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los sistemas distribuidos se refiere a la alimentación y la agricultura. Convergen aquí dos corrientes socio-técnicas innovadoras; una de ellas, impulsada por la inquietud que despierta la dependencia que tiene la agricultura de los productos químicos y del petróleo, y por tanto, preocupada por su fragilidad. Esta tendencia promueve la producción de alimentos locales con el fin de hacer más resiliente el sistema y queda ejemplificada por movimientos como las “ciudades en transición” (23), que surgen para aumentar la autosuficiencia de esas comunidades locales. La segunda corriente se materializa en consideraciones sobre la calidad de los alimentos y de la propia agricultura y está representada por movimientos como Slow Food. (24) En este caso, la principal motivación no fue otra que el deseo de mejorar la “experiencia alimentaria”, vinculada a la “la calidad de la proximidad”, una sensación de calidad que se deriva de la experiencia directa del lugar del que proviene el producto y de quiénes lo producen.

      Fabricación distribuida

      Las motivaciones que están detrás de estos procesos de cambio pueden ser bien diferentes. Algunas podrían verse como una evolución casi directa del modelo de eficiencia productiva (un modelo de fabricación que ha dominado la innovación del sector industrial en los últimos treinta años). De hecho, los sistemas distribuidos pueden considerarse como sistemas de producción ligeros y flexibles, capaces de crear productos para clientes concretos, no solo cuando los necesitan (personalizados y producidos just in time), sino también allí donde hacen falta (o, al menos, lo más cerca posible del lugar donde se necesitan), lo que denominamos producción para el lugar de consumo. Otras motivaciones provienen de grupos alternativos surgidos en un contexto de preocupaciones similares a los que están detrás de la aparición de redes distribuidas de alimentación: la búsqueda de autonomía frente a los grandes centros financieros y de toma de decisiones, pero también el deseo de autosuficiencia y, en última instancia, de que los sistemas socio-técnicos en los que vivimos, producimos y consumimos sean más resilientes.

      Economía distribuida

      Sistemas resilientes

      Culturas de resiliencia

      Hasta ahora, estas interpretaciones han usado la noción de resiliencia en el marco de un discurso defensivo: ante las crisis, hemos de reorganizar nuestra sociedad para hacerla más resiliente. Pero puede verse también de una forma diferente, más positiva e interesante. Si técnicamente, la resiliencia significa diversidad, redundancia y experimentación continua, eso implica igualmente que la sociedad debe ser más diversa, más creativa. Tomar en serio el

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