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En segundo término se presenta la Teoría de la Información o Teoría Matemática de la Comunicación, postulada por Shannon y Weaver a mediados de este siglo en respuesta a los problemas planteados por el creciente desarrollo de los medios de comunicación. Si bien esta teoría está primordialmente centrada en el nivel técnico del proceso de comunicación, vale decir, en lo que se refiere a la fidelidad de la transmisión de información, el modelo de comunicación general propuesto influye decisivamente en las conceptualizaciones posteriores del proceso de comunicación humana. Conceptos como información, incertidumbre, redundancia y ruido están en la base de todos los enfoques desarrollados con posterioridad a esta teoría.

       A continuación se expone en detalle el Modelo de la Comunicación Humana propuesto por Berlo en la década del sesenta. Éste constituye la primera aproximación teórica al proceso de comunicación humana propiamente tal e intenta -a través de un modelo análogo al propuesto por la Teoría de la Información pero desde una perspectiva conductistade–finir las condiciones necesarias para un proceso ideal de comunicación entre seres humanos. El concepto de comunicación más ampliamente difundido corresponde al propuesto por esta teoría. Entre sus múltiples aplicaciones se destacan aquellas referidas al campo de la pedagogía y la capacitación.

       Finalmente, se muestra una sistematización de los conocimientos fundamentales aportados por el Enfoque Interaccional de la Comunicación, cuyos principales postulados son, en la actualidad, de gran relevancia en diversas áreas de la psicología. Éste comenzó a desarrollarse en la década del cincuenta a partir de un proyecto de investigación en torno a los niveles lógicos de la comunicación llevado a cabo por Gregory Bateson, Jay Haley, Don Jackson y John Weakland. Posteriormente, junto con la inclusión de otros colaboradores, sus planteamientos se consolidaron en un enfoque sistémico de la comunicación incompatible con las formulaciones lineales clásicas del comportamiento humano. En virtud de ser el modelo de la comunicación humana de mayor relevancia teórica y práctica en la actualidad, el Enfoque Interaccional ocupa un lugar especial y preponderante en cualquier curso introductorio de psicología de la comunicación. Por este motivo se han descrito en forma separada su desarrollo histórico, sus bases teórico-epistemológicas y sus principios más importantes. Nos hemos abstenido, en cambio, de incursionar en el campo clínico, en el cual éste ha encontrado una de sus aplicaciones más fructíferas, puesto que dicho campo queda fuera de los alcances de un libro de esta naturaleza.

       En un sentido formal y como complemento didáctico a los artículos de desarrollo teórico de cada enfoque de la comunicación, se han incluido una guía de estudio y una serie de juegos, ejercicios y simulaciones. Las guías de estudio constituyen una instancia de reflexión en torno a cada tema tratado. A partir de ciertas proposiciones se estimula a trascender los marcos del artículo teórico y a aplicar lo aprendido en otros contextos.

       La serie de juegos, ejercicios y simulaciones se ha diseñado con el propósito de que, en el marco de una situación lúdica, se experimenten personalmente la validez y consecuencias pragmáticas de los principios de la comunicación aportados por cada enfoque.

       Como un recurso didáctico adicional se ha estimado conveniente citar por separado la bibliografía particular de cada artículo a pie de página, bajo el supuesto de que éstos pueden ser empleados en forma independiente y con el objeto de permitir un acceso inmediato a las fuentes de información respectivas. Asimismo, al final de este libro se ha incluido una bibliografía general comentada con el fin de ofrecer una mejor orientación. Ésta viene a complementar la bibliografía recomendada como lectura sugerida al final de cada artículo de desarrollo teórico.

       Los autores

       Capítulo 1

      La comunicación constituye un fenómeno natural, cotidiano e inherente al ser humano. Pese a ello, a lo largo de la historia han existido escasos intentos de sistematizar teóricamente el proceso de comunicación. En la antigüedad, lo más próximo a una sistematización de ella lo hallamos en los tratados de retórica.

      En términos generales, la retórica es definida como el arte de la persuasión mediante la palabra; una técnica tal que, al ser aplicada al discurso, permite convencer al oyente, incluso si aquello de lo cual hay que persuadirlo es “falso”. En un sentido más amplio, la retórica constituyó una disciplina que reinó en Occidente desde el siglo V a.C. hasta el siglo XIX d.C. y cuyo objeto de estudio fueron los efectos persuasivos del lenguaje. Paulatinamente, las diferentes partes que componen la retórica se fueron fundiendo en la literatura, la gramática, la psicolingüística, etc., hasta desaparecer como disciplina.

      Posteriormente, esta oratoria espontánea y elocuente comienza a ser estudiada, reglamentada y enseñada, dando origen a la retórica propiamente tal. Corax es el primero en establecer ciertas reglas explícitas al formular un plan del discurso. En breve, éste constaba de cinco partes: exordio, narración, argumentación, digresión, epílogo; las cuales corresponden respectivamente a una introducción, una demostración y una conclusión. Los autores sicilianos (Corax, Tisias, Empédocles, etc.) ya habían establecido que el objeto de la retórica era persuadir y que esta persuasión provenía de lo verosímil. Es decir, no de la verdad absoluta, sino más bien de la aparente, la cual hacía que el orador fuera creído.

      Gorgias, embajador en Atenas, fue quien introdujo la retórica entre los griegos hacia la segunda mitad del siglo V a.C. Era un orador brillante, capaz de cambiar la apariencia de los hechos mediante la fuerza de su discurso. Fue él quien, reuniendo los elementos de la poesía (metáforas, consonancia, simetría, etc.), los traspasó a la prosa, enfatizando con esto el estilo del discurso y su fuerza expresiva. Planteó que la retórica era el arte de persuadir a cualquiera por medio del discurso1.

      La democracia oral de los griegos fue el terreno apropiado para el desarrollo de la retórica. El discurso era un instrumento político y el arte de hablar, un medio de conquistar y conservar el poder. Paralelamente, la retórica se convirtió en el arte de los sofistas, pues les permitió defender brillantemente su relativismo moral. Jactándose de ser maestros de la elocuencia y capaces de hacer hábil a cualquiera en el arte de persuadir, afirmaban poder transformar la peor causa en la mejor.

      SÓCRATES:

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