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la venida [parousia] de Cristo, pero no una sola, sino también una segunda, mucho más magnífica que la anterior. La primera llevaba consigo un significado de sufrimiento; esta otra, en cambio, llevará la diadema del reino divino.

      Después de contrastar los dos nacimientos de Cristo, uno del Padre y el otro de María, él comenta:

      En la primera venida [parousia] fue envuelto con fajas en el pesebre; en la segunda «se revestirá de luz como vestidura» (Sl 103,2). En la primera «soportó la cruz, sin miedo a la ignominia» (Heb 12,2); en la otra vendrá glorificado, y escoltado por un ejército de ángeles. No pensamos, pues, tan solo en la venida [parousia] pasada; esperamos también la futura.

      El obispo añade:

      En la Liturgia de las Horas, esta catequesis de Cirilo aparece como segunda lectura del Oficio de lectura del domingo I de Adviento dando un tono para todo este tiempo litúrgico.

      1.4. Padres latinos

      Hasta ahora, todos los autores estudiados, tanto griegos como latinos, comprenden la primera venida del Señor en el sentido amplio de todo su ministerio terrenal, marcado por la humildad, el despojamiento y la oscuridad, y que culminó con su rechazo, condena y crucifixión.

      Concluyendo, la frase adventus Domini tiene un significado dinámico. Es una acción que tiene como sujeto a la persona de Cristo y que tiene fuertes resonancias escatológicas, especialmente cuando se refiere a la venida del Señor en gloria. Pero incluso cuando se aplica a su nacimiento, enfatiza que este evento no es un mero acontecimiento físico sino teofánico y salvífico. Su nacimiento es el amanecer en el tiempo de la plenitud del tiempo, la entrada en la historia del objetivo de la historia, la aparición en un hombre del futuro definitivo de todos los hombres. A pesar de los contrastes que los padres nunca se cansan de exponer, el nacimiento del Señor en la tierra y su venida del cielo, ambos son venidas –son parousias y epiphanies–, la primera inaugurando lo que la segunda perfeccionará, la segunda completando lo que en la primera había comenzado. En la Palabra hecha carne, la divinidad se muestra en forma humana, permanentemente unida a la humanidad y reconciliando la creación con su creador. El misterio de la encarnación ya es el misterio pascual, y la Navidad es una fiesta de redención.

      2. El tiempo de cuatro domingos

      2.1. Nombre

      De modo diverso, el sacramentario que el papa Adriano (772-795) envió a Carlomagno entre 784 y 791 omite la palabra Domini del título, conservando solo adventus. Aquí el término ha perdido su conexión con el Nuevo Testamento, con la persona de Cristo, y con el acto que llevará la historia de la salvación a su culmen. Adviento se había convertido simplemente en un período de tiempo antes de Navidad. Con la eliminación de Domini del nombre de este tiempo litúrgico, en consecuencia, se pierden todos los matices escatológicos que adventus Domini tiene en los evangelios y en las cartas paulinas. Este sacramentario también excluye todas las oraciones que se refieren a la venida de Cristo en gloria y mantiene solo aquellas que se refieren a su venida en la carne, en otras palabras, al adventus entendido como su nacimiento.

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