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sobre el tema. Sin embargo, por más que me informe, en ese punto yo no sé cómo es tirarme en paracaídas.

      El segundo paso es hacia la sabiduría, que se manifiesta cuando nos atrevemos a hacer, a aplicar en nuestra vida el conocimiento adquirido y de ello obtener un resultado. La palabra saber viene de sabor; por lo tanto, al saborear aquello que ya conocemos desde lo mental distinguiremos realmente qué implica, qué quiere decir, cómo se siente vivirlo. A la sabiduría se llega mediante la acción, a través de la parte práctica, antes de alcanzar el entendimiento. En relación a este libro, la sabiduría llegaría tras leerlo (conocimiento) y luego realizar los ejercicios sugeridos al lector.

Si me tiro en paracaídas sabré (habré saboreado) cómo es y qué se siente al hacerlo. Nadie me podrá decir que no lo sé porque ya habré adquirido esa experiencia, es decir, la sabiduría del conocimiento.

      Por último llegaremos al entendimiento, a la autoevaluación que cada uno de nosotros realizará sobre la experiencia que ha vivido. Y esta parte es muy importante, porque sin evaluación no hay iluminación posible ni toma de consciencia. ¿Qué significa esto? Que si las cosas que hemos hecho no han salido como queríamos, sin entendimiento no nos daremos cuenta de por qué no hemos alcanzado nuestro resultado. Continuando con el caso de “El manual del iniciado”, se trata de realizar en las páginas asignadas para ello una autoevaluación luego de poner en práctica cada ejercicio, para analizar la experiencia vivida y así llegar al entendimiento.

Evalúo qué es lo que me impedía lanzarme en paracaídas un momento antes de hacerlo, qué he sentido en el instante preciso de saltar, mientras me tiraba, cuando llegaba al suelo.

      LOS TRES CAMINOS DE LA INICIACIóN

      Al recorrer el camino iniciático podemos valernos de tres arquetipos: el Guerrero, el Mercader y el Sacerdote. Ellos nos ayudarán a avanzar, y podremos elegir cuál aplicar según sea necesario para alcanzar nuestros resultados.

      EL GUERRERO

      Es aquel que nunca lucha. Sabe que todo problema en el afuera es reflejo de un conflicto interno, por lo tanto, algo que puede resolver dando una respuesta diferente desde dentro para que el problema desaparezca “como por arte de magia”. La clave de este arquetipo es el darse cuenta. El Guerrero toma consciencia de su problema, su falta y sus limitaciones y a partir de ahí hace lo que precise para transcenderlas.

      EL MERCADER

      Es aquel que negocia a través de la interrelación con las personas y las cosas para alcanzar su resultado. Negocia con la Pachamama, con los Apus (ángeles o guardianes de las montañas según la cosmovisión andina), con sus guías e incluso con su propio ego y estructuras mentales, siempre dando algo a cambio de otra cosa. Es el que dice “si tú haces esto por mí tendrás tal recompensa”. Aprende a negociar con cualquier parte de la unidad de manera tal que en ese intercambio las dos partes salgan ganando.

      EL SACERDOTE

      Es quien aplica la parte ritual. Mueve energía, transciende karma, entiende cómo manejar las esfinges (las trabas que aparecen durante los procesos), comprende el lenguaje del hemisferio derecho del cerebro y aplica limpiezas energéticas, sanaciones y canalizaciones, entre otras herramientas. Encarnar al sacerdote es la parte lúdica y divertida de la magia. Se utiliza para ayudarnos a que nuestro camino no sea tan duro y a direccionar la energía hacia donde uno quiere que vaya cuando toda la programación parece estar en contra. De todas formas, es importante comprender que en todo momento el rol del Sacerdote se utiliza sólo para facilitar el camino y no para evitarlo, ya que el iniciado elige trascender cada conflicto de manera consciente.

      LAS TRES VERDADES DE LA MAGIA

      El camino iniciático abarca el concepto de “verdad”; para alcanzarlo, hemos de comprender a su vez tres tipos de verdades que desarrollaremos a continuación:

      ALETHEIA

      Es la verdad falsa sostenida por la lógica que arma el propio ego. Se la considera una verdad inferior y genera una conducta en nosotros, así como dualidad en algo. Por ejemplo, si el colectivo social dice que en mi país hay crisis económica, nuestro ego lo cree y en consecuencia deja de consumir y gastar dinero.

      EMUNAH

      Es la verdad que llega después, aquello con lo que le damos respuesta a una de las verdades falsas que hemos encontrado. Por caso, si identificamos que lo que une a la dualidad “crisis económica/economía personal” es el dinero, podemos decidir ir de viaje a Perú como respuesta a esa crisis, que es simplemente una verdad falsa.

      VERITAS

      Es el concepto a alcanzar desde la iniciación, la verdad como recorrido. Se trata de inventar la verdad que cada uno de nosotros elija y materializarla, de manera tal que nadie la pueda refutar. Un ejemplo sería verbalizar “viajaré a Perú, aunque esté sin trabajo y el colectivo afirme que hay crisis económica”. Si decimos eso y luego efectivamente vamos a Perú, nadie podrá decirnos que no es cierto.

      Así, cuando atravesamos Aletheia, Emunah y Veritas, en ese orden, llegamos al concepto de verdad mediante un recorrido que nos permite hacer real lo que queremos. Claro que para ello primero hemos de encontrar la verdad falsa que nos llevará hacia lo ilusorio, darle una repuesta real y cuando sostengamos eso en nosotros y hayamos logrado cumplirlo, lo habremos convertido en Veritas. Y para encontrar la respuesta a una verdad falsa sólo hay que intentar diferentes maneras, es prueba y error, primero en lo conocido -que es lo que traemos programado- y luego haciendo lo que no está escrito en cada uno de nosotros (más allá de lo dado). Es entonces cuando tomamos consciencia de nuestro propio vacío y aparece la respuesta que hemos de dar.

      Como toda programación forma parte del ego, siempre dependiendo del caso hay zonas en las que sí tenemos respuestas para dar y otras en las que no. Por ejemplo, hay gente a la que no le hace falta inventar respuestas para ganar dinero y sin embargo no logra tener una buena relación de pareja por más contestación que de desde su sabiduría o su información. En tal caso, hay que crear una respuesta nueva que no esté programada en el ego. La desventaja de esto es que generalmente ante las zonas sin respuesta nos vemos bloqueado y no sabemos cómo actuar, pero a su vez la mejor parte es que al no tener respuesta creceremos, ya que la solución es íntegramente nuestra y no depende del otro.

      EL PROPóSITO Y LA TERCERIDAD

      Al momento de crear realidad en el camino iniciático es importante diferenciar por un lado nuestro “adónde”, es decir nuestro propósito, y por otro dos “desde dónde”: el nuestro y el de nuestro ego. El publicar este libro es un “adónde” para mí, por ejemplo, y ganar dinero es el “desde dónde” de mi ego, mientras que el deseo de evolución del Universo, la humanidad y por tanto mi propio ser es mi “desde dónde”. Para encontrar nuestros “adónde” y “desde dónde”, tenemos que hacernos dos preguntas:

       ¿Qué me mueve a hacer las cosas?

       ¿Qué acciones estoy teniendo?”

¿Qué relación estoy teniendo con mi dinero? ¿Quiero ganarlo desde la necesidad de acumular cosas para tapar vacíos o lo hago porque quiero crecer como ser humano en todos los aspectos de mi vida, incluyendo la economía?

      A partir de haber identificado los “adónde” y “desde dónde” en un área de nuestra existencia aparece el concepto de terceridad, que es la meta a elegir por cada iniciado para su vida. Es un “adónde” absoluto, algo tercero más allá de la propia persona. Una ley que se ha de cumplir sí o sí y hará que todo lo que hagamos sea aquello que colabore a alcanzar esa meta. Más allá de lo que pase en el Universo, de que se acabe el mundo y de que se muera nuestra familia; más allá de la salud y de todo, la terceridad es una máxima hacia la que nos dirijimos y ha de empezar por uno.

      En el nivel de consciencia en que vive casi toda la sociedad estamos programados para ser esclavos, es decir, para servir a otro. Si asumimos eso, podemos servir a leyes externas o bien elegir cada uno una ley propia que será precisamente la terceridad, para ya no necesitar cumplir la de otros.

      En el psiquismo de cada persona el espacio

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