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La racionalidad ampliada: nuevos horizontes de la fenomenología y la hermenéutica. Группа авторов
Читать онлайн.Название La racionalidad ampliada: nuevos horizontes de la fenomenología y la hermenéutica
Год выпуска 0
isbn 9786123175955
Автор произведения Группа авторов
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Todas estas características resuenan en el giro trascendental de Husserl y en su advertencia respecto del “olvidado fundamento de las ciencias físicas en el mundo de la vida” y en la evidencia de la intuición —a pesar de su finitud— como el “principio de los principios” de la fenomenología, sobre cuyos límites y para superarlos se construyen los mundos matemáticos y simbólicos infinitos.
Elementos centrales que integran el nuevo paradigma sistémico de la vida son los conceptos de “no linealidad” y de “complejidad”. Estos temas, que constituyen desarrollos ulteriores de las teorías clásicas de sistemas y cibernética (cuyo desarrollo original se da entre 1940 y 1970), no pudieron ser previstos por Husserl, quien falleció en abril de 1938. Temas centrales en estos desarrollos ulteriores son la introducción de una mirada holística —por un lado— y el “patrón de retroalimentación en bucle” (feedback loop pattern) desarrollado por Norbert Wiener, con aportes de John von Neuman, Alan Turing, etc. —por el otro46. El patrón de retroalimentación consiste en un:
(…) patrón circular de elementos causalmente conectados, en los cuales la causa se propaga por los eslabones del circuito cerrado, de tal modo que cada elemento tiene un efecto en el siguiente, hasta que el último efecto “retroalimenta” al primer elemento del ciclo (...). La consecuencia de este arreglo es que el primer eslabón (“input”) se ve afectado por el último (“output”), resultando en la autorregulación de todo el sistema, cuando el efecto inicial se modifica cada vez que viaja alrededor del ciclo47.
Dos desarrollos que emanan de la biología —no-linealidad y autoorganización— se añaden a los anteriores. Los científicos finalmente reconocen, de 1970 en adelante, que la naturaleza es «inclementemente no-lineal»48 y que pequeñas causas pueden producir efectos dramáticos, dando lugar a inestabilidades iniciales al origen de nuevas formas de autoorganización. «La naturaleza en general —sostienen Capra y Luisi— resulta ser más como la naturaleza humana —impredecible, sensible al mundo circundante, influenciada por las más pequeñas fluctuaciones»49. Cada organismo viviente, desde las primeras células hasta los seres humanos, tiene un “mundo inmanente” (un self) que “mantiene su individualidad” respecto de su entorno “externo” a través de una membrana por medio de la cual absorbe sus nutrientes y energía, y expulsa sus desechos. Así, cada organismo es un “sistema operacionalmente cerrado pero termodinámicamente abierto”, que se autopreserva a la vez que se regenera, interactuando con su entorno a través de un emparejamiento estructural “input/output”. Se comienza a tratar la vida como una “propiedad global emergente” que “no está localizada” en ninguna de sus partes constitutivas, ni puede ser reducida a ellas50. A partir de los trabajos de Maturana y Varela, por consiguiente, se denomina autopoiesis al proceso “inmanente” de autoorganización y autoconservación que coincide con el “ciclo individual” de un organismo viviente; mientras que el nombre cognición designa el segundo proceso de “interacción” con el entorno “externo”, que no solo afecta a los mecanismos internos del organismo, sino que además transforma el medio circundante externo.
Por ello, Capra y Luisi sostienen que este patrón (autopoiético-cognitivo) no solo constituye una descripción precisa del funcionamiento de organismos vivos, desde las células hasta los organismos más sofisticados y complejos de la vida natural, sino que puede extenderse legítimamente para describir sistemas vivientes más complejos y elevados, como formas de la vida comunal (social, económica, histórica, etc.) —no obstante, esta extensión tiene una validez en cierto sentido simbólica51. Con la muerte, las organizaciones autopoiéticas naturales se desintegran, con lo cual sus componentes moleculares eventualmente se reintegran al entorno físico con otros fines52. La vida es, pues, una “propiedad emergente” del mundo prebiótico y la mente, una propiedad emergente de la vida. Hay una larga evolución no-lineal desde las moléculas prebióticas hasta la aparición de la cognición humana y la autoconciencia. Pero la “causación ascendente” —implicada por la emergencia de propiedades complejas— no narra toda la historia; Capra y Luisi muestran, acudiendo a múltiples ejemplos y referencias empíricas, que el organismo desarrollado “determina” en una “causación descendente” a sus órganos y otros componentes, y cuándo lo hace. En suma, se trata de un complejo proceso ascendente-descendente mediante el cual las mutaciones se deben a factores deterministas entrelazados con otros elementos aleatorios, contingentes e impredecibles, descriptibles solo ex post con herramientas dinámicas no-lineales.
Hoy, a medida que la física intenta incorporar la inestabilidad, el mundo que vemos desde afuera y el mundo que vemos desde dentro están convergiendo. Esta convergencia de dos mundos es quizás uno de los acontecimientos culturales importantes de nuestra era53.
§ 5. Una mirada “desde dentro”
5.1 Filosofía universal y fenomenología trascendental
En la medida en que la fenomenología transcendental de Husserl se desarrolla como una “mirada desde dentro” y, sensu lato, como en una “causación descendente”, se trata del último “sistema filosófico” de Occidente que parece compatible con el nuevo paradigma propuesto por “la vision sistémica de la vida”. Dos argumentos preliminares sustentan mi opinión: en primer lugar, porque ella se desarrolla desde «la naturaleza primaria de la conciencia»54, a saber, desde el estrato más elevado de la evolución de la vida; y, en segundo lugar, porque asumiendo en toda su radicalidad la perspectiva de la primera persona, ella también se desarrolla desde la primera y única instancia desde la cual la totalidad de la historia del universo, hasta sus límites más remotos (el “Big Bang” o hasta donde pueda llegar la mirada de la humanidad), adquiere su inteligibilidad.
Pero la fenomenología transcendental ha sido muy malentendida, tanto por gran parte de filósofos de la tradición continental como de la analítica. Las malinterpretaciones más saltantes conciernen, en primer lugar, su crítica al naturalismo —interpretado falsamente como una recusación de las ciencias naturales, por quedarse rezagada en una mirada decimonónica del mismo. En segundo lugar, conciernen el verdadero sentido de su pretensión de brindar un “fundamento último” al universo entero de lo humanamente cognoscible o experimentable —siempre desde lo humanamente cognoscible o experimentable. Se le ha repudiado, además, por lo que generalmente se entiende —desde Aristóteles y luego Descartes— por “fundamentación filosófica”, asociada a procederes inferenciales de tipo demostrativo-deductivo o, en un sentido más lato, argumentativo. No es este en absoluto su sentido en el pensamiento de Husserl55. Para él, una filosofía rigurosa y radical —de “fundamentos últimos” que, en «palabras kantianas, ‘pueda presentarse como ciencia’»56— es una filosofía basada en una «última autorresponsabilidad»57. Una filosofía científica con esas características es necesariamente “inconclusa”, pues “solo es de hecho realizable en el estilo de vigencias relativas, temporales, y en un proceso histórico infinito”58, vale decir, en una “senda infinita” realizable por “generaciones de filósofos (...) en comunidad espiritual” intersubjetiva59 y «como trabajadores más modestos»60. Por ello, Husserl mismo hasta el final se considera “un principiante” en el desarrollo de esta filosofía61.
Pero ¿será acaso posible una filosofía científica radical en esos términos tan universales y abiertos, habida cuenta de la finitud de los recursos cognitivos humanos? No lo es, si se conciben sus fundamentos “últimos” como experiencias psicológicas asequibles por meros métodos “introspectivos” naturales de una res “humana” en el interior del mundo62. Pero Husserl piensa que sí es posible si sus fundamentos son, más bien, “experiencias trascendentales” —en el sentido de funciones o efectuaciones (Leistungen) constitutivas— de la «‘subjetividad trascendental’ (llamada así con la vieja expresión, pero con un nuevo sentido), como el ‘sitio primitivo’ de toda dación de sentido y verificación de ser»63. La subjetividad trascendental que funge de “fundamento último” no es pues “un objeto real en el interior