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escritos elaborados a comienzos del siglo xx. Véase la introducción de Gil Villegas a Max Weber, La ética protestante y el espíritu del capitalismo (México: Fondo de Cultura Económica, 2008).

      49 Weber, La ética protestante, 287.

      50 Polanyi, La gran transformación, 147.

      51 Ibíd., 147-149.

      52 Ibídem.

      53 Ibíd., 148.

      54 Ibíd., 148-149.

      55 Ibid., 17-18.

      56 Wallerstein et al., “Getting Real”, 191.

      57 Wallerstein et al., “The Next Big Turn”, 1-2.

      II

      Immanuel Wallerstein:

      Crisis de la economía-mundo capitalista

      y bifurcación histórica

      Cuando el capitalismo pierde sus competencias para seguir reproduciendo los factores condicionantes de la incesante acumulación de capital, esto es su razón de ser, puede esperarse su ingreso a una fase caótica y de desequilibrios conducentes a un proceso de bifurcación histórica.

      La incesante acumulación de capital

      Descarta así otras condiciones: primero, la existencia del trabajo asalariado, porque ha existido por miles de años antes del sistema-mundo moderno y porque hoy hay más trabajo no asalariado que asalariado; segundo, la producción para lucrar, porque ha existido por miles de años, aunque nunca llegó a ser la realidad dominante en ningún sistema histórico; tercero, la existencia del “mercado libre”, porque nunca ha existido como institución libre de la regulación estatal, al contrario, el capitalismo es impensable sin la intervención del Estado y la creación de cuasimonopolios.

      Es en este marco conceptual en el cual se inscribe su análisis de la declinación del poder hegemónico de Estados Unidos, lo que estaría ocurriendo en medio de un desmoronamiento de la economía-mundo capitalista; y es una novedad en la evolución secular de dicha economía-mundo, porque no ocurrió en el caso de la hegemonía de Holanda en el siglo xvii y del Reino Unido en el siglo xix.

      Este desmoronamiento está condicionado por el agotamiento de las fuentes de acumulación del capital que permiten mantener la esencia del sistema. Como ya se ha dicho, esto es la incesante acumulación de capital para seguir acumulando capital. En el agotamiento de las fuentes de acumulación hay que destacar: primero, el aumento del nivel de los salarios reales, proceso determinado por la fortaleza de la organización sindical y política de los trabajadores; segundo, el aumento de los costos de los insumos materiales, entre los que deben incluirse la descontaminación y la reducción de los desequilibrios ecológicos; tercero, la pérdida de legitimidad de las zonas centrales del sistema para seguir manteniendo cuasimonopolios y externalizar los costos destacados anteriormente; cuarto, la incapacidad de controlar la ola democratizadora que caracteriza a nuestro mundo.

      En las siguientes secciones nos concentraremos en el análisis de los factores condicionantes de la acumulación de capital, el declive del poder hegemónico de Estados Unidos y la crisis global, las contradicciones entre acumulación de capital y democratización y la caída de la geocultura liberal que ha servido de sustento a la economía-mundo capitalista.

      Factores condicionantes de la incesante acumulación de capital

      Si la economía-mundo capitalista —en cuanto estructura que responde a la racionalidad dictada por la incesante búsqueda de acumulación— goza de estabilidad, también en cuanto sistema histórico tiene un ciclo de vida dependiente de su capacidad para mantener las condiciones necesarias para la incesante acumulación de capital.

      Entre los factores condicionantes de la incesante acumulación de capital durante la longue durée hay que resaltar los siguientes: primero, el establecimiento de cuasimonopolios; segundo, la reducción de los costos salariales y de los insumos materiales, a los que hay que incluir la descontaminación y el control de los desequilibrios ecológicos; tercero, el alza constante de la tributación privada. Dichos factores establecen límites estructurales a la capacidad de la empresa para acumular capital. Analicemos ahora sumariamente estos factores.

      Cuasimonopolios en industrias de punta

      Con el objeto de acumular significativas cantidades de capital, los productores dependen de la existencia de cuasimonopolios. De esta forma, pueden vender sus productos a precios muy superiores a los que corresponderían de acuerdo a los costos de producción.

      En sistemas realmente competitivos, con un libre flujo de todos los factores de producción, cualquier comprador puede encontrar vendedores dispuestos a vender sus productos a precios aún inferiores a los de sus competidores. La obtención de ganancias reales requiere limitar el mercado libre y esto es lo que constituye un cuasimonopolio.

      Hay que tener en cuenta también que el cuasimonopolio debe comprender productos que constituyan una innovación, o que puedan llegar a ser una innovación de interés para un amplio número de compradores. Debido a la alta rentabilidad e importancia económica de las industrias que elaboran los productos cuasimonopolizados, estas gozan del calificativo de “industrias de punta”. Los productos cuasimonopolizados, junto con los procesos que su producción supone y las repercusiones en otros sectores, alcanzan una alta proporción de la actividad económica de la economía-mundo. Por estas razones, su impacto en la expansión del crecimiento y en el aumento del empleo es muy considerable y son característicos de las fases A expansivas de los ciclos Kondrátieff. Esto no significa que en todas las zonas del sistema-mundo ocurra exactamente lo mismo, porque siempre hay algunos grupos que pueden ser más favorecidos.

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