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al CABRIO MACHO DE MENDES.

      Para estos ochenta líderes masónicos, la Estrella del Oriente representa a Satanás. Llegados a este punto, interesa mencionar algunas referencias que acusan a Yahvé, el dios de los judíos, de ser negativo. Retrocediendo un poco, señalaremos que, cuando los templarios estaban excavando en el Templo de Salomón, encontraron restos de unos textos en hebreo que enviaron a un tal Etienne Harding para su traducción. Resulta que eran fragmentos de declaraciones de espías mandados por el sacerdocio para que lo tuvieran informado sobre las actividades de Jesús y de su pretendida blasfemia contra el Dios de Israel. El contenido de estos informes discrepa del que se predicaban habitualmente en las iglesias medievales. Según los espías, Jesús llamó Satanás al Dios hebreo Yahvé y reprochaba a los judíos que consideraran al diablo como su único dios. En este contexto es interesante notar que en Juan 8:44 podemos leer: «Vuestro padre es el diablo y vosotros queréis cumplir los deseos de vuestro padre». Para entender el asombro y la decepción de los templarios ante este descubrimiento es necesario apelar a su fuerte fe. El Dios que la Iglesia les había mostrado como «Padre de Cristo» era, en palabras de Jesús, el diablo, con quien tenían que luchar y motivo de su encarnación en la Tierra. Pronto se dieron cuenta de que las enseñanzas de Jesús eran totalmente opuestas. Es más, los judíos nunca se dirigen a Dios como «Padre», sino como YAHVÉ y EL SHADDAI. Este ultimo era Sheitan, el ángel caído.

      La guerra masónica

      Entre los grados 4 y 32 del Rito Escocés se deja claro que el masón está en guerra con un enemigo y que la victoria será del primero. Según Pike, este enemigo es la Iglesia y el Gobierno. En el ritual del grado 30 se habla de la necesidad de vengar un crimen terrible; no mediante el castigo de los responsables sino a través de la destrucción de aquella instancia que mandó cometer la fechoría a los criminales, instrumentos de un poder arbitrario, irresponsable, parcial e intolerante. El «crimen terrible» no es otro que el juicio y ejecución de Jacques Molay, el Gran Maestre 22 y último de los templarios, el 11 de marzo de 1314, delante de Notre-Dame de París. Al parecer, esta fecha fue elegida por su significado simbólico. Marzo es el tercer mes del año y si multiplicamos su número de orden (el 3) por 11, que fue la fecha de ejecución, obtenemos el número 33, número clave para los masones. Casual o intencionadamente, esta fecha fue también la elegida para los atentados ferroviarios de Madrid en 2004.

      Aunque la ejecución de Molay fue vengada con las muertes del papa Clemente V y de Felipe IV de Francia, la del primero en 40 días y la del segundo en menos de un año, la venganza total aún no ha sido cumplida, ya que, según Pike, hay que destruir la Iglesia y los Gobiernos.

      Parece razonable pensar que la evidencia final de que los masones quieren destruir el cristianismo yace en el significado de la simbología del sombrero que llevan los miembros de los Shriners, el grupo masónico más visible, gracias a sus obras benéficas en favor de la infancia, sobre todo en Estados Unidos. En su libro Conspiracy Against Christianity, el investigador de la masonería A. Ralph Epperson dice: «Tanto los masones del grado 32 del Rito Escocés como los de grado 13 del Rito de York pueden unirse al Shrine. El sombrero rojo con forma de macetero de cerámica invertida, se llama “fez”, nombre derivado de la ciudad de Fez, en Marruecos. La Compañía de Suministros Masónicos, vende un fez rojo oscuro llamado el “fez noble”. El uso de la palabra “noble” para describir el fez parece referirse al Shriner, llamado noble».

      Mike Oxley, un ex masón inglés y estudioso del Islam y del hinduismo, nos dice que unos amigos suyos musulmanes de Egipto, mullahs (profesores islámicos), le contaron la historia del «fez». Según su versión, en la ciudad marroquí de Fez, hacia el año 800, los musulmanes vengaron sus pérdidas durante las cruzadas ejecutando a 50.000 hombres, mujeres y niños cristianos. Contaban que la sangre de los cristianos masacrados corría por las calles de Fez y los verdugos metieron sus turbantes blancos en la sangre de sus víctimas, tiñéndolos de rojo oscuro. Después, se volvieron a poner los turbantes en la cabeza como símbolo de la victoria. Desde entonces estos sombreros recibieron el nombre de «fez». Los Shriners son los que llevan este tocado y lo exhiben con orgullo por ser el «símbolo de una victoria sobre el cristianismo».

      La batalla final

      Lo cierto es que, hasta la fecha, la masonería internacional no ha destruido los símbolos del cristianismo. Quizá se deba a que, al obedecer a una agenda cronológica propia, el momento de cumplir sus objetivos no ha llegado todavía. En todo caso, la razón de la demora sería sorprendente si consideráramos la manera en que la humanidad registra el tiempo.

      En nuestro calendario, las fechas escritas van seguidas por las siglas «a. C.» o «d. C.» (respectivamente, «antes de Cristo» o « después de Cristo»). Considerando que Jesús nació en el «año 0», decir que estamos en el año 2005 supondría que hace 2005 años que nació Jesucristo. Sin embargo, no todos están de acuerdo con este convenio del supuesto año 0. Gene Faulstich, del Instituto de Investigaciones Cronohistóricas de Rossie, Iowa (Estados Unidos), ha introducido todas las fechas registradas en la Biblia en un ordenador para realizar un estudio. Según sus resultados, la fecha más probable de nacimiento de Jesús sería el 21 de mayo del año 6 a. C. Si Faulstich estuviera en lo cierto, el calendario occidental no está relacionado con el nacimiento de Jesucristo.

      El historiador masónico Albert Macay, define en su enciclopedia otro concepto del calendario, el Anno Lucis: «Año de la Luz; abreviado, A... L... La fecha empleada en la masonería; calculado al añadir 4000 a la Era Vulgar [es decir, nuestra era]; así [en su ejemplo] 1911 d. C. + 4000 = 5911 A... L...».

      El año cero en el calendario A... L... es el año que Lucifer, el portador de la Luz, cayó a la Tierra después de ser expulsado del Cielo. De esta manera los masones registran los años desde el principio de los tiempos. Parece ser que creen en los siete días de la creación del libro del Génesis y por eso han creado un calendario de 7000 años. Para ellos, el hombre controlará la tierra durante 6000 años y su dios, Lucifer, gobernará durante 1000.

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