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de colectivos específicos dentro del campo cultural

       9. Resumen

       Ejercicios de repaso y autoevaluación

       Capítulo 3 Mecanismos de cooperación de la Administración Pública en la participación cultural

       1. Introducción

       2. Identificación del papel de la Administración Pública en el apoyo asociativo

       3. Procedimientos para la obtención de recursos públicos y privados destinados al ámbito de la cultura

       4. Resumen

       Ejercicios de repaso y autoevaluación

       Capítulo 4 Aplicación de habilidades profesionales al trabajo en redes asociativas

       1. Introducción

       2. Técnicas comunicativas aplicadas a la participación cultural

       3. Habilidades de relación

       4. Habilidades administrativas

       5. Resumen

       Ejercicios de repaso y autoevaluación

       Glosario

       Bibliografía

      Capítulo 1

      Prácticas de participación asociativa en el ámbito cultural

      La cultura, como fenómeno global capaz de acaparar una enorme variedad de manifestaciones y representaciones, y de otorgar a la sociedad civil las herramientas básicas para afianzar progreso, dinamismo y avance, necesita de entidades que realicen un esfuerzo continuado, que sean capaces de imprimir desde muy diversos puntos de vista enfoques distintos, diferentes, y que tengan como valor añadido el valor de la cooperación, del trabajo conjunto.

      Las asociaciones culturales pueden ser consideradas como las portadoras de los mecanismos que los ciudadanos tienen en sus manos para cambiar, transformar y mejorar la sociedad desde el punto de vista de la acción cultural.

      La participación asociativa no se reduce a la buena voluntad o al empeño personal de sus equipos directivos o de sus bases sociales. Con el paso de los años, la creciente complejidad de las tareas organizativas y de los proyectos culturales que se acometen requiere de capacidades, conocimientos, habilidades, formación, en definitiva, una serie de prácticas reconocidas que sirvan para dar respuesta a las nuevas situaciones y las nuevas demandas de la sociedad.

      En este primer capítulo se abordarán aquellos mecanismos, procesos y estrategias que deben estar presentes en la participación activa de las asociaciones en el ámbito de la cultura.

      La mejor forma de potenciar y ampliar la convivencia social, el progreso de la ciudadanía y aumentar la calidad democrática de una sociedad es participando activamente, encauzando nuestras actitudes y aptitudes hacia un nivel de implicación personal -y también colectivo- que haga posible llevar a efecto los mecanismos que redundarán en unos ciudadanos mejor preparados, con capacidad crítica y con los instrumentos necesarios para transformar el entorno social, económico y cultural en el que viven.

      Por tanto, y como punto de partida, parece necesario establecer una definición sobre lo que significa “participación”. A la hora de fijar tal definición, sobre todo si es en sentido global y genérico, han de tenerse en cuenta los distintos contextos sociales, económicos y culturales en los que se produce.

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       Nota

      El término “participación” hace referencia explícita a estar presente en, ser parte de, ser tomado en cuenta por y para, involucrarse, intervenir. Por tanto, participar es el acto de incidir, influir, responsabilizarse. Estamos ante un proceso, una acción, que está relacionada íntimamente con las personas -individualmente consideradas- y con los grupos. Ser participante activo convierte a las personas y las entidades y organizaciones en coparticipantes, corresponsables, cooperadores, etc.

      2.1. Características de la participación

      Para hacer más operativo y comprensible el concepto de participación es conveniente diferenciar entre un modo de participación genérica y el que estamos denominando como participación social y cultural.

      En el primer caso, en la participación genérica, el término “participar” se refiere a la capacidad para formar parte de algo, implicarse de forma activa en cualquier tipo de actividad, acción o proyecto, incluyendo aquellos que tienen por finalidad disfrutar, generar o recibir entretenimiento o, sencillamente, conseguir algún tipo de enriquecimiento personal o profesional. En este caso, la participación incluye un amplio abanico de relaciones sociales y de grupo con un carácter muy global y amplio.

      En el segundo caso, el de la participación social y cultural, se comprende y se incluye la implicación de forma activa, pero en la esfera de la vida pública del entorno de la persona o colectivo que participa, con una gran diferencia: en este caso se toma partido directo, se asumen responsabilidades, se aportan ideas, reflexiones, esfuerzo, conocimiento, tiempo…, y todo ello para conseguir un fin orientado hacia la obtención de un beneficio social, global y comunitario, íntimamente relacionado con la cultura.

      De esta forma, y en contraste con la participación genérica, la participación social y cultural, para ser considerada como tal, necesariamente debe tener como objetivo una necesidad, un requerimiento, y no regirse solo por intereses particulares o de organización. La participación social y cultural se convierte así en un instrumento, una herramienta, para lograr unos fines, pero en sí misma también tiene valor; es una forma de ser y ejercer ciudadanía, la plasmación de un derecho social que, en suma, puede afectar -en el mejor sentido del término- a un colectivo o una parte de la sociedad en un ámbito territorial determinado.

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       Importante

      La participación social y cultural debe tener un objetivo claro y específico, regirse por una meta que sea capaz de adecuar los recursos humanos y financieros de la entidad de forma eficaz y eficiente, y aportar un valor añadido y positivo al conjunto de la sociedad, siempre desde la corresponsabilidad técnica y social de sus integrantes.

      La participación, como mecanismo de actuación de la sociedad y de las entidades, asociaciones y organizaciones, hace referencia a los

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