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continúan empleados los salarios suban. La caída del salario en una zona puede corresponder a un aumento en otras. El lanzamiento de nuevos tipos de empresas, puede causar grandes ganancias a aquellos que consigan un quasi–monopolio transitorio, pero esto puede ser una catástrofe para otros empresarios. El desarrollo de un país semiperiférico puede significar un aumento real en las condiciones de vida de sus habitantes pero traer consigo una declinación en otras partes del mundo”4.

      Cuando la continua alternancia entre ciclos A y B implique un agotamiento de las fuentes de acumulación de capital, como se verá más adelante, el sistema empezará a experimentar severas oscilaciones hasta situarse en un punto de bifurcación histórica, iniciándose así el tránsito de un tipo de estructura a otra u otras, lo cual ocurre en lo que se ha denominado longue durée. Este proceso es irreversible y su resultado, incierto.

      Pese a las medidas anteriores, los cuasimonopolios tienden a autoliquidarse durante el transcurso del tiempo, debido a las acciones iniciadas por otros productores que procuran entrar en un mercado altamente rentable. Para esto, pueden copiar o duplicar la tecnología que permite la innovación incorporada en los productos cuasimonopolizados y usar distintas medidas de carácter geopolítico para amenazar a las potencias hegemónicas protectoras de sus propios productos cuasimonopolizados, o pueden movilizar los sentimientos antimonopólicos.

      Maximización de ganancias y reducción de costos

      A fin de aumentar sustancialmente la tasa de acumulación de capital, los productores necesitan, además del establecimiento de cuasimonopolios, elevar las diferencias entre los precios de ventas y los costos de producción. El objetivo, en este sentido, es reducir los salarios del personal conformado por trabajadores con distintos grados de calificación, supervisores y altos ejecutivos, los costos de las materias primas, la infraestructura relativa al transporte y a las comunicaciones y la eliminación de residuos tóxicos.

      Los intentos de reducir los salarios y beneficios de los trabajadores son resistidos firmemente mediante paralizaciones y huelgas. Pero como estas medidas pueden ser muy perjudiciales para la mantención de altas utilidades, los productores se ven obligados a negociar con sus trabajadores o a trasladar sus industrias de los locales centrales a otras partes del mundo donde los costos son inferiores. Se trata entonces de una relocalización de las industrias en las periferias de la economía-mundo capitalista. La relocalización de la producción es, sin embargo, una medida que puede resultar ineficaz después de que los trabajadores de estas zonas consiguen organizarse sindicalmente, proceso que puede estimarse aproximadamente en cerca de tres décadas.

      Los otros costos relacionados con los insumos materiales de la producción son asumidos por toda la población y el Estado. También el Estado se hace cargo de otros costos, como los comprendidos en ciencia y tecnología.

      Empleo de unidades domésticas y trabajadores asalariados

      Con respecto a la reducción de los costos salariales, una estrategia utilizada durante la evolución del capitalismo que merece destacarse consiste en el empleo de personas que forman parte de unidades domésticas y cuyo costo es inferior al de los asalariados formalmente insertos en el mercado laboral. Se trata de todas aquellas personas que de hecho están incorporadas a la población económicamente activa, pero que las estadísticas oficiales no cubren de modo adecuado: mujeres, adultos jóvenes y ancianos. Cuando los estudios de la evolución del capitalismo se centran sólo en el empleo del trabajo asalariado, se ignora la importancia de las unidades domésticas, que representan estructuras relativamente estables de ingresos y gastos de la que forman parte varias personas vinculadas por relaciones de parentesco

      Otro aspecto que no suele considerarse es que las unidades domésticas no sólo generan sus ingresos de aquellos miembros incorporados al mercado laboral, sino que también de otras fuentes, entre las que sobresalen

      las actividades de subsistencia, la pequeña producción mercantil, rentas procedentes de alguna forma de propiedad y las transferencias privadas o públicas.

      Wallerstein distingue entre unidades domésticas proletarias y semiproletarias, de acuerdo a la proporción de los ingresos originados en el trabajo asalariado en comparación con las otras fuentes de ingreso. Cuando estos proceden mayoritariamente de los salarios, estamos en presencia del primer tipo de unidad doméstica. En las unidades semiproletarias, en cambio, predominan las otras fuentes de ingreso.

      Como en el sistema capitalista el costo de la mano de obra asalariada es mayor que el empleo procedente de las unidades semiproletarias, los empleadores prefieren recurrir a estas últimas. Esto ha condicionado un lento crecimiento del número de la fuerza laboral constituida por los asalariados. Sin embargo, en la longue durée los capitalistas no pueden prescindir de los trabajadores asalariados, no sólo porque son necesarios para la producción de mercancías, sino también porque el capitalismo no podría sobrevivir sin una importante base de demanda efectiva de las mercancías producidas.

      Repito,

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