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al Rey Católico de las Españas”. Esta Encíclica impactó fuertemente en los americanos, pero igual el clero local apoyó la separación de España, ya que quería una Iglesia independiente del poder real. Además debe considerarse que con la muerte en 1812 de Benito Lué, último sacerdote español designado por la Corona para ejercer el obispado de Buenos Aires como capital del Virreinato del Río de la Plata, “el cargo quedó acéfalo por más de veinte años al no reconocer los Estados Pontificios a las Provincias Unidas del Río de la Plata.”49

      La masonería es una organización secreta que ha tenido influencia en los acontecimientos políticos en nuestro país a partir del siglo XIX, con una particular incidencia en nuestra educación. Esta influencia ha sido ocultada o al menos no mencionada suficientemente en los estudios de la historia educacional argentina por lo que es oportuno dedicarle aquí algunas páginas, sobre todo porque será mencionada más adelante con alguna reiteración.

      Entre los primeros presidentes constitucionales fueron masones Urquiza, Derqui, Mitre, Sarmiento, Juárez Celman, Pellegrini, Quintana, Figueroa Alcorta, Sáenz Peña, de la Plaza, Yrigoyen y Justo. Cabe observar que Roca no lo fue, y que según parece Perón tampoco. También pertenecieron a la masonería José Hernández, iniciado en Paraná en 1861, Onésimo Leguizamón, ministro de Justicia, Culto e Instrucción de Avellaneda, ministro de la Suprema Corte y presidente del Congreso Pedagógico de 1882; Leandro N. Alem, fundador de la Unión Cívica Radical; Dardo Rocha y Joaquín V. González, relacionados con los orígenes de la Universidad Nacional de La Plata, Antonio Sagarna, ministro de Justicia e Instrucción Pública de Marcelo T. de Alvear y un largo etcétera.

      Sobre el tema de la masonería hay abundante bibliografía, con sus detractores y apologistas, pero pocos documentos y fuentes confiables, lo que es razonable por ser una sociedad secreta, aunque en los últimos años algunas de sus actividades tienen más difusión pública.

      Sostiene Frau Abrines que si bien nada concreto y verificable puede afirmarse sobre esta versión antigua, de las tradiciones legítimas de la Orden se desprende que esta relación existía antes de 1717, en que se formó la masonería moderna.

      También se ha relacionado el origen de la masonería con la Orden de los Templarios, originada en la época de las Cruzadas, fundada en Jerusalén en el siglo XII. Frau Abrines niega este origen de la masonería, que le atribuye a la fantasía del escocés Miguel Ransay (1686-1743), creador de los grados de Escocés, Novicio y Caballero del Temple o Templario.

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