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Así veo yo el tenis. Arturo Núñez del Prado D.
Читать онлайн.Название Así veo yo el tenis
Год выпуска 0
isbn 9789569946813
Автор произведения Arturo Núñez del Prado D.
Жанр Сделай Сам
Издательство Bookwire
De esta manera, el “otro” cobra relevancia, en una sociedad en la está prevaleciendo peligrosamente solo el “yo”.
El juego de parejas también desarrolla la tolerancia y la reciprocidad: nos enseña a aceptar los errores de nuestro compañero, porque él se ve obligado ser indulgente con los nuestros.
En un mundo en que la mayoría está más pendiente de sus derechos que de sus deberes, el doble nos recuerda que tenemos que consensuar un plan táctico con nuestro compañero, al que hay que apegarse fielmente sin correr con colores propios.
El juego de parejas nos obliga a mantenernos positivos ante la adversidad, a centrarnos más en las virtudes que en los defectos de nuestro compañero, y ser solidarios igualando su esfuerzo y despliegue, porque de lo contrario resulta imposible dar vuelta un marcador adverso.
Dos jugadores de discreto nivel en singles, pueden conformar un binomio temible y pintarnos la cara, así que el doble también nos enseña a ser humildes y, por sobre todo, respetuosos.
Por eso me gusta el doble, porque aunque no parezca, en la cancha se juega mucho más que un partido de tenis.
Cuatro consejos simples, pero eficaces
(28-01-19)
Es tanta la información tenística disponible, que llega a ser abrumador. Cientos de sofisticados análisis técnicos, tácticos, biomecánicos y físicos, muy útiles por cierto, se encuentran en internet al alcance de todos.
Me gusta la tecnología, pero esta vez rescataré cuatro sencillos tips que gente sabia compartió conmigo, hace bastante tiempo.
Son consejos simples pero eficaces, para jugadores de todos los niveles y edades, y que no pasan de moda.
1) Hacer volear al rival: Muchos jugadores se presionan, cuando el oponente entra a volear. Y en su afán por pasarlo, fallan al intentar tiros demasiado ajustados, sin saber si el contrincante es en realidad un buen voleador.
Para corroborarlo lo mejor es, justamente, hacerlo volear. Así que los invito a que en la primera subida a la red del adversario, le jueguen la pelota a él, sin tratar de pasarlo, para saber realmente cómo es su volea. Si no es sólida, no hay para qué arriesgar tanto buscando un passing milimétrico.
2) Ir punto a punto: Los juegos están hechos de puntos; los sets, de juegos, y los partidos, de sets. Por lo tanto, la unidad base del marcador de un encuentro es el punto. Y en eso hay que concentrarse, lo que nos obliga a enfocarnos solo en el presente.
Lo único que importa es el próximo punto porque los demás ya pasaron y, si los perdimos, no podemos hacer nada.
Mantenernos demasiado pendientes del marcador del match, produce grandes distracciones. Además, no es tan útil pensar mucho en eso, ya que el desarrollo de la cuenta de un partido no es otra cosa que el reflejo de lo más importante: lo que se hace punto tras punto.
3) Jugar con margen: La pelota debe pasar, al menos, medio metro por encima de la red. Con eso, nos aseguramos que la bola sortee la malla con holgura y tenga profundidad, lo que obliga al rival a defenderse o, al menos, a que se vea impedido de atacarnos como quisiera.
Ahora, también existe otro tipo de margen que siempre es bueno recordar. Cuando atacamos o definimos no hay que apuntar a las líneas, porque si cometemos algún error la pelota se va fuera de la cancha irremediablemente.
En cambio, si jugamos la bola a medio metro de las líneas, de no impactarla como teníamos previsto, aún resulta posible que la pelota caiga dentro de la pista.
4) Concentrarse en la respiración: Resulta inevitable quedarse pensando en la pelota fácil que acabamos de perder. Lo peligroso es que la rabia producida por ese error, puede ocasionar que la concentración se esfume.
Por lo tanto, debemos obligarnos a pensar en otra cosa entre los puntos, o durante los cambios de lado.
Para lograrlo, una buena alternativa es enfocarse solo en la respiración. Concentrarse en inhalar y exhalar el aire en forma consciente relaja, energiza e impide seguir dándole vueltas a lo que ya pasó, porque nuestro cerebro es incapaz de pensar en dos cosas al mismo tiempo.
Entonces, si nos enfocamos en la respiración, cualquier otra idea queda fuera.
Tal vez, estos cuatro tips no son ninguna novedad para muchos, pero quise recordarlos pues lo que por sabido se calla, por callado se olvida.
El liderazgo de Massú
(14-02-19)
Chile derrotó a Austria en Copa Davis.
Pero también se podría decir que fue el equipo de Nicolás Massú, el que se quedó con el histórico triunfo.
Y es que, con el tiempo, la figura de este capitán se ha ido agigantando.
¿Por qué?
El viñamarino cumple con el perfil básico que se requiere para el cargo: ex jugador profesional de buen ranking, con experiencia como jugador de Copa Davis y conocedor del circuito ATP.
Pero en su caso, se suman otras virtudes.
Para empezar, es un estudioso de la táctica y la estrategia, junto a las fortalezas y debilidades de los adversarios. Sabe bien cómo hacerles daño.
Pero lo más relevante, es que existe una habilidad blanda que maneja como ninguno: el liderazgo. Ahí es donde marca notorias diferencias.
Un líder no es aquél que imparte órdenes. Ése es un capataz. Un verdadero líder convence. Y el doble medallista olímpico logra eso: se nota que los jugadores le creen ciegamente.
El ex número 9 del mundo ha conseguido algo bastante difícil, que consiste en ser percibido como cercano por los deportistas, pero a la vez inspirar su respeto. Se nota que ha sido empático y ha trabajado el vínculo con cada uno de sus dirigidos, tarea no menor pues las personas son distintas y, para sacarles el máximo rendimiento, todas requieren un trato diferente.
Massú escucha, y toma en cuenta, las sugerencias de los miembros del equipo. También delega tareas. Con eso, consigue alinear a todos en torno al objetivo común, que es ganar.
También es un gran motivador. Siempre muy involucrado y activo durante el desarrollo de los partidos, ha logrado traspasarles a sus pupilos su mentalidad ganadora, junto a la garra que derrochaba cuando representaba a Chile. Con el viñamarino, no hay lugar para la pasividad, ni la abulia.
La prueba de su influencia es que Christian Garín entró a disputar el quinto punto contra Austria, con la polera de su capitán. Nadie sabe con exactitud cuál habrá sido el diálogo previo entre ambos, pero queda claro que tuvo efectos significativos: el segundo singlista nacional jugó punto a punto, lo que hizo que estuviera más relajado y liberara todo su potencial tenístico, que fluyó mejor que nunca en Copa Davis.
El doble medallista en Atenas también ha sacado lecciones. Esta vez no consideró a Nicolás Jarry en el doble, reservándolo para que entrara fresco a disputar el cuarto punto, y depositó su confianza en Tomás Barrios.
Con esa decisión hizo crecer al equipo chileno, porque el chillanejo demostró que es una alternativa válida.
Con Nicolás Massú al mando, nadie es más importante que el grupo y todos tienen marcada a fuego la impronta de su capitán: darlo todo en la cancha.
Pero para que eso ocurra, se deben dominar múltiples herramientas. No basta con ser un gran jugador de tenis retirado.
Hay que ser un auténtico líder.
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