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Más allá de las palabras. AAVV
Читать онлайн.Название Más allá de las palabras
Год выпуска 0
isbn 9788437096971
Автор произведения AAVV
Жанр Языкознание
Издательство Bookwire
MARSHALL, David: Celebrity and Power: Fame in Contemporary Culture, Minessota, University of Minnesota Press, 1997.
RAMA, Ángel: «El “Boom” en perspectiva», en David Viñas (ed.): Más allá del boom: Literatura y mercado, México, Marcha, 1981.
SÁNCHEZ-PALENCIA CARRAZO, Carolina: El discurso femenino de la novela rosa en lengua inglesa, Cádiz, Universidad de Cádiz, 1997.
SAVAL, José Vicente: «Carlos Barral’s Publishing Adventure: The Cultural Opposition to Francoism and the Creation of the Latin-American Boom», Bulletin of Hispanic Studies, 79, 2002, pp. 205-211.
WRIGHT, Thomas C. y Rody OÑATE: «Chilean Diaspora», en Carol R. Ember, Melvin Ember e Ian Skoggard (eds.): Encyclopedia of Diasporas, Yale, Spinger, 2004.
Artículos en periódicos y revistas no académicas
DELANO, Manuel: «Por fin Allende comienza a ser una figuara heroica» El País cultura, 5 de septiembre de 2003, p. 27.
«Hay mucho racismo “oculto” en la oposición contra Obama, dice Isabel Allende», Agence France Presse, 16 de septiembre de 2009.
«Isabel Allende critica guerra en Irak y violaciones DD. HH. en Cuba», Efe News Services, 8 de mayo de 2003.
«Isabel Allende defiende la calidad de su obra y rechaza críticas», Efe News Services, 24 de julio de 2002.
«Isabel Allende: “Estoy entre los fanatizados en contra de Bush”», Efe News Services, 22 de junio de 2004.
MENDOZA, Ana: «Ojalá las protestas de los indignados cundan como una oleada», Efe Newswire, 9 de octubre de 2011.
PARRONDO, Jorge: «Desde que superé la depresión soy otra», El Semanal, 15 de septiembre de 2002, pp. 38-42.
«Plaza Janés inaugura colección con nueva novela Isabel Allende», Efe News Services, 9 de enero de 1999.
ROJO, José Andrés: «Isabel Allende aborda el mundo juvenil en su nueva novela, La ciudad de las bestias. Diferentes especialistas analizan la obra de la escritora chilena en la Casa de América», El País cultura, 17 de septiembre de 2002, p. 38.
SIGÜENZA, Carmen: «Isabel Allende: “Vivimos el auge de todos los fundamentalismos”», Efe News Services, 24 de septiembre de 2004.
1.Allende ha declarado abiertamente que la mayoría de los personajes ficcionales están inspirados en gente «real» cercana a la escritora. Pongamos por caso a Clara del Valle y Esteban Trueba en La casa de los espíritus, cuya fuente de inspiración fueron los abuelos maternos de la autora; también es el caso de Gregory Reeves en El plan infinito, personaje que está totalmente moldeado a imagen de su segundo marido, William Gordon. Igualmente su nieto Alejandro Frías sirvió de inspiración para el personaje principal en su trilogía La ciudad de las bestias, El reino del dragón de oro y El bosque de los pigmeos.
ENTRE TAPA Y CONTRATAPA
El dispositivo paratextual como instrumento de recategorización y legitimación genérica en las nuevas biografías españolas. Benjamín Jarnés y Sor Patrocinio (1929)
Macarena Jiménez Naranjo Universidad de Changzhou (China)
Apuntaba Benjamín Jarnés con tino y excelencia analógica, estilemas frecuentes en su escritura: «Y, en verdad, ya no se sabe si el prólogo era complemento del libro o el libro complemento del prólogo, como su prueba…» (1929a: 251). Con sus palabras venía a destacar el fenómeno por el que, en la nueva sensibilidad estética, los títulos, preámbulos, índices y apéndices cobraban más relevancia que el «texto» mismo, mientras que el discurso-objeto no pasaba de ser la margen del texto, su ratificación y ancilar semántico. Pues bien, este mismo fenómeno es recurrente en la modalidad historiográfica-literaria que hoy traemos a esta mesa de disección: la «nueva biografía» española.
Más de diez años después de la publicación de Victorianos eminentes (Eminent Victorians, 1918), del británico Lytton Strachey, la moda literaria de las biografías europeas se había impuesto implacablemente en el mercado literario español (Pulido Mendoza, 2009). Respondiendo a una constelación de factores genealógicos diversos, mas otorgando su papel protagónico a don José Ortega y Gasset, los escritores españoles asumen que la apetencia por vidas preteridas es una realidad incuestionable. Ante el unánime responso por el fracaso de sus modernas propuestas ficcionales (Ródenas de Moya, 1998: 113-145), la Historia es aclamada como una solución. En junio de 1929, la colección más importante de biografías autóctonas, «Vidas españolas e hispanoamericanas del siglo XIX», de la editorial Espasa-Calpe y dependiente del sistema filosófico de Ortega, lanza su primer título: El general Serrano, biografía firmada por el marqués de Villa-Urrutia. A la iniciativa orteguiana, seguirán otras, copando casi todas las casas editoriales y llevándose por delante la cuota de lectores de novelas (Serrano Asenjo, 2002). Aunque para conseguirlo, y a este mecanismo se consigna el presente estudio, tuvieran que cargar el discurso-objeto con abundante materia paratextual, desde la misma portada hasta la inclusión de notas prologales y epílogos contradictorios. Estos dispositivos –cuyo marco teórico fue descrito por Gérard Genette (1989), a quien me sumo en estas páginas– cumplen una deliberada función pragmática: a través de ellos, el escritorbiógrafo se aproxima al lector a través de inferencias semióticas que anticipan las claves artísticas e ideológicas del texto. El objetivo último: embrujar y seducir al desorientado lector español, incorporándolo al proceso comunicativo.
La instalación del remozado género biográfico en el sistema literario español no fue fácil, ni espontánea. Limitándome a la más estricta correa de transmisión literaria, dos factores –de linaje y prosapia españoles– diferenciaban la aventura hispánica de la praxis foránea, la complicaban y, en principio, la imposibilitaban. Primero, los jóvenes –y no tan «jóvenes»– prosistas de los años veinte habían perdido toda credibilidad frente al público. El género novelesco había llegado a cansar a los lectores dadas las continuas rupturas diegéticas, el apego por la imagen y la digresión metaliteraria, la experimentación con otros géneros, etc. La «novela nueva», elitista e intrincada, había fracasado. Y a su fracaso siguió el menoscabo en la autoridad de los narradores (Domenchina, 1946: 50). Segundo, a diferencia del resto de europeos (ingleses, franceses y alemanes, de donde salieron los más aclamados best sellers gráfico-existenciales), en la España de fines de los happy twenties no había lectores educados en el arte de la biografía, sino un público biográficamente analfabeto, al que no le eran simpáticos los autores trocados en biógrafos, no le inspiraban solvencia ni confianza alguna, y que, llanamente, no los leía (Fernández Cifuentes, 1982). Tercero, el encrespado horizonte inmediato de emisión y recepción de las biografías –convulso tiempo entre el declive de una dictadura y la algarabía anárquica que traían los vientos republicanos (Cano Ballesta, 1996)– podía dificultar la reinstauración del género de Plutarco, pues, al fin y al cabo, con más evidencia que bajo otras coberturas, la biografía es explícita ideología: construcción de presente a través de la lectura del pasado, y rescate de elementos potencialmente válidos para el futuro. Así, los personajes que se elegían, la adhesión con la que contaban en el imaginario simbólico, y la toma inevitable de posición respecto a estos y respecto a la centuria a la que pertenecían se leerían condicionados por el presente político del lector: connotados y resemantizados, por tanto. ¿Cómo hacer entonces para reinterpretar un género ilustre con el aire festivo y estilísticamente exquisito de los veinte sin desvirtuarlo, esto es, reconociendo su independencia y su necesidad, sin faltar a la exigencia de «verdad» que se le presupone al discurso biográfico?
Los editores e incipientes biógrafos son conscientes de la necesidad de presentar un producto atractivo y «fiable» que construyese su propio público. Entonces, a fin de salvar las distancias y conseguir el objetivo ínsito a todo mensaje (que se reciba y se interprete de la manera más fiel al pensamiento del emisor), se hará entrar en juego una exuberante