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con los horrores vividos por el pueblo armenio y el aniquilamiento —entre 1915 y 1923— de un millón y medio de armenios a manos del Imperio turco-otomano y de Turquía como su Estado sucesor.

      1.1. SENTIDO DEL TÉRMINO “GENOCIDIO”

      Las consideraciones culturales, señala Lemkin, se muestran a favor de la protección internacional de grupos nacionales, religiosos y culturales. Toda nuestra herencia es producto de las contribuciones de todas las naciones.

      El genocidio en tiempo de paz crea tensiones internacionales y conduce a la guerra, intuyó acertadamente Lemkin.

      1 Lemkin, Rafael, “Genocide”, en revista American Scholar, vol. 15, nº 2, abril de 1946, pp. 227-230. El texto traducido al español por Carlos Mario Molina Arrubla puede leerse en www.preventgenocide.org.

      2 Ibíd.

      3 Ibíd.

      4 Disponible en http://www.armenia.com.uy/genocidio/genocidio_3.htm.

      5 Este poema pertenece al célebre poeta armenio William Saroyan (1908-1981). Disponible en http://www.armenia.com.uy/genocidio/genocidio_3.htm.

      6 Lemkin, Rafael, El dominio del Eje sobre la Europa ocupada, Fundación Carnegie para la Paz, Prometeo, Buenos Aires, 2009, cap. IX.

      7 Lemkin, ob. cit.

      2. EL GENOCIDIO COMO UN CRIMEN INTERNACIONAL

      Por su naturaleza legal, moral y humanitaria, el genocidio tiene que ser considerado un crimen internacional, y así lo hace en 1945 la Carta de las Naciones Unidas, en su artículo 1, al estimular el “respeto [internacional] de los derechos humanos”, indicando que la negación de tales derechos por cualquier Estado es materia que concierne a toda la humanidad.

      ¿Cómo darle estructura legal al genocidio para reconocerlo como un acto que demanda una justicia internacional? Hay antecedentes que reconocen como crímenes internacionales la piratería, el comercio de drogas, la falsificación de moneda o la trata de personas. Lemkin ya tenía claro que debe haber represión universal y, a manera de ejemplo, sostenía que, si un falsificador de moneda se fuga de la justicia de su país, puede ser sancionado válidamente en el lugar donde buscó refugio.

      Extendiendo su tesis a los tiempos de guerra, afirma que, si asesinar a un judío es un crimen, el asesinato de todos los judíos y polacos es igualmente un crimen porque evidencia premeditación y un estado de sistemática criminalidad que impone el agravamiento de la sanción.

      Lemkin murió en 1959, pobre y agotado por sus luchas. Hasta el último día bregó por que los Estados ratificasen la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio, que habían aprobado las Naciones Unidas en 1948. El término por él creado dejó de ser simplemente descriptivo cuando se reconoció legalmente el genocidio como un crimen internacional que las naciones

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