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que contaba con el apoyo de las tropas del Fuerte Brown.

      La familia Cavazos no se dejó intimidar y puso pleito a Stillman, pero este podía confiar en la decisión del tribunal. El juez Waltrous, presidente del tribunal, era amigo suyo. Además, muchos anglos creían que “toda la Concesión Espíritu Santo debe ser cancelada basándose en que los propietarios eran mexicanos”.34 Stillman, sin embargo, se había hecho muchos enemigos que presionaban al juez para que fallara en su contra. El 15 de enero de 1852, Waltrous falló a favor de la familia Cavazos, revalidando la Concesión Espíritu Santo. Pero Stillman tenía sus abogados, y la firma Basse and Horde ofreció 33 000 dólares por la concesión que, en 1850, estaba evaluada en 214 000 dólares.35 Stillman había hecho público que apelaría la sentencia, de modo que la familia Cavazos aceptó la oferta, pues los costos legales para defender la concesión resultarían prohibitivos. Por otra parte, la familia Cavazos sabía que Stillman tenía influencias en las estructuras políticas y judiciales del estado. Después de la venta, la firma de abogados transfirió el título a Stillman, pero este no pagó los 33 000 dólares, así como tampoco lo hizo la firma por estar en quiebra.

      Las tácticas de Stillman se repitieron por todo Texas. Las tierras y riquezas mexicanas pasaron rápidamente a manos de los colonizadores. Para 1860 los angloamericanos dominaban completamente la economía texana. Un censo levantado en aquel año mostraba que 263 texanos poseían mas de 100 000 dólares en bienes raíces; 57 de estos millonarios vivían en el sudeste de Texas; solo dos de ellos eran de extracción mexicana y sus posesiones estaban en el condado de Cameron. En el condado de Bexar se contaban siete texanos ricos, ninguno de los cuales era mexicano. Es importante notar que el valor de los bienes raíces y la riqueza personal de los 261 texanos estaba aproximadamente balanceada, mientras que la riqueza personal de los dos mexicanos estaba muy por debajo de su riqueza en bienes raíces.36 El socio de Stillman, Richard King, era el barón más ladrón del sur de Texas. Su trayectoria es difícil de seguir, pues sus descendientes controlan todos los documentos y los han censurado cuidadosamente. Richard King juntó más de 600 000 acres de tierra durante su vida, y su viuda aumentó las posesiones de la familia a más de 1 000 000 de acres.

      La corporación King Ranch comisionó a un escritor y artista profesional, Tom Lea, para ensalzar a Richard King en una obra en dos volúmenes titulada The King Ranch,37 Lea retrata a King como a un Horatio Alger testarudo y de puños recios que llevó la prosperidad al sur de Texas. En este proceso, Richard King nunca dañó a nadie excepto en defensa propia. Lea niega los cargos contra King e ignora a quienes alegan que este despojó sin escrúpulos a muchos pequeños propietarios mexicanos para quedarse con sus tierras y que actuó brutalmente con quienes se opusieron a él. Cuando se refiere a los resentimientos mexicanos contra los angloamericanos como King, Lea escribe: “Al enfrentarse, era natural que los norteamericanos se sintieran superiores y que los mexicanos se sintieran explotados. Cualquier norteamericano común era más próspero porque concedía más atención a la prosperidad” que cualquier mexicano común, de modo que una división económica se sumaba generalmente a la división racial para definir más agudamente la composición fronteriza de viejos resentimientos y desconfianzas”.38 La conclusión es que Lea limpiaba de toda culpa a King y los suyos, igual que hizo Alan Nevins cuando rebautizó a los barones ladrones del este como “capitanes de la industria”.

      Indudablemente, los historiadores que han escrito sobre King han sido influidos por la obra de Lea. Pocos son los que han confiado en lo que los mexicanos sentían respecto a él. En nuestro retrato de King, utilizamos el trabajo de Lea con objeto de mostrar las inconsistencias. Esperamos que algún día un estudioso chicano, utilizando fuentes mexicanas, documente la versión mexicana de la historia: que hombres como King y Mifflin Kenedy eran ladrones de ganado que operaban con la protección del Estado para aumentar sus posesiones.

      Richard King nació en 1824 en la ciudad de Nueva York, hijo de pobres inmigrantes irlandeses. De joven se enroló como marinero, llegando a ser piloto de un vapor comandado por Mifflin Kenedy.39 Muy pronto ambos hombres se hicieron amigos. La guerra mexicano-norteamericana los condujo a río Grande, y cuando terminó se quedaron para aprovechar el auge. King regentó un hotel de mala muerte en Boca del Río40 y más tarde compró una embarcación al gobierno de Estados Unidos y se dedicó al negocio de carga.41 La mayor parte de sus negocios consistían en llevar mercancías de contrabando a los rancheros mexicanos y a los mineros del norte de México.

      Aunque al inicio el principal competidor de King y Kenedy era Charles Stillman, en 1850 se asociaron con él.42 La sociedad prosperó, monopolizando muy pronto todo el comercio conducido por vía acuática al norte de México.43 En 1852 King compró la Concesión Santa Gertrudis; según Lea, King sabía que las posesiones estaban abandonadas desde que quedaron bajo bandera gringa, de la que los mexicanos desconfiaban.44 El título que amparaba 15 500 acres le costó menos de dos centavos por acre.45 King entró también en sociedad con Gideon K. Lewis para la adquisición de tierras, comprando más adelante la parte de este. Aunque Lea dice que gran parte del ganado mexicano fue robado no culpa de este robo a King.46 Sin embargo, es cosa generalmente sabida entre los pobladores mexicanos de la frontera, que King participó en esas acciones. King también estuvo complicado en la caza de Juan Cortina, que describiremos más adelante en este capítulo. Durante la guerra civil, King era partidario de los sureños y se benefició de la guerra vendiendo ganado, caballos y muías a las tropas. Prosiguió sus operaciones de carga, pasando los cercos unionistas bajo bandera mexicana.47 En 1866, Stillman dejó la zona fronteriza, y King y Kenedy se hicieron cargo de muchos de sus negocios.

      En 1872 la Comisión Fronteriza Mexicana informó que gran parte de las fricciones en la frontera eran causadas por los ladrones texanos. El informe alegaba que los mexicanos invadían la zona del Nueces para recuperar el ganado robado, y que Richard King marcaba como suyos becerros “que pertenecían a las vacas de sus vecinos”.48 Lea no hace caso de tal informe porque en su recuento encuentra que los mexicanos fueron culpados de los robos por los ciudadanos de Brownsville y por una comisión del Congreso de Estados Unidos.49 Durante este periodo, King fue nombrado presidente de la Asociación de Criadores de Ganado del Oeste de Texas. Esta fue formada por rancheros texanos para proteger sus intereses. Organizaron grupos especiales para combatir a los supuestos bandidos mexicanos. Más tarde suprimieron estos grupos cuando el capitán ranger McNeely se encargó de la lucha por ellos. Los métodos de McNeely ya han sido discutidos aquí.

      Aunque Lea trató de exonerar a King de todo mal interpretando sus acciones como justificables, no por ello dejan de revelarse ciertos hechos. King hizo su fortuna como contrabandista; se asoció con una banda de asesinos y, de hecho, representó un papel importante en sus operaciones; fue acusado de robos de ganado y de haber asesinado a pequeños propietarios de tierras para despojarlos de esta; y sobornaba a los rangers. Solo nos queda apoyar nuestro caso en la declaración de T. R. Fehrenbach:

      En la década de 1850, las ciudades fronterizas de El Paso y Brownsville, y la misma San Antonio estaban dominadas por un puñado de importantes comerciantes o financieros, ninguno de los cuales había nacido en Texas o en el sur. Este peculiar sistema político-social –en el que los mexicanos étnicos poseían por lo general la superioridad numérica, pero eran políticamente inertes como individuos– llegó a ser un rasgo característico de la vida del sur de Texas. Los primeros hombres de empresa se convirtieron en rancheros. De esta forma Richard King y Mifflin Kenedy, que con otros pocos dominaron en un tiempo todo el sur de Texas, desde el Nueces hasta Brownsville, llegaron a ser dos de los mayores terratenientes de todo el sur. En la década de 1850 se formó el núcleo del inmenso King Ranch.50

      LA REVUELTA DE CHENO CORTINA

      Los métodos de King para sojuzgar a los chicanos se repitieron por todo el suroeste. Colectivamente, los mexicanos se convirtieron en los pobres, débiles y oprimidos, mientras que los angloamericanos eran el símbolo del rico opresor. Este proceso produjo una reacción por parte de los mexicanos y derivó en un intenso bandidaje. Si bien unos pocos historiadores angloamericanos han concedido que a menudo el bandido mexicano fue empujado al bandidaje, la mayoría de los cronistas justifican su represión; racionalizan que el comportamiento

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