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CONTEXTO ESCOLAR Y TEA

       IV. ESTRATEGIAS DE INTERVENCIÓN EN LA ESCUELA

       Claves para reconocer un Trastorno Específico de Aprendizaje en niños y adolescentes

       Cómo explicar el Trastorno Específico de Aprendizaje al niño y a su familia

       Objetivos generales de intervención escolar

       Trabajo en red

       Sugerencias para Psicólogos

       Apoyo en el área escolar

       Apoyo en el área emocional

       Apoyo a la familia

       Sugerencias para padres y profesores

       V. EPÍLOGO

      Prólogo

      Una parte importante de la vida de un niño transcurre en la escuela. Las experiencias que allí viva contribuirán de manera significativa a determinar aspectos centrales para su desarrollo, tales como el concepto que se forme de sí mismo, su autoestima, el amor que adquiera por el aprendizaje, las formas como se relacione con otros, las estrategias que utilice para resolver conflictos y los valores que guíen sus conductas. Todos estos aspectos irán conformando la identidad del niño y eventualmente tendrán una participación relevante en la elaboración y ejecución de su proyecto de vida.

      Si la educación formal se plantea como objetivo el desarrollo integral del estudiante, se esperaría, por una parte, que el contexto escolar ofrezca las condiciones propicias para dicho propósito, y por otra, que los estudiantes cuenten con las habilidades y competencias necesarias para aprovechar las oportunidades que la escuela le proporciona. Desafortunadamente, esta conjunción no siempre ocurre; hay niños que presentan dificultades en su desarrollo y también hay escuelas que no ofrecen las oportunidades esperadas.

      Resultado de ello es la existencia de un número no menor de estudiantes que sufre porque no puede adecuarse a las exigencias académicas y formas de convivencia de su escuela. El problema de estos niños no siempre resulta evidente; muchas veces queda enmascarado por conductas agresivas, rebeldes o inhibidas, entre otras.

      En la base de estas dificultades existen, con frecuencia, cuadros clínicos que las explican y que son importantes de diagnosticar lo más precisamente posible, de modo de poder realizar las intervenciones que sean necesarias. En particular para la escuela, esta información resulta crucial si se pretende comprender mejor al niño y apoyarlo en el proceso de canalizar sus esfuerzos hacia la senda de un desarrollo más sano y armónico.

      Un profesional que puede desempeñar un papel clave en la coordinación de este proceso es el psicólogo educacional. Si bien su rol en el contexto escolar se caracteriza por promover aquellas condiciones que favorecen la prevención en el campo de la salud mental, su responsabilidad también incluye la atención de problemas individuales que requieren una intervención más específica y personalizada. Para abordar las dificultades que pueda presentar un niño en particular, el psicólogo educacional debe contar con la preparación necesaria para poder intervenir directamente con él, para orientar y apoyar a profesores y familiares en el desempeño de un rol activo y efectivo en la intervención y para derivar a otros profesionales de la salud mental cuando la situación así lo requiera.

      Conscientes de estas múltiples exigencias, las autoras Neva Milicic y María Isidora Mena, con una vasta y reconocida trayectoria en los campos de la psicología clínica y educacional, junto con Bernardita Justiniano y Verónica López, contribuyen con un importante aporte al entregar en este libro conocimientos y estrategias necesarias para la formación y ejercicio profesional del psicólogo educacional.

      El texto aborda las dificultades escolares asociadas a cuatro de los cuadros clínicos de mayor frecuencia: ansiedad, depresión, síndrome de déficit atencional y trastornos de aprendizaje. Para cada uno de ellos, describe un marco teórico que explica el fenómeno desde diversas corrientes psicológicas. Luego sitúa el problema en la escuela, identificando claves para reconocer cada uno de los cuadros, describiendo situaciones escolares que pueden gatillar el problema, ejemplificando formas para explicar las dificultades tanto al niño como a su familia y proporcionando estrategias para intervenir en el contexto escolar. Respecto a este último punto, se asigna particular relevancia a un enfoque orientado a activar redes, que incluye a la familia y los profesores, así como también psicoterapia individual y apoyo farmacológico en caso necesario.

      El libro propone una mirada positiva y esperanzadora, al centrarse en las problemáticas de los niños desde una perspectiva cuyo propósito es ayudarlos a superar sus dificultades y desarrollar sus fortalezas, acogerlos y favorecer su integración exitosa en el contexto educativo.

      Habiendo supervisado la práctica profesional de muchas generaciones de psicólogos educacionales, he podido constatar que quienes optan por insertarse laboralmente en el sistema escolar, prontamente se verán enfrentados a problemáticas como las aquí descritas. Para estos profesionales, el libro constituye un muy importante recurso que los orientará, de manera práctica e informada, con estrategias para enfrentar estos desafíos.

      Lidia Alcalay

      Acádemica Escuela de Psicología

      Pontificia Universidad Católica de Chile

      Introducción

      Entendemos al psicólogo(a) escolar como aquel que ha sido formado en el área de la psicología educacional, y ejerce su actividad profesional en la escuela. Sus funciones son múltiples y muy diversas. Con la perspectiva del aprendizaje, el bienestar, el buen trato y la formación socioafectiva, los psicólogos escolares trabajan apoyando los procesos y contextos de aprendizaje, el currículum formativo y a los actores del sistema.

      Uno de los aportes que puede hacer el/la psicólogo/a escolar se relaciona con el ámbito de la salud mental. Dentro de ésta, una dimensión es promover una convivencia y un currículum que considere las variables socioafectivas y evolutivas de los alumnos. Otra, que adquiere especial relevancia a la luz de las investigaciones sobre psicopatología de la infancia y la adolescencia, es la prevención e intervención en aquellas dificultades escolares que se relacionan con la presencia de problemas psicológicos que afectan al niño y su contexto escolar y familiar.

      Proponemos concebir los trastornos psicológicos como expresiones extremas de un continuo entre la normalidad y la patología, donde la escuela – como institución orientada al aprendizaje y al bienestar – influye significativamente en la movilidad de un extremo a otro.

      Con respecto de la depresión, por ejemplo, la escuela puede tener entre sus objetivos, que los estudiantes aprendan a comprender y modular los estados de ánimo de sí mismos y de los demás, así como lo que estimula la motivación y lo que la inhibe. Pensando en los cuadros ansiosos y el déficit atencional, la escuela puede favorecer el desarrollo personal de todos los niños para el buen manejo de la ansiedad, los impulsos y la atención. También, puede enseñar con métodos que permitan que todos aprendan – incluso si se tiene un Trastorno de Aprendizaje – utilizando distintos estilos de enseñanza, recursos de aprendizaje, tiempos y ejercitaciones.

      Se considera que un 20% de los estudiantes presenta algún tipo de trastorno (Marchesi, 2004). Quien coordina las acciones de salud mental para abordar estos problemas en la unidad educativa debiera ser el/la psicólogo/a escolar. Siendo esto ya una realidad en los

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