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En palabras del Buddha. Bhikkhu Bodhi
Читать онлайн.Название En palabras del Buddha
Год выпуска 0
isbn 9788499888293
Автор произведения Bhikkhu Bodhi
Жанр Философия
Серия Clásicos
Издательство Bookwire
»Pronto, rápidamente, realizándola por mí mismo con conocimiento superior, alcancé esa enseñanza y permanecí en ella. Entonces, fui adonde estaba Uddaka Rāmaputta, me acerqué a él y le pregunté: “Amigo, ¿era basándote en esto que, habiéndola realizado por ti mismo, con conocimiento superior, afirmabas haber alcanzado esta enseñanza y morar en ella?”. “Así es (contestó Uddaka Rāmaputta)”. “Pues amigo, es basándote en eso mismo que, habiéndola realizado por mí mismo, con conocimiento superior, he alcanzado y permanezco en esta enseñanza”. “Amigo –prosiguió Uddaka Rāmaputta–, qué bendición y qué gran suerte poder ver entre nosotros a alguien tan venerable en la vida de santidad. La enseñanza que, habiéndola realizado por mí mismo con conocimiento superior, Rāma afirmaba haber alcanzado y morar en ella, es la misma que, habiéndola realizado por ti mismo con conocimiento superior, tú afirmas haber alcanzado y morar en ella. La enseñanza que, habiéndola realizado por ti mismo con conocimiento superior, tú afirmas haber alcanzado y morar en ella, es la misma que, habiéndola realizado por mí mismo con conocimiento superior, Rāma afirmaba haber alcanzado y morar en ella. Es decir, la enseñanza que tú conoces es la que Rāma conoce y la enseñanza que Rāma conoce es la que tú conoces. Tú eres como Rāma y Rāma es como tú. Ven amigo y encarguémonos los dos de este grupo de discípulos”.
»Monjes, de este modo, mi compañero en la vida de santidad, Uddaka Rāmaputta, me puso como maestro y me otorgó el más alto honor. Pero entonces monjes me dije: “Esta enseñanza no conduce al desengaño, al desapego, a la cesación, al sosiego, al conocimiento superior, a la iluminación, al Nibbāna; conduce tan sólo al logro de la base de ni la percepción ni la no-percepción”. Monjes, decepcionado e insatisfecho con esa enseñanza, me marché.
17. »Prosiguiendo la búsqueda de lo beneficioso, buscando el camino supremo hacia la paz sublime, fui caminando poco a poco por Magadha hasta que llegué a Uruvelā, cerca de la ciudad de Senā. Allí vi un paraje encantador, una preciosa arboleda a la bella vera de un río de aguas cristalinas, y no muy lejos, una aldea para recolectar comida. Entonces pensé: “Encantador es este paraje, preciosa la arboleda, bella la ribera, el agua del río está limpia y cerca hay una aldea para proveerme de comida. En verdad que el lugar es idóneo para el esfuerzo de un hijo de familia decidido a esforzarse”. De manera que, monjes, allí me senté pensando: “En verdad que el lugar es idóneo para el esfuerzo”.14
18. »Entonces, monjes, estando yo mismo sujeto al nacimiento, advirtiendo el peligro en lo que está sujeto al nacimiento, busqué lo que no nace, la paz de la liberación, el Nibbāna, y alcancé lo que no nace, la paz de la liberación, el Nibbāna; estando yo mismo sujeto al envejecimiento, advirtiendo el peligro en lo que está sujeto al envejecimiento, busqué lo que no envejece, la paz de la liberación, el Nibbāna, y alcancé lo que no envejece, la paz de la liberación, el Nibbāna; estando yo mismo sujeto a la enfermedad, advirtiendo el peligro de lo que está sujeto a la enfermedad, busqué lo que no enferma, la paz de la liberación, el Nibbāna, y alcancé lo que no enferma, la paz de la liberación, el Nibbāna; estando yo mismo sujeto a la muerte, advirtiendo el peligro en lo que está sujeto a la muerte, busqué lo que no muere, la paz de la liberación, el Nibbāna, y alcancé lo que no muere, la paz de la liberación, el Nibbāna; estando yo mismo sujeto al sufrimiento, advirtiendo el peligro en lo que está sujeto al sufrimiento, busqué el no sufrimiento, la paz de la liberación, el Nibbāna, y alcancé el no sufrimiento, la paz de la liberación, el Nibbāna; estando yo mismo sujeto a las impurezas, advirtiendo el peligro en lo que está sujeto a las impurezas, busqué lo puro, la paz de la liberación, el Nibbāna, y alcancé lo puro, la paz de la liberación, el Nibbāna. El conocimiento y la visión surgieron en mi: “Mi liberación es inconmovible, éste es mi último nacimiento, ya no hay más devenir”».
(de MN 26: Ariyapariyesanā Sutta; I 160-167)
(2) La Realización de los tres conocimientos verdaderos
11. [Saccaka preguntó al Bienaventurado:]15 «¿Es que el venerable Gotama no ha experimentado nunca sensaciones tan placenteras que se apoderan de su mente y se instalan en ella? ¿Es que el venerable Gotama no ha experimentado nunca sensaciones tan dolorosas que pudieran apoderarse de su mente e instalarse en ella?».
12. «¿Por qué no ha de poder ser, Aggivessana? He aquí, Aggivessana, que antes de mi iluminación completa, siendo todavía un Bodhisatta sin iluminar completamente, pensé: “La vida en el hogar es agobiante y estresante. La vida sin hogar es al aire libre. No es fácil viviendo en un hogar practicar la vida de santidad en su máxima integridad y completamente pura hasta el final, brillante como la madreperla. ¿Y si me cortase el pelo y la barba, y poniéndome el hábito anaranjado diera el paso de la vida en el hogar a la vida sin hogar?”.
13-16. »Al cabo de un tiempo, siendo todavía un joven pelinegro, dotado del divino tesoro de la juventud, en la flor de la vida… [Como en los párrafos 14-17 del texto II,3(1)]… Y allí me senté pensando: “En verdad que el lugar es idóneo para el esfuerzo”.
17. »Entonces, Aggivessana, se me ocurrieron tres símiles nunca antes oídos. Imagínate un trozo de madera verde y húmeda sumergida en el agua y un hombre que se acercara a ella con un palo pensando: “Encenderé un fuego y generaré calor”. ¿Qué te parece, Aggivessana? ¿Será capaz ese hombre de encender un fuego y generar calor frotando su palo con el trozo de madera verde y húmeda sumergida en el agua?».
«No, maestro Gotama, porque se trata de un trozo de madera verde y húmeda sumergida en el agua. Ese hombre no hará más que cansarse y exasperarse».
«De igual modo, Aggivessana, aquellos ascetas y brahmanes que no viven con el cuerpo separado de los placeres de los sentidos, que no han abandonado ni sosegado íntegramente en su interior el deseo sensual, el deseo obsesivo, el deseo obnubilado, el deseo ansioso y el deseo ardiente por los placeres de los sentidos, aunque sientan dolores penetrantes y punzantes provocados por el esfuerzo, están incapacitados para el conocimiento y la visión, la insuperable y completa iluminación. Éste es, Aggivessana, el primer símil nunca antes oído que se me ocurrió.
18. »Luego, Aggivessana, se me ocurrió el segundo símil nunca antes oído. Imagínate un trozo de madera verde y húmeda que está en tierra firme lejos del agua y un hombre que se acercara a ella con un palo pensando: “Encenderé un fuego y generaré calor”. ¿Qué te parece, Aggivessana? ¿Será capaz ese hombre de encender un fuego y generar calor frotando su palo con el trozo de madera verde y húmeda que está en tierra firme lejos del agua?».
«No, maestro Gotama, porque se trata de un trozo de madera verde y húmeda, aunque esté en tierra firme lejos del agua. Ese hombre no hará más que cansarse y exasperarse».
«De igual modo, Aggivessana, aquellos ascetas y brahmanes que no vivan con el cuerpo separado de los placeres de los sentidos, que no hayan abandonado y sosegado íntegramente en su interior el deseo sensual, el deseo obsesivo, el deseo obnubilado, el deseo ansioso y el deseo ardiente por los placeres de los sentidos, aunque sientan dolores penetrantes y punzantes provocados por el esfuerzo, están incapacitados para el conocimiento y la visión, la insuperable y completa iluminación. Éste es el segundo símil nunca antes oído que se me ocurrió.
19. »Luego, Aggivessana, se me ocurrió el tercer símil nunca antes oído. Imagínate un trozo de madera seca y sin humedad que está en tierra firme lejos del agua y un hombre que se acercara a ella con un palo pensando: “Encenderé un fuego y generaré calor”. ¿Qué te parece, Aggivessana? ¿Será capaz ese hombre de encender un fuego y generar calor frotando su palo con el trozo de madera seca y sin humedad que está en tierra firme lejos del agua?».
«Sí, maestro Gotama, porque se trata de un trozo de madera seca y sin humedad que está en tierra firme y lejos del agua».
«De igual modo, Aggivessana, aquellos ascetas y brahmanes que viven con el cuerpo separado