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de octubre

      Nada, escribo y escribo. Logro terminar el texto que leeré en la presentación del lunes 19 de octubre. Roger me ayudó para que lo que diga no suene absurdo en francés, o bueno, menos absurdo de lo que ya es por el tema. De cualquier manera, estoy tan conforme que me animo a gritar: ¡Viva Roger Chartier! ¡Viva el general Perón! El macarrónico ES peronista. Abassum mercatores patriae, traditores, simia maiora quae gorillae appellantur! [¡Abajo, mercaderes de la patria, traidores, simios mayores, llamados gorilas!] Descubrí una veta de investigación de mi asunto sobre la que escribiré mañana. Ahora sigo con mis traducciones macarrónicas. Me concentro en el máximo mottus peronianus: Argentina Barbarorum quam nos omnes volumus, Peronus sognavit et Christina definitive cagavit. En macarrónico francés: Argentina Barbarorum quam nos omnes volumus, Peronus revuit et Cristina definitive chiattavit. En el macarrónico de Su Majestad Británica: Argentina Huliganorum quam nos alles wantumus, Peronus drimuit et Cristina definitive shittavit.

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      8 de octubre

      Mientras espero a Prescillia, Priscila en realidad, a quien monsieur Moreau me envía para planchar la ropa, y antes de correr al primer piso del IEA con el objeto de asistir al almuerzo de los jueves, comienzo a escribir acerca de los fenómenos lingüísticos de contacto y las hibridaciones resultantes. Un tema básico al que ingreso ahora gracias a los fellows ocupados en esos temas. Algunas indicaciones de Nyanchoga resultaron fundamentales igual que, hoy mismo, las del holandés Jan Houben (École Pratique) y las del ya mencionado Hamadi Redissi. Porque amén del Kenian English acerca del que me desayuné ayer, acabo de enterarme de varios detalles importantes en torno a las gramáticas más antiguas. El sánscrito fue la lengua que tuvo la primera obra del género, realizada por un tal Panini, el decano de los gramáticos de la historia, nacido en Saladura (la Lahor actual en la región de Gandhara en Pakistán) a fines del siglo VI a.C. El hombre acuñó las nociones de fonema, morfema y raíz de las palabras, que nuestros lingüistas sólo comenzaron a utilizar dos milenios y algo más después de la redacción del Ashtadhyayi o Paniniya, que así suele llamarse la obra del primer gramático de la historia. Houben, quien, no obstante ser un personaje obviamente salido de los Países Bajos o de una pintura de Jordaens, compone todavía poemas y canciones en sánscrito, nos explicó que la difusión del budismo fue el factor fundamental para la transformación de esa lengua en una herramienta de comunicación generalizada, cortesana y sagrada, cuyo conocimiento se extendió desde la India hasta Indonesia, por un lado, China y Japón, por el otro. Si bien el sánscrito es el idioma de los Vedas y, en un principio, Gautama procuró no usarlo en sus prédicas ni en sus textos con el fin de acercar su ejercicio de la religión y la piedad al pueblo, los monjes budistas lo adoptaron muy pronto para poder discutir con los brahmanes los altos temas de la tradición hindú. Y puesto que existía ya la gramática de Panini, el sánscrito pudo ser enseñado con relativa facilidad en los centros de educación budista del norte de la India, organizados bajo el estímulo del emperador Ashoka, a los que, bastante antes del nacimiento de Cristo, acudían estudiantes de todo el sudeste de Asia, del Tíbet e incluso del oeste de China. Hamadi no se quedó atrás a la hora de las precedencias respecto de los bárbaros occidentales y recordó que Al-Jalil, muerto en 768, y su alumno Sibawayhi, muerto en 791, compusieron una gramática monumental y sistemática del árabe. El tratado griego de Dionisio el Tracio, Techné Grammatiké, escrito en el siglo II a.C., es directamente un texto de principiantes al lado de las obras de Panini y de Sibawayhi.

      Así las cosas, vuelvo a mis hibridaciones lingüísticas para acometer mejor mis traducciones del macarrónico italiano del siglo XVI. Una primera forma de contacto entre lenguajes, la más simple, produce el fenómeno del préstamo de una palabra o de una expresión muy elemental, por ejemplo, la palabra parking de origen inglés, incorporada a casi todas las lenguas del mundo, o bien el déjà vu francés, un compuesto cuyo significado es conocido a lo largo y a lo ancho del planeta. Este tipo de préstamo debe ser diferenciado de las traducciones prestadas o calcos, las cuales consisten en la creación de expresiones complejas, inesperadas y a menudo incorrectas desde el punto de vista de la lengua de recepción. Menciono dos ejemplos extraídos del Spanglish: to call back, “responder”, se ha traducido literalmente por llamar para atrás, extraña locución; it’s up to you, “el asunto depende de usted”, se vierte como está por arriba de usted. Un ejemplo bastante grotesco es el de aquel gaucho argentino quien dijo al norteamericano que se aproximaba a su casa: between, between no more and drink a chair, traducción literal de “entre, entre nomás y tome una silla”. Entre los calcos, es posible delimitar los fromlostianos, traducciones cuyos resultados no son incorrectos según la sintaxis de la recepción, pero cuyo sentido sólo es captado por los hablantes de la lengua original. Contigo, pan y cebolla es un dicho español que fue calcado en inglés y dio por resultado with you bread and onion, nonsense incomprensible para los anglófonos. La cuarta clase de contacto genera una transferencia o bien una interferencia de lenguaje, que es también el resultado de una traducción no incorrecta aunque igual suena mal en la lengua de destino, awkward diría un hablante inglés; la experiencia en tal sentido es que, sobre todo en el caso de la lengua inglesa, convertida en la koiné de nuestro tiempo, la aceptación de tales transferencias se ha hecho más y más difícil de evitar en el mundo globalizado y los puristas terminan por resignarse a ellas. Quinta variación, el pidgin, mezcla práctica, espontánea, solamente oral, muy libre, de dos lenguas alejadas, que se usa más que nada en el ejercicio cotidiano del comercio. La palabra pidgin es ella misma un resultado de tal combinación, inventada por los chinos de la segunda mitad del siglo XIX, que designaba una jerga sino-inglesa bastante extendida en la vida comercial. Sexto caso: la permutación o conmutación de códigos lingüísticos (code-switching), consistente en el pasaje continuo entre dos lenguas habladas por individuos que comparten, parcialmente, los conocimientos de ambos códigos. En el IEA, se trata de un fenómeno cada día más corriente. La séptima variante, la más importante de todas, está formada por los créoles, lenguas fuertemente mestizas, determinadas por convivencias íntimas entre pueblos, que constituyen un sistema semiótico completo, con reglas estables, gran riqueza de vocabulario, escritura estandarizada, una poesía y una literatura extensas (nuestro querido Fernando Rosa Ribeiro nos aclarará el tema). Finalmente, he ahí las lenguas inventadas, completamente artificiales, dotadas de reglas simples y sin excepciones, como el esperanto, creado por Ludwik Lejzer Zamenhof sobre la base de una larga elaboración, y el volapük, hecho rápidamente por el cura católico alemán Johann Martin Schleyer en 1880 después de una revelación mística. Y bien, ¿dónde colocaríamos el macarrónico? Se trata de una lengua inventada, pero no es artificial ni estricta. Es también mestiza, pero no nacida de un contacto secular entre hablantes de dos o más lenguas como los créoles; el latín conserva su carácter de núcleo principal. Está llena de calcos, de fromlostianos, de interferencias que pueden parecer correctas desde el punto de vista de la sintaxis latina teórica, pero que jamás habrían sido escritas por un autor antiguo, medieval o humanista (o que lo ha sido en las fuentes conocidas, al menos). ¿Deberíamos considerar el macarrónico una novena categoría de hibridación lingüística? No lo sé por el momento. Espero tener las cosas más claras al fin de mi estancia en Nantes.

      Eran las siete de la tarde cuando me fui a caminar hasta la iglesia de San Clemente, un bendito que, al fin de cuentas, es mi santo patrono porque su fiesta se celebra el 23 de noviembre, día de mi cumpleaños. Todavía era de día cuando entré en el templo. Asistí a la misa, bajo las bóvedas góticas que me hicieron caer como un chorlito. Me dije: esta iglesia es del siglo XIII, puro estilo de la Edad de Oro. En efecto, preguntado uno de los feligreses, me ilustró acerca de la construcción del santuario: estilo del XIII, pero neogótico, hormigón y estructura de hierro, erigido entre 1837 y 1875. Volví por el túnel del río Erdre que sale al canal de San Félix y luego se vuelca en el Loira. El túnel tiene una historia trágica [02, 014]. Un ingeniero alemán, Karl Hotz, dirigió su construcción de 1930 a 1933. En 1940, convertido en teniente coronel de la Wehrmacht, Hotz regresó a Nantes en calidad de jefe de las tropas de ocupación de la ciudad. Sus examigos franceses no le perdonaron la coincidencia y lo asesinaron en octubre de 1941. En represalia, los alemanes mataron a cincuenta rehenes. Una avenida nantesa lleva el nombre “de los cincuenta rehenes”. Estudio, religión y barbarie.

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      9 de octubre

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