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al explicar (a través del texto y las ilustraciones) algunas formas de ayuda, creemos que estamos contribuyendo al aumento de los conocimientos gimnásticos de los profesores, hayan o no sido practicantes (mejores o no tan buenos). A pesar de haber hecho un esfuerzo para ubicar las situaciones de aprendizaje según el criterio del más fácil (simple) al más difícil (complejo), no defendemos la idea de progresión pedagógica como era utilizada hace algunos años, principalmente por los autores francófonos. Efectivamente, nuestra experiencia nos llevó frecuentemente a concluir que muchos alumnos (y gimnastas) no necesitaban seguir los pasos preconizados por dichas progresiones pedagógicas para tener éxito en su aprendizaje, muchas veces resolvían fácilmente una situación más compleja sin antes haber aprendido las más simples. En función de sus características (y motivaciones), los alumnos deben tener una cierta libertad de elección, no sólo de los elementos gimnásticos a ejecutar, sino también en la utilización preferencial de algunas situaciones en detrimento de otras.

      El código de puntuación actual (FIG, 2001) es claro en cuanto a su filosofía general; los gimnastas deben realizar correctamente sus ejercicios, porque es de efecto estético superior y porque garantizan su propia seguridad, incentivando a que cada uno presente solamente los ejercicios que realmente ejecuta a la perfección. El hecho de que las penali-zaciones por ejecución sean igualmente rigurosas para quien va a presentar un elemento simple que para quien realiza uno complejo ayuda a los practicantes a “situarse” en su verdadero nivel gimnástico, y desincentiva las tentativas de ejecución de elementos con una complejidad “superior a la de sus posibilidades”, con la esperanza de que encaje bien. El código está estructurado para que sea “premiado” el gimnasta que realiza un elemento de baja dificultad y lo ejecuta correctamente, en detrimento del gimnasta que se arriesga a realizar un elemento de mayor dificultad pero falla o lo ejecuta mal (la penalización por ejecución incorrecta supera en la mayoría de los casos la diferencia de valor entre el elemento fácil y el difícil, y así, al realizar el elemento más fácil sin penalización, el gimnasta obtiene una nota superior al que realiza el elemento difícil pero fue penalizado en la ejecución).

      En las mejores escuelas de gimnasia se constata que niños y jóvenes aprenden elementos de gran dificultad prácticamente imitando el “comportamiento motor” de gimnastas más veteranos y de más experiencia.

      Entonces, a los entrenadores les basta con estar atentos en el sentido de orientar las actividades y suministrar las indicaciones gestuales y verbales adecuadas. De esta constatación es fácilmente deducible que las ayudas deben prestarse en función de las necesidades individuales de los alumnos, y que sólo se vuelven más efectivas cuando se trata de enseñar elementos de media o elevada dificultad. Sin embargo, es bueno señalar que, en estos casos, se trata de gimnasios con excelentes condiciones de seguridad pasiva: colchones adecuados a cada situación, foso para caídas, aparatos de iniciación en elevado número, temperatura adecuada del ambiente, entre otras. Mientras que no tengamos esas condiciones, esto es, salas de gimnasia bien equipadas en las escuelas, tendremos que disponer siempre de profesores muy atentos que deberán intervenir con mucha más frecuencia. Si la actuación del profesor no fuera efectiva y eficaz, no veremos a nuestros alumnos evolucionar y, sobre todo, continuaremos corriendo múltiples riesgos de accidente. Urge realizar una reestructuración de la enseñanza y aprendizaje de la gimnasia en el contexto de los sistemas de enseñanza, no sólo en términos de mejora de los recursos materiales y de las competencias de los profesores/entrenadores, sino también en el sentido de potenciar la toma de conciencia de que la práctica de la gimnasia desempeña un papel importante en el proceso de desarrollo y crecimiento de los niños y jóvenes.

      Posiblemente, las técnicas gimnásticas se aprenden mejor cuando son iniciadas e implantadas en edades tempranas, debido a la mayor plasticidad de las estructuras musculotendinosas y de las articulaciones, y fundamentalmente, al hecho de que el sistema nerviosos aún se encuentra en maduración, lo que permite adaptaciones y una más fácil interiorización de “trayectos” motores y sensoriales. Por eso defendemos encarecidamente que las bases de la gimnasia, sea escolar, sea de competición, se implanten en las guarderías, en Preescolar y en las Escuelas de Primaria. En este nivel de escolaridad deberían ser aplicados programas gimnásticos de base para cada edad, con el objetivo de desarrollar el aprendizaje motor de gestos que sirven de “soporte” a la gimnasia y a otras técnicas deportivas, para desarrollar las capacidades motoras que, sabemos, se deben promover e incentivar en estas edades, tales como la flexibilidad, el equilibrio, la coordinación y la velocidad de reacción y gestual, así como las nociones del ritmo, del espacio y del tiempo.

      Por otro lado, defendemos una enseñanza que privilegie la individualidad del alumno, esto es, para un alumno con potencialidades, deben ser creadas las condiciones necesarias para que éstas se desarrollen. Normalmente los sistemas de enseñanza privilegian lo “colectivo” en detrimento de lo individual, y eso no favorece el desarrollo de los mejores. Digamos que son los mejores quienes se perjudican en el intento de recuperar a los peores. No dejamos de alabar ese “espíritu noble” del legislador, pero de esa forma nunca nadie alcanzará la “excelencia” en ninguna área (ni en la gimnasia ni en el deporte en general, ni en las Matemáticas, ni en las Físicas o las Lenguas). Creemos que los programas y las aulas donde son puestos en práctica deberán favorecer un margen de actuación y autonomía con el objetivo de promover un desarrollo general de todos los alumnos y de crear condiciones para que los más aptos puedan llegar más lejos. Con la aplicación de esta idea de la gimnasia, queremos tan sólo señalar que todos los alumnos deben aprender algunos elementos gimnásticos básicos (giros, apoyos, suspensiones, balanceos, ruedas, pinos, etc.), y que los más aptos deben tener derecho a que les enseñen elementos más complejos (salto de manos, la ronda, círculos, mortales, etc.)

      En la gimnasia artística, muchos elementos gimnásticos son igualmente ejecutados por niñas y niños; son comunes a la gimnasia artística femenina y a la masculina. En este libro tuvimos la preocupación de utilizar ilustraciones femeninas siempre que un elemento está orientado o exclusivamente dirigido a las niñas (ejemplo de los “remontes” en el suelo, de los elementos en la barra de equilibrios y algunos de la barra fija/paralelas asimétricas), e ilustraciones masculinas cuando el elemento es más utilizado o exclusivamente efectuado por niños (ejemplo del caballo con arcos y de las paralelas). En los restantes elementos (la mayoría) fue diferente; si existen más ilustraciones masculinas que femeninas es por comodidad del diseñador.

      Las paralelas asimétricas y la barra fija son aparatos cuya movilidad tiene innumerables semejanzas, especialmente en los denominados “elementos cerca de la barra” o de la banda. La presencia de la banda inferior en las paralelas asimétricas limita alguna amplitud en determinados elementos, como son los balanceos y cambiadas (a escala superior, no tratados en este libro, existen otros elementos igualmente “limitados”, como son los gigantes, los despegues y algunas salidas).

      La referencia a las acciones motoras es una forma de remarcar algunas informaciones sobre los movimientos y de facilitar la interpretación de algunos aspectos técnicos y/o gestos de diversos elementos gimnásticos.

       SUELO

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      01Volteo adelante

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       Aspectos técnicos importantes

      •Manos en el suelo a la anchura de los hombros y giradas al frente.

      •Fuerte impulsión de los miembros inferiores.

      •Elevación de la pelvis.

      •Mantenimiento del cuerpo bien cerrado sobre sí mismo durante el giro.

      •Repulsión efectiva de las manos en el suelo en la parte final de la ejecución.

       Errores frecuentes (a evitar)

      •No apoyar las manos giradas al frente.

      •Apoyar

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