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aquellos beneficiaban a los Illuminati, que pretendían erradicar las condiciones sociales que fueran un obstáculo para conducir a los hombres hacía lo que consideraban su estado natural y de felicidad. Este «sueño» significaba eliminar a las monarquías y a la Igle-sia, por lo tanto la orden pronto tuvo enemigos muy poderosos.

      Infiltraciones, expansión y ocaso de los Illuminati en Alemania

      El «Nuevo Testamento de Satanás», que se trata en el capítulo 6, es un calco de la ideología de los Illuminati, cuyo gran objetivo era y sigue siendo crear un Nuevo Orden Mundial. Este plan exigía que el grupo se expandiera haciendo ostensible su presencia en otros lugares. En julio de 1782, varias logias masónicas se reunieron con un grupo dirigente de los Illuminati en el convento de Wilhelmsbad. Weishaupt, considerado su conocimiento y prestigio, aprovechó la ocasión para unificar y controlar todas las ramas europeas de la organización masónica. Hay que decir que sólo obtuvo un éxito parcial, ya que ni la Gran Logia de Inglaterra, ni el Gran Oriente de Francia, ni los teósofos del sueco Emmanuel Swedenborg le apoyaron. Frustrado por este resultado, uno de los seguidores más fieles de Weishaupt, el barón Von Knigge, dimitió, retirándose a Bremen, donde murió en 1796. El fundador de los Illuminati se sentía entre la espada y la pared; por una parte estaba acosado por los masones ingleses y por la otra, tuvo que soportar la traición de un tal Joseph Utzschneider, que, después de salirse de los Illuminati, envió un documento a la gran duquesa Maria Anna de Baviera, advirtiéndola de que los Illuminati eran responsables de organizar una conspiración, con el fin de extinguir el cristianismo y las monarquías europeas.

      El resultado de esta grave denuncia fue que, en 1784, el elector de Baviera, el duque Karl Theodor Dalberg prohibió el establecimiento de cualquier sociedad, fraternidad o grupo secreto no autorizado. La situación se hizo tan delicada que, en palabras de Paul Koch, en su libro Illuminati:

      Poco después, Weishaupt fue destituido de su cátedra y desterrado, aunque encontró refugio en la corte de uno de sus adeptos, el duque de Saxe, que le nombró consejero oficial y le encargó la educación de su hijo. El resto de los dirigentes de la orden se puso a salvo, refugiándose en la actividad de las logias masónicas europeas y americanas, antes de que, en mayo de 1785, comenzaran las persecuciones, detenciones y torturas de los miembros inferiores de la organización.

      En julio del mismo annus horribilis, Weishaupt sufrió un serio revés del destino. Durante la noche de 10 de julio de 1785, el abad Lanz, enviado de Weishaupt, fue alcanzado por un rayo mientras galopaba en medio de una tormenta. Fue la gente del lugar quien encontró el cadáver y lo condujo a una capilla. Entre sus ropas encontraron documentos muy comprometedores para los Illuminati, como «El Nuevo Testamento de Satanás». Debido a este golpe de mala suerte, su conspiración a escala mundial se hizo pública, lo cual vino a marcar a esta sociedad secreta con un tinte de malditismo.

      Al publicar los documentos de los Illuminati, el emperador Francisco de Austria supo que todas las monarquías estaban en el punto de mira y, especialmente, la francesa, encabezada por Luis XVI y su hija María Antonieta. Con el destierro de Weishaupt y la disolución de la orden, tanto Francisco de Austria como los reyes de Francia se sintieron a salvo, aunque la realidad era bien distinta.

      Alianza con los saboteos

      En ese mismo año crítico de 1785, los Illuminati, supuestamente desde la clandestinidad, tuvieron una reunión con los saboteos, creando una alianza que demostraría tener una influencia decisiva en la política mundial desde entonces hasta la actualidad. Pero ¿quiénes eran los saboteos? Este movimiento fue fundado a raíz de las enseñanzas del místico y Mesías judío, Shabbatai Zevi (1626-1676), nacido en la ciudad turca de Izmir (o Esmirna). El primer maestro de Shabbatai fue Isaac di Alba con quien estudió la cábala desde 1650. Seis años después, Shabbatai continuó sus estudios con R. Joseph Eskhapa, uno de los mejores cabalistas de entonces. Es muy probable que éste concediera a su alumno el título de hakham (sabio). Ya antes de 1648, Shabbatai había hecho gala de un comportamiento extraño por lo que se refiere a su desprecio de algunas leyes religiosas y a su proclamación como «Mesías». Tras ser expulsado de Izmir, viajó por Grecia, Tracia, Palestina y Egipto, entre 1651 y 1654. En 1665 conoció a Nathan de Gaza que le confirmó como Mesías, dando lugar a su proclamación oficial el 18 de junio de 1666, año que fue designado como el primero del milenio del Mesías Prometido. Pronto fue reconocido en Palestina y entre los países de la diáspora. Es importante decir que todo el mundo judío de 1665-1666 creyó que Shabbatai no era un mero profeta o maestro si no un Mesías y una encarnación de Dios.

      Shabbatai intentó desembarcar en Constantinopla en 1666 pero fue detenido y encarcelado por las autoridades turcas. Se convirtió al islamismo, supuestamente para escapar de una ejecución segura, aunque Nathan y sus otros seguidores interpretaron este hecho de otra manera. Según ellos, su apostasía suponía un descenso voluntario al reino infernal para rescatar las chispas de luz perdidas. Shabbatai murió en el exilio en la población montenegrina de Ulcinj (Yugoslavia). Miles de creyentes saboteos de todo el mundo, pero sobre todo de Asia Menor, le siguen venerando en secreto bajo el disfraz del Islam o del cristianismo. Fue una secta turca conocida como Donmeh la que mantuvo vivo el movimiento, extendiéndolo por toda de Europa un siglo más tarde, a través de un judío polaco llamado Jacobo Frank, otro Mesías que afirmó ser la reencarnación de Zevi. Jacobo Frank fundó la secta frankista o zoharista que sostenía que ciertos elegidos estaban exentos de las leyes morales. Esta secta abandonó el judaísmo sustituyéndolo por «una torá superior», inspirada en la Zohar, la obra más importante de la cábala judía. Sus miembros se hicieron llamar zoharistas. En 1756, sus seguidores abandonaron la secta debido a las prácticas orgiásticas y rituales extremadamente promiscuos. No obstante la orden recibió protección de la iglesia católica que vio en ellos el instrumento para convertir a los judíos. Gracias a esta protección, los zoharistas debatían en público asuntos tan candentes como la naturaleza blasfema del Talmud o el uso de la sangre cristiana durante los rituales de Pascua.

      En su libro To Eliminate the Opiate (Para eliminar a los creyentes), el rabino Marvin Antelman advertía que la sociedad de los Illuminati y el CFR (Consejo de Relaciones Extranjeras) estaban instrumentando una guerra oculta contra las religiones, particularmente, contra el judaísmo y en menor medida, contra el cristianismo. Según Barry Chamish, escritor e investigador judío, la importancia de este libro es que prueba que son los judíos las víctimas principales del Nuevo Orden Mundial, y no sus inductores más significativos. En 2002, Antelman publicó la segunda parte del libro donde intenta buscar el origen de la traición contra Israel, encontrándolo en el movimiento saboteo que aglutina a los seguidores de Shabbatai Zevi.

      Después de la alianza con los Illuminati, los preceptos saboteos penetraron en los núcleos de poder de todo el mundo, alcanzando Norteamérica e Israel. Antelman se refiere a los seguidores modernos de la secta como frankistas saboteos satánicos. El apelativo satánico se debía a que Shabbatai Zevi promovía el antijudaísmo, contrario a la religión creada por Dios. Mientras que la meta real del judaísmo es la supervivencia de la raza elegida, el objetivo de la secta de los Saboteos era su erradicación y, con ello, la de sus seguidores. Para Antelman, los seguidores de Shabbatai Zevi son mucho más perversos que su instigador y sostiene que los saboteos practicaban el incesto, el adulterio y la sodomía. Conspiraban con los Illuminati para destruir las religiones y pretendían agrupar todas las naciones en una sola.

      Albert Pike y su plan del Nuevo Orden Mundial

      Adam Weishaupt murió en 1830 a la edad de ochenta y dos años. En 1834, Giuseppe Mazzini asumió el liderazgo de la logia de los Illuminati, manteniendo este puesto hasta su muerte en 1872. Durante su mandato mantuvo correspondencia con el satanista y masón de grado 33, Albert Pike, Gran Comandante Soberano del Rito Escocés Antiguo y Aceptado de los Francmasones, perteneciente a la jurisdicción del Sur de Estados Unidos, y más tarde, fundador del Ku Klux Klan. Mazzini había nombrado a Pike jefe de operaciones de los Illuminati en Estados Unidos, y los dos cooperaron estrechamente. Pike se encargó de los aspectos teosóficos de sus actividades y Mazzini asumió los asuntos políticos. En cierta ocasión, como consecuencia de la mala reputación en Europa de las logias masónicas del Gran Oriente, por las actividades

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