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en todos los casos, pues a los sujetos les basta señalar la experiencia vital de carácter emotivo

      y origen de la distancia, y dejan de lado la racionalización de la distancia. Dado que las distancias son expresiones vinculadas a la experiencia subjetiva, los datos que la señalan se hacen conscientes cuando el sujeto ha transitado a operaciones formales de pensamiento, por lo que cabría esperar cierto proceso argumentativo de tipo inductivo o al menos deductivo del tipo

      (p.q) p → q

      La categoría relación se expresa en la formulación de acuerdos tácitos o explícitos con el centro axiológico en torno al cual se dejan claros los puntos de contacto entre la postura moral de los sujetos de investigación y los planteamientos morales del cristianismo. El acuerdo no se sigue de un análisis de la moral religiosa, sino de asumir como conveniente e incluso necesaria alguna postura. Dicho de otra manera, la aceptación de una postura moral de raíz religiosa, no implica que se conoce el origen y fundamento de dicha postura, por lo que los sujetos pueden admitir postulados morales de raíz religiosa sin reconocerlo o reconocerlo. La relación es una forma de hacer explícita la presencia, a la que Boaventura de Sousa señala como cercanía. Aunque se debe comentar que la cercanía no implica, en este caso, el establecimiento de vínculos fuertes respecto a la moral religiosa.

      Los elementos anteriores permiten señalar la configuración de una matriz para ubicar los elementos de distancia y distancia, es decir, de presencia o cercanía bajo la siguiente estructura:

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      Ilustración 1. Relación-distancia. Elaboración propia.

      De acuerdo con el esquema anterior, la distancia señala lo rechazado de la moral religiosa y marca los límites del diálogo que establecen los sujetos jóvenes. Al mismo tiempo, proporciona información respecto a los elementos que se han invisibilizado por parte de los estudiantes, que en la lógica del lenguaje religioso serán fundamentales, y sobre los cuales se suele estructurar el discurso religioso y que toman la figura de elementos absolutos. La relación se estructura en función de lo deseado y expresa la forma positiva de los límites, en el sentido de señalar los aspectos oportunos del diálogo debido a la cercanía débil con el discurso moral religioso.

      De la negación de referentes absolutos

      a la aceptación relativa de la moral

      El análisis de datos muestra que los estudiantes marcan distancia con planteamientos morales de raíz religiosa, que se presentan como absolutos o posicionamientos cerrados; en tanto que mantienen relación con aquellos que muestran diferenciación y tendencia a la individualización. La siguiente tabla elaborada a partir de los textos analizados, muestra estos datos que remiten a asuntos de la moral religiosa sobre los cuales se establece distancia o relación:

Tabla 1. Distancia relación en el tema ética-religión en estudiantes universitarios.
Eje DISTANCIAEje RELACIÓN
Valores de la prudencia y templanzaValores de la justicia entendida como indignación, y de la fortaleza interpretado como fuerza o valor
Valor de la templanza entendida como moderación y limitaciónPlacer de los sentidos
Cooperación y solidaridad ante el necesitadoSolidaridad eventual
Entregar la vida por otrosSentido de sobrevivencia personal y los cercanos
Vida con sentido trascendenteVida con sentido inmanente
ReligiónEspiritualidad
Pertenencia a la IglesiaValoración social de los rituales de pasaje ofertados por la institución
Un solo modelo de familiaReconocimiento por la vía de los hechos de diferentes modelos de familia
La verdad comunicada por los actores religiososLa verdad como construcción social que pone en igualdad a los actores

      Elaboración propia.

      Como puede observarse, en el eje de la distancia se localizan aspectos que dan forma a un modelo fuerte de religiosidad, que deriva en una postura moral de carácter universalista, donde la actuación del sujeto moral tiene un sentido trascendente. Ahí, planteamientos como la verdad, algunos valores que implican limitaciones, la perspectiva del otro, el aprecio por la estructura y el compromiso social, se desdibujan sin desaparecer, pasando a dar forma a un modelo moral que parece estar alejado de la religión sin que se pueda sostener de manera radical, dado que el desdibujamiento del carácter absoluto de la moral religiosa permanece en las relaciones funcionales que los sujetos establecen con la moral.

      Lo deseado, en términos de Boaventura de Souza, queda señalado por el eje relación, que permite indicar que se busca una ética sin referentes absolutos, con las siguientes características: centrada en el sujeto individual, que se preocupe por el sentido inmanente y placentero de la vida, por la construcción de relaciones de solidaridad y cooperación con los que forman su círculo cercano, que permita expresar la indignación con lo que se considera injusto y sin pretender compromisos permanentes, que reconozca las instituciones religiosas como ofertadoras de servicios de socialización, que se distancie del debate por la verdad en términos absolutos y reconozca la verdad como una construcción social relativa al grupo que la estructura, y que recupere el valor de la espiritualidad como un camino personal del sujeto, sin necesidad de mediaciones.

      Un aspecto importante —como territorio donde los planteamientos de la moral religiosa tienen mayor cabida, siempre y cuando no se recurra al discurso tradicional— es el referido a los temas en debate que permanecen abiertos. Los datos permiten señalar que, en temáticas abiertas en proceso de maduración heterogénea, existe mayor cercanía con la moral religiosa. Estos temas son: el respeto a la vida entendido como rechazo formal al aborto —lo que implica dejar al sujeto la decisión de realizarlo—; el reconocimiento de la diversidad de modos de configurar la familia sin dejar de valorar la organización tradicional; el asunto del derecho de adopción por familias que no siguen el modelo tradicional de relación; la descalificación de la violencia sin asumir compromisos concretos.

      Al mismo tiempo, existe una cierta idealización de una moral donde los valores humanos son el centro de una argumentación vacía de compromisos. De esta forma, se idealizan valores segundos como el respeto, la honestidad, la solidaridad, la amistad, entre otros.

      Hacia una ética sin referentes absolutos

      Una vez establecidos los elementos descriptivos de la configuración moral que tienen raíces religiosas provenientes del catolicismo, se puede señalar que se perfila la estructuración de una ética sin referentes absolutos. Sin embargo, los rasgos religiosos presentes muestran que la configuración moral de los estudiantes de pregrado estudiados no ha desacreditado en conjunto la moral religiosa, por lo que si se atiende a la distinción básica, que señala que la ética reflexiona sobre la moral, se encuentra que los datos no permiten sostener que exista una ética alejada totalmente de los planteamientos morales católicos; pues al no explicitar razones, argumentaciones y contraposiciones, los sujetos de investigación se quedan en el ámbito de la moral vivida sin transitar a la moral pensada.

      Por otra parte, los datos permiten señalar que es posible que se puedan establecer en el futuro posicionamientos basados en una argumentación racional que perfile una ética laica, pero no en este momento. La expresión usada “espiritualidad sin religión, para señalar que los jóvenes se han alejado de manera radical de las creencias religiosas, debe tomarse con matices, pues la absolutización de este planteamiento genera la impresión de que la totalidad de los jóvenes viven bajo este esquema. La distancia que los jóvenes reconocen con los planteamientos absolutos de la moral católica, no implica el alejamiento de la totalidad del pensamiento católico, dado que permanecen elementos de cercanía, que permiten el reconocimiento de coincidencias, sin negar su carácter débil. Ciertamente se perfila un alejamiento del culto, como lo señalan los estudios del tema (Sota García, 2015: 111; Ortiz Acosta, 2015: 50), pero no de aspectos centrados en la moral. Se puede apreciar que existe la intención de construcción de una ética propia —que podría adjetivarse como sin referentes absolutos—, pero que todavía no se define claramente.

      Para que se pueda caracterizar una ética sin referentes absolutos, se podrían seguir dos caminos: la vía de los hechos, por la que parecen decantarse los posicionamientos de los jóvenes;

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