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del proyecto. La participación solo se abre a determinados ámbitos en los que es posible, por tanto, la colaboración en los proyectos y actividades, consolidando de esta forma el derecho a la información, a la consulta y a la propuesta.

      4 Participación interactiva. Se trata de una participación en un plano igualitario pero, sobre todo, un plano en el que existe reciprocidad y corresponsabilidad. En estos casos, en los que existe cierta forma de gestión compartida, se requiere de dinámicas de consenso y acuerdo y una cierta capacidad para la gestión de proyectos y actividades.

      Por tanto, la participación interactiva tiene en cuenta dos conceptos básicos que determinarán, también, el trabajo asociativo en el marco de las redes: el consenso y la corresponsabilidad. Trabajar con o trabajar en colaboración con no es solo tener en cuenta a los otros y recibir su opinión, reflexión o su postura ante un tema determinado, también es tener en cuenta lo que hacen los otros para poder transformar el trabajo individualmente realizado en trabajo y conciencia colectiva.

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       Recuerde

      No hay participación, en líneas generales y en el seno de cualquier entidad asociativa o red asociativa, sin objetivos definidos, sin compromisos individuales y colectivos y sin construcción de ciudadanía para mejorarla y hacerla avanzar.

      Es importante tener en cuenta tres preguntas fundamentales para situar el ámbito de la participación, y las tres respuestas que constituyen y dan forma a las aspiraciones de individuos y de asociaciones y redes de asociaciones:

      1 Quién participa. La participación debe ser lo más amplia y representativa posible con respecto al conjunto de la población, buscando para ello la pluralidad social.

      2 Sobre qué se participa. La participación social y cultural debe cubrir y dar respuesta a cuestiones relacionadas con su ámbito de actuación (la cultura y su desarrollo, su influencia, su capacidad de transformación y de mejora de la sociedad en su conjunto y de los ciudadanos que la integran) y sobre las que las asociaciones y redes asociativas han de poder influir y trabajar.

      3 Cómo se participa. La participación, sea cual sea la actividad en torno a la que se estructure y desarrolle, debe tener respaldo y soporte político -en el sentido de apoyo de las administraciones públicas-, social -hecha por y para los ciudadanos- y técnico -con un soporte profesional adecuado, suficiente y especializado-. Con todo ello se puede garantizar la información, la capacidad de deliberación y participación, y la expresión libre de opiniones y reflexiones.

       Niveles de participación

      Por último, y en lo que respecta a los niveles de participación, pueden destacar, entre las más importantes y desde unos mínimos hasta unos máximos, las siguientes posibilidades:

      1 Acceso a la información. En este nivel la participación consiste en estar informado o informada; ya sea porque nos preocupamos de estarlo, ya sea porque la entidad se preocupa de informarnos. Ejemplos de este nivel de participación pueden ser las convocatorias a determinadas reuniones, boletines informativos de actividades de la asociación, etc.

      2 Opinar o ser consultado. Es el nivel en el que ya hay una participación más activa que en el nivel anterior. Supone que damos una opinión sobre algo, ya sea porque tenemos el cauce adecuado para hacerlo por nuestra propia iniciativa, ya sea porque la asociación nos pregunta por nuestra opinión. Ejemplos de este nivel serían las encuestas que nos puede hacer nuestra entidad sobre diferentes temas, algunas reuniones de equipo en donde se plantean temas y se recogen opiniones, etc.

      3 Hacer propuestas. Este nivel de participación supone no solo dar nuestra opinión, sino proponer acciones concretas de ejecución, tomando la iniciativa para participar. Ejemplo de ello es cuando proponemos organizar una actividad concreta en la entidad, cuando hay un problema y aportamos soluciones concretas, etc.

      4 Decidir. Es el nivel más alto de participación democrática, puesto que implica que nuestra opinión es tenida en cuenta y vale igual que la de cualquier otro para el resultado final. Ejemplo es la participación en las asambleas generales de la asociación en donde se toman las decisiones, ya sea por consenso o por votación.

      5 Actuar. Consiste en poner en práctica acciones concretas, ejecutar las decisiones tomadas, gestionar actividades, tareas, etc. Ejemplos de este nivel de participación serían las labores de la Junta Directiva, el trabajo voluntario, etc.

      Estos niveles de participación no son fases ordenadas progresivamente. Se puede actuar sin haber sido consultado, se puede decidir sin haber hecho propuestas, etc. Lo importante es saber que en todos esos niveles se está posibilitando la participación, y que cada cual elige las maneras o niveles de participación que más le convengan.

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       Nota

      La participación social y cultural ha de significar la influencia real y posible de los ciudadanos sobre determinadas decisiones públicas, favoreciendo una cultura de implicación directa, dinámica y participativa en los procesos que afectan a la ciudadanía, a la clase gobernante y a los técnicos.

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       Aplicación práctica

       La asociación cultural “La rendija”, dedicada a la promoción de la fotografía artística de la naturaleza, ha elegido una nueva Junta Directiva. Con el fin de redefinir los objetivos, su marco de actuación y las formas de participación en el ámbito territorial en el que se mueve y desarrolla, encarga un pequeño estudio a dos de sus miembros mejor cualificados: Esmeralda, socióloga, y Marco, economista y antropólogo, que deciden acometer un pequeño estudio que se basará exclusivamente en conocer las razones que impulsan a los ciudadanos a participar en sus propuestas. Según su criterio, ¿será suficiente ese eje de investigación para mejorar el desarrollo de proyectos, actividades y propuestas de la asociación?

       SOLUCIÓN

      Aunque es cierto que la actividad de una entidad asociativa, sus metas y fines sociales deben estar siempre enfocados al beneficio directo o indirecto de la población en la que se desenvuelve, es imprescindible conocer otros detalles que pueden asegurar una mejora en el desarrollo de sus funciones culturales y sociales. Para ello, nada mejor que conocer quiénes son los ciudadanos más implicados en las actividades y, sobre todo, el tipo de participación que lleva a cabo, si es activa o pasiva, si son críticos y si tienen los mecanismos y cauces para hacer llegar esas críticas a la entidad asociativa. A todo ello hay que añadir un estudio interno de capacidades que deben suponerse en una asociación: capacidad de comunicación, potencia de convocatoria, instrumentos de información, capacidad para generar nuevos proyectos a iniciativa de los ciudadanos, si se recogen de forma documental las opiniones y evaluaciones del público destinatario, etc. Todo un conjunto de valores, informaciones y metodologías de actuación que identifiquen a la asociación y contribuyan a la mejora de su servicio público.

      En el marco de la participación social y cultural, el tejido asociativo cumple un papel fundamental: ser uno de los principales actores en el desarrollo de programas, objetivos, metodologías, y como receptor de necesidades y requerimientos de la población en un ámbito territorial determinado.

      El tejido asociativo genera trabajo y expectativas concretas en un campo en continuo y permanente cambio. Y es justamente ese cambio constante el que requiere de un análisis exhaustivo que sea capaz de generar repuestas adecuadas, soluciones concretas y reflexiones que puedan extrapolarse y reutilizarse.

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