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veraniegos empezó a remolinarse en el cielo.

      Bandadas de palomas sobrevolaron alborotadas, buscado el cobijo de los árboles y en la torre de la cercana iglesia.

      Ellas, resguardadas esperarán inquietas el retorno de la calma.

      Se podía oler la tormenta, la gente corría hacia las bocas del subte o al hall de la estación.

      Se había levantado una corriente desapacible, cargada de calor y humedad, anunciantes, de inminente tormenta.

      El viento arrastró mareas de hojas secas que golpearon su cara.

      Una hoja escapada de un libro le incitó a leerla...

      La desesperación infunde valor, el cobarde huye...

      Se preguntó, ¿Destino...? ¿Él se consideraba cobarde? ¿...Quizás?

      Al examinarse, la realidad lo expuso ante la nada.

      ¿Qué sabia él de la vida? Nada

      El desarrollo del orden de la subsistencia humana, no se justifica ni se mide por la extensión de las etapas madurativas...

      No se adquieren los mismos hábitos en la niñez, ni en la adolescencia...ni tampoco los serán los de la vejez.

      Ésas etapas previas, son las que influyen en nuestras costumbres, teniendo en cuenta que es en el propio existir, cuando la suma de errores da el resultado de las experiencias.

      ...

      Herminio deambulaba por la zona sin poder ocultar el desánimo que le embargaba

      En la esquina de la calle Brasil frente a la estación estaba emplazado un puesto de venta de diarios y revistas, él pasó junto al lugar, en el preciso momento, en el que, desde una camioneta descargaban los diarios de la mañana.

      El kiosquero le dijo: (como si se anticipara a un pedido de ayuda) le echó una mirada y le sugirió...

      —te pago el desayuno si me podes ayudar a compaginar las secciones y ordenar los estantes–

      Ya era medio día cuando terminó las tareas, por la cual compartió con el diariero su primer alimento.

      Agradeció la ayuda, el quiosquero le volvió a mirar, esta vez detenidamente. Le había gustado su aptitud y dedicación.

      Entonces le invitó que siguiera ayudando.

      Al final del día le ofreció compartir su comida, un sándwich y una bebida.

      Es así que con ese favor, ese buen hombre le contuvo y aconsejó durante por muchos días. –¿Por qué? – No supo un por qué, solo DIOS sabía. ¿Destino, Premonición, Causalidades (Bisagras).

       “tal es la condición del ser, que el padecimiento interior es su sentimiento más hiriente”.

       “Toda actividad humana está motivada por el deseo o el impulso”. De allí la necesidad de que sepamos a donde vamos, para poder saber el camino que hemos de seguir.”

       “El mundo es muy pequeño cuando no se tiene donde ir”....

      Ayer, a los casi dieciocho años, sentado en esa plaza, pensó que debería buscar una oportunidad para continuar su vida, y corregir errores.

      Se dice que donde hubo un deseo hay un camino, el que él se arrogó, le había retenido alli enjaulado en una falsa libertad.

      Ahora aprenderá que el destino no hace visitas a domicilio, sino que hay que ir por él.

      Un día, se dará cuenta que las puertas de la vida están abiertas para todos. Desde ahora saldará sus deudas, sabe que el tren de la adolescencia se le ha ido.

      Los recuerdos se superponen, se acercan de espalda. Inquietan.

      Se modifican, cuando una puerta se cierra, otra se abre; pero hay veces que quedamos tanto tiempo mirando a una, que no nos deja ver a las demás.

      El hombre se programa y la vida responde en desigual manera.

      Antes adolescente, hoy nonagenario, Herminio se pregunta sin comprender si hizo lo correcto, analizando su proceder consciente–inconsciente, trató de meditar las consecuencias que le llevaron a esta vida.

      Ahora tiene su propia versión del optimismo, Si no puedes cruzar una puerta, cruzará otra y otras, y en cada una surgirán distintas oportunidades.

      Algo maravilloso vendrá, no importa lo oscuro que esté el presente entre realidades y sueños.

      ¿Qué influyó para que a los diecisiete años tomara una valija, una muda de ropas y con un poco de dinero ahorrado, de sus labores durante las vacaciones escolares, trepara desde su hogar, al tranvía, que lo llevaría a la estación ferroviaria Rosario Norte? Y desde allí un tren a Buenos Aires.

      Nada del pasado está irremediablemente perdido.

      Con el tiempo, dejarán heridas, cuyas cicatrices serán señaladas como enseñanzas durante toda una vida

      Herminio en el potencial de su existencia, todavía ignoraba, que el sentido de la vida cambia continuamente.

      Pensó; ¿Debería consentirse seguir en este obstinación sin rumbo?

      ¿Se sentiría más libre en este sometimiento virtual?.. Decidido, afirmó que no daría el brazo a torcer, que debería empezar desde lejos, para lograr nuevas oportunidades.

      Al oscurecer se había convertido en un “cabecita negra”, uno entre los tantos, que llegábamos a la Capital, en el gobierno del General Perón.

      Confrontado de frente a la desdicha, mirando la miseria de aquellos cuerpos tumbados en los bancos de la plaza. Algunos ya rendidos por el desaliento, otros sucios y otros tantos, tan hambrientos, (los he visto) revisaban los desperdicios comestibles; y comían sobrantes, desechados en el cesto de la basura.

       “No toda distancia es ausencia, no todo silencio es olvido. El hombre se adentra en la multitud para ahogar su propio silencio”.

      Desde ese día Herminio se entregó a la gran ciudad, su destino estaba señalado en Buenos Ares. Donde todos somos análogos, como pequeñas plumas desprendidas de la bandada, o tal la inquieta hormiga desorientada de su hormiguero.

      Una de las diferencias es que el hombre posee la capacidad de pensar y de reflexionar para transmitir el bien o el mal, lo justo o lo injusto. Su conciencia les advertirá, estará en nosotros la opción del libre albedrío.

      Cada uno de nosotros tiene un propósito en la vida, expresado en sueños y proyectos personales.

      Incontables veces al no poder alcanzarlos hace que muchas personas sigan el camino de la frustración y del desengaño.

      Los hay que de tanto mirar el abismo, se sueltan y terminan siendo parte del vacío.

      Una fuerza interior de desprendió de Herminio, como salida de las cenizas. Ahora su ave fénix agitará esperanzas.

      *****

      Una palabra de tono amistoso alteró mis pensamientos y al levantar la vista, encontré un rostro gastado y de limpia mirada.

      El muchacho que se aproximó, era casi de su misma edad.

      Y era él que, el día anterior le observara desde otro banco.

      *****

      ¡ Hola !

      —¿desayunaste, se te terminó la morcilla? –

      —si– murmuré al contestar.

      —¿Trabajas? –

      —no recién llegué ayer–.respondí

      Así... comenzó mi primera charla con un desconocido, que por algo inspiraba confianza.

      —¿desayunaste? –

      —No –le confesé–

      A

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