valor nuevo, menos aún un nuevo capital. Ella sólo relocaliza el capital existente. Lo que más le interesa es que siempre aparezcan nuevos deudores que reemplacen a aquellos que cayeron en la bancarrota. Este tipo de economía tiene importantes efectos en el “funcionamiento normal” del sistema capitalista, ya que puede agotar la demanda efectiva por nuevos productos. Esto es lo que se ha llamado la “financialización” de la economía, aunque podríamos decir de forma más correcta que se trata de la búsqueda del lucro a través de la manipulación financiera, lo que conocemos como especulación. La economía especulativa requiere de un permanente y variado aliento al aumento del consumo a través del endeudamiento.

      Otro caso importante fue el endeudamiento de las grandes corporaciones, que a comienzos de la década del ochenta comenzaron a emitir los “bonos basura” como un medio para solucionar los problemas de liquidez. Esto estimuló a su vez la voracidad de varios grupos de inversionistas que hicieron su fortuna despojando a las empresas de sus valores reales.

      Los comienzos de la década del noventa representan un nuevo episodio de endeudamiento, pero en este caso se trata de individuos que comenzaron a hacer un uso muy extensivo de las tarjetas de crédito para luego invertirlos en la compra de propiedades.

      Durante la primera década del siglo xxi, se observó en Estados Unidos el endeudamiento del Gobierno como consecuencia del alto costo de la guerra y la gran reducción de sus ingresos tributarios. El colapso del mercado de bienes inmuebles en Estados Unidos obligó al Estado a asumir medidas de rescate de los bancos mediante la impresión de papel moneda. Algo semejante ocurrió en distintos países de Occidente, lo cual impulsó la aplicación de políticas de austeridad para reducir la deuda de los Estados y esto redujo aún más la demanda efectiva de la población.

      Otro hecho importante que ocurrió en la primera década del siglo xxi fue la relocalización de la apropiación del capital en los países emergentes, notablemente, Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (brics).

      Fase caótica y de desequilibrios conducentes

      a un proceso de bifurcación histórica

      Del análisis precedente se puede concluir que la economía-mundo capitalista estaría ingresando en una fase caótica y de desequilibrios conducentes a un proceso de bifurcación histórica, ya que las condiciones necesarias para la incesante acumulación de capital habrían alcanzado sus límites estructurales.

      Después de 500 años de vida, el sistema no puede sustentarse más en la existencia de cuasimonopolios, resistirse al alza permanente de los costos de la producción debido a la capacidad de los trabajadores para seguir demandando aumentos salariales y beneficios sociales conforme al creciente avance del proceso de democratización.

      Los productores tampoco pueden seguir externalizando los costos de los insumos materiales de la producción a las zonas de bajos ingresos y resignarse a asumir su internalización.

      Basado en todas estas consideraciones, Wallerstein sostiene que precisamente debido a la crisis estructural descrita, los capitalistas pueden considerar que el capitalismo ha dejado de ser ventajoso para ellos.

      El declive de Estados Unidos

      como potencia hegemónica

      Innovación tecnológica y organizacional

      como bases del liderazgo económico

      Una característica importante que se revela en la larga evolución del capitalismo es el conflicto entre las potencias centrales por el logro de una posición hegemónica entre la pluralidad de Estados que conforman la superestructura política del sistema económico. Esa posición es considerada como una condición necesaria para favorecer el desarrollo, establecimiento y protección de las industrias de punta de productos cuasimonopolizados. La hegemonía rompe relativamente el balance y los grandes poderes logran imponer sus reglas en las arenas políticas, económicas, militares y aun culturales.

      La base material del poder hegemónico surge de la capacidad de las empresas domiciliadas en el Estado hegemónico para poder operar más eficientemente en el proceso productivo. El liderazgo económico basado en innovaciones en los procesos tecnológicos, organización del capital y del trabajo ocurre en este orden de sucesión: producción agroindustrial, comercio y finanzas.

      Desarrollo del poder militar

      y

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