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fali, aunque quife facar algunos conmigo, por ir en compañia, los quales no quifieron falir, diciendo, que hacia mucha Agua, i frio, i la Villa eftaba mui lexos, que otro dia, que era Domingo, faldrian, con el aiuda de Dios, à oìr Mifa. A vna hora, defpues de Yo falido, la Mar començò à venir mui brava, i el Norte fue tan recio, que ni los Bateles ofaron falir à Tierra, ni pudieron dàr en ninguna manera con los Navios al travès, por fer el viento por la Proa; de fuerte, que con mui gran trabajo, con dos tiempos contrarios, i mucha Agua que hacia, eftuvieron aquel dia, i el Domingo, hafta la noche. A efta hora, el Agua, i la Tempeftad, començò à crefcer tanto, que no menos Tormenta havia en el Pueblo, que en la Mar, porque todas las Cafas, i Iglefias fe caieron, i era necefario que anduviefemos fiete, ò ocho Hombres abraçados vnos con otros, para podernos amparar, que el viento no nos llevafe; i andando entre los Arboles, no menos temor teniamos de ellos, que de las Cafas, porque como ellos tambien caìan, no nos matafen debaxo. En efta tempeftad, i peligro, anduvimos toda la noche, fin hallar parte, ni lugar, donde media hora pudiefemos eftàr feguros.

      Andando en efto, oìmos toda la noche, efpecialmente defde el medio de ella, mucho eftruendo, i grande ruido de voces, i gran fonido de Cafcaveles, i de Flautas, i Tamborinos, i otros Inftrumentos, que duraron hafta la mañana, que la Tormenta cesò. En eftas Partes nunca otra cofa tan medrofa fe viò: Yo hice vna probança de ello, cuio Teftimonio embiè à V. Mag. El Lunes por la mañana baxamos al Puerto, i no hallamos los Navios: vimos las Boias de ellos en el Agua, adonde conofcimos fer perdidos, i anduvimos por la Cofta, por vèr fi hallariamos alguna cofa de ellos; i como ninguno hallafemos, metimonos por los Montes, i andando por ellos vn quarto de Legua de Agua, hallamos la Barquilla de vn Navio puefta fobre vnos Arboles: i diez Leguas de alli, por la Cofta, fe hallaron dos Perfonas de mi Navio, i ciertas tapas de Caxas, i las Perfonas tan desfiguradas de los golpes de las peñas, que no fe podian conofcer: hallaronfe tambien vna Capa, i vna Colcha hecha pedaços, i ninguna otra cofa parefciò. Perdieronfe en los Navios fesenta Perfonas, i veinte Caballos. Los que havian falido à Tierra, el dia que los Navios alli llegaron, que ferian hafta treinta, quedaron de los que en ambos Navios havia. Afi eftuvimos algunos dias, con mucho trabajo, i necefidad, porque la provifion, i mantenimientos, que el Pueblo tenia, fe perdieron, i algunos Ganados: la Tierra quedò tal, que era gran laftima verla: caìdos los Arboles, quemados los Montes, todos fin hojas, ni ierva. Afi pafamos, hafta cinco dias del Mes de Noviembre, que llegò el Governador con fus quatro Navios, que tambien havian pafado gran Tormenta, i tambien havian efcapado, por haverfe metido con tiempo en parte fegura. La Gente, que en ellos traìa, i la que alli hallò, eftaban tan atemoriçados de lo pafado, que temian mucho tornarfe à embarcar en Invierno; i rogaron al Governador, que lo pafafe alli; i èl, vifta fu voluntad, i la de los Vecinos, invernò alli. Diome à mi cargo de los Navios, i de la Gente, para que me fuefe con ellos à invernar al Puerto de Xagua, que es doce Leguas de alli, donde eftuve hafta veinte dias del Mes de Hebrero.

       CAP. II. Como el Governador veno al Puerto de Xagua, i truxo configo à vn Piloto.

      En efte tiempo llegò alli el Governador con vn Vergantin, que en la Trinidad comprò, i traìa configo vn Piloto, que fe llamaba Miruelo: havialo tomado, porque decia, que fabia, i havia eftado en el Rio de las Palmas, i era mui buen Piloto de toda la Cofta del Norte. Dexaba tambien comprado otro Navio en la Cofta de la Habana, en el qual quedaba por Capitan Alvaro de la Cerda, con quarenta Hombres, i doce de Caballo; i dos dias defpues que llegò el Governador, fe embarcò, i la Gente que llevaba eran quatrocientos Hombres, i ochenta Caballos, en quatro Navios; i vn Vergantin. El Piloto, que de nuevo haviamos tomado, metiò los Navios por los Baxìos, que dicen de Carnarreo, de manera, que otro dia dimos en feco, i afi eftuvimos quince dias, tocando muchas veces las Quillas de los Navios en feco: al cabo de los quales, vna Tormenta del Sur metiò tanta Agua en los Baxìos, que podimos falir, aunque no fin mucho peligro: Partidos de aqui, i llegados à Guaniguanico, nos tomò otra Tormenta, que eftuvimos à tiempo de perdernos. A Cabo de Corrientes tuvimos otra, donde eftuvimos tres dias. Pafados eftos, doblamos el Cabo de Sant Anton, i anduvimos con tiempo contrario, hafta llegar à doce Leguas de la Habana; i eftando otro dia para entrar en ella, nos tomò vn tiempo de Sur, que nos apartò de la Tierra, i atravefamos por la Cofta de la Florida, i llegamos à la Tierra, Martes, doce dias del Mes de Abril, i fuimos cofteando la via de la Florida: i Jueves Santo furgimos en la mifma Cofta, en la boca de vna Baìa, al cabo de la qual vimos ciertas Cafas, i Habitaciones de Indios.

       CAP. III. Como llegamos à la Florida.

      En efte mifmo dia faliò el Contador Alonfo Enriquez, i fe pufo en vna Isla, que eftà en la mifma Baìa, i llamò à los Indios, los quales vinieron, i eftuvieron con èl buen pedaço de tiempo, i por via de refcate le dieron Pefcado, i algunos pedaços de carne de Venado. Otro dia figuiente, que era Viernes Santo, el Governador fe defembarcò con la mas Gente, que en los Bateles que traìa, pudo facar; i como llegamos à los Buhìos, ò Cafas, que haviamos vifto de los Indios, hallamòslas defamparadas, i folas, porque la Gente fe havia ido aquella noche en fus Canoas. El vno de aquellos Buhìos era mui grande, que cabrian en èl mas de trecientas Perfonas: los otros eran mas pequeños, i hallamos alli vna Sonaja de Oro, entre las Redes. Otro dia el Governador levantò Pendones por V. Mag. i tomò la pofefion de la Tierra en fu Real Nombre, prefentò fus Provifiones, i fue obedefcido por Governador, còmo V. Mag. lo mandaba. Afimifmo prefentamos nofotros las nueftras ante èl, i èl las obedefciò, como en ellas fe contenia. Luego mandò, que toda la otra Gente defembarcafe, i los Caballos que havian quedado, que no eran mas de quarenta i dos, porque los demàs, con las grandes Tormentas, i mucho tiempo que havian andado por la Mar, eran muertos: i eftos pocos que quedaron eftaban tan flacos, i fatigados, que por el prefente poco provecho podiamos tener de ellos. Otro dia los Indios de aquel Pueblo vinieron à nofotros, i aunque nos hablaron, como nofotros no teniamos Lengua, no los entendiamos: mas hacian nos muchas feñas, i amenaças, i nos parefciò, que nos decian, que nos fuefemos de la Tierra; i con efto nos dexaron, fin que nos hiciefen ningun impedimento, i ellos fe fueron.

       CAP. IV. Como entramos Por la Tierra.

      Otro dia adelante, el Governador acordò de entrar por la Tierra, por defcubrirla, i vèr lo que en ella havia. Fuimonos con èl, el Comifario, i el Veedor, i Yo, con quarenta Hombres, i entre ellos feis de Caballo, de los quales poco nos podiamos aprovechar. Llevamos la via del Norte; hafta que à hora de Vifperas llegamos à vna Baìa mui grande, que nos parefciò que entraba mucho por la Tierra, quedamos alli aquella noche, i otro dia nos bolvimos donde los Navios, i Gente eftaban. El Governador mandò, que el Vergantin fuefe cofteando la via de la Florida, i bufcafe el Puerto, que Miruelo el Piloto havia dicho que fabia: mas ià èl lo havia errado, i no fabia en què parte eftabamos, ni adonde era el Puerto; i fuele mandado al Vergantin, que fi no lo hallafe, travefafe à la Habana, i bufcafe el Navio, que Alvaro de la Cerda tenia, i tomados algunos Baftimentos, nos viniefen à bufcar. Partido el Vergantin, tornamos à entrar en la Tierra los mifmos que primero, con alguna Gente mas, i cofteamos la Baìa, que haviamos hallado: i andadas quatro Leguas, tomamos quatro Indios, i moftramosles Maìz, para vèr fi lo conofcian, porque hafta entonces no haviamos vifto feñal de èl. Ellos nos dixeron, que nos llevarian donde lo havia, i afi nos llevaron à fu Pueblo, que es al Cabo de la Baìa, cerca de alli, i en èl nos moftraron vn poco de Maìz, que aun no eftaba para cogerfe. Alli hallamos muchas Caxas de Mercaderes de Caftilla, i en cada vna de ellas eftaba vn cuerpo de Hombre muerto, i los cuerpos cubiertos con vnos Cueros de Venados, pintados. Al Comifario le parefciò, que efto era efpecie de idolatrìa, i quemò las Caxas con los cuerpos. Hallamos tambien pedaços de Lienço, i de Paño, i Penachos, que parefcian de la Nueva Efpaña: hallamos tambien mueftras de Oro. Por feñas preguntamos à los Indios, de adonde havian havido aquellas cofas? Señalaron nos, que mui lexos de alli havia vna Provincia, que fe decia Apalache, en la qual havia mucho Oro, i hacian feña de haver mui gran cantidad de todo lo que nofotros eftimamos en algo. Decian, que en Apalache havia mucho, i tomando aquellos Indios por Guia, partimos de alli: i andadas diez, ò doce Leguas, hallamos otro Pueblo de quince Cafas, donde havia buen pedaço de Maìz fembrado, que ià eftaba para cogerfe, i tambien hallamos alguno, que eftaba ià feco; i defpues de dos dias, que alli eftuvimos, nos bolvimos donde el Contador, i la Gente, i Navios eftaban, i contamos al Contador, i Pilotos lo que haviamos vifto, i las nuevas, que los Indios nos havian dado. Y otro dia, que fue primero de Maio, el Governador llamò à parte al Comifario,

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