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Cómo actuar ante las leyes dominicales. Dores Robinson
Читать онлайн.Название Cómo actuar ante las leyes dominicales
Год выпуска 0
isbn 9789877983098
Автор произведения Dores Robinson
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
2 La Constitución Nacional de la República Argentina, en el artículo 14, establece: “Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio; a saber: […] de profesar libremente su culto”.
3 Ver D. E. Robinson, “Study of Principles”, Review and Herald (9 de marzo de 1911), pp. 3, 4.
4 Elena de White, Los hechos de los apóstoles, pp. 68, 69.
Capítulo 1
Un estudio de principios
La siguiente es una compilación de los escritos de Elena de White sobre nuestro trato con los oponentes, la crisis que sobrevendrá como resultado de la aplicación de leyes injustas, y el deber de los adventistas del séptimo día de hacer todo lo que esté a su alcance con el fin de evitar la crisis y alertar a las personas sobre esa situación. Los siguientes principios arrojan luz vital sobre este asunto, y a lo largo de los años han sido defendidos por Elena de White:
1. Es el deber de todos los que conocen las verdades del mensaje del tercer ángel trabajar de todas las maneras posibles para enseñar la vigencia de la Ley de Dios a sus amigos, sus vecinos, y a las personas en general.
2. Debería ejercerse mucho cuidado de no suscitar rencores o prejuicios innecesarios, que nos impedirían ejercer una influencia sobre aquellos por quienes trabajamos. Se nos advierte en contra de realizar declaraciones severas o condenatorias contra aquellos que se oponen a la verdad, o contra gobernantes y estadistas. Y se nos aconseja: “Enseñemos a nuestro pueblo a conformar su conducta en todas las cosas a las leyes de su Estado”, incluso al punto de desistir de algunos de nuestros derechos, “siempre que puedan hacerlo sin oponerse a la Ley de Dios” (Consejos para la iglesia, p. 576).
3. En nuestro trabajo, debemos buscar oportunidades especiales para realizar una tarea eficaz. Cuando las mentes de las personas son agitadas con respecto a las leyes dominicales, es el momento oportuno para iluminarlas con respecto a los principios que están involucrados. Debemos enseñar de una manera positiva la vigencia de la Ley de Dios, en lugar de atacar o denunciar a las personas; que en algunos casos pueden estar actuando con sinceridad y posiblemente sean susceptibles a la verdad, si se la presenta de manera adecuada.
4. Existen ventajas especiales en emplear el domingo como un día de esfuerzos misioneros en favor de los que deberían ser advertidos respecto de la crisis inminente.
5. En la crisis final, el punto de prueba no girará meramente en torno a la prohibición de trabajar en domingo, sino que estará relacionado con el desprecio hacia el sábado. En los escritos de Elena de White acerca de este tema, casi invariablemente se señala que el asunto girará en torno a la exaltación del falso día de reposo y el pisoteo del sábado de Jehová.
Debido a que estos tópicos son presentados claramente en los escritos del Espíritu de Profecía, creemos que los adventistas del séptimo día podrán apreciar esta compilación de consejos con respecto a la actitud por adoptar frente a las leyes dominicales.
Capítulo 2
El deber de alertar a las personas
En el verano de 1886, varios de nuestros hermanos fueron arrestados en los Estados sureños por trabajar en domingo. En Maryland y Massachusetts, además, las leyes dominicales fueron aplicadas en contra de los adventistas del séptimo día. El pastor G. I. Butler, en ese tiempo presidente de la Asociación General, escribió a Elena de White pidiendo su consejo con respecto al deber de nuestro pueblo frente a la crisis que parecía estar acaeciendo, en ese entonces, sobre ellos. Elena de White escribió la siguiente respuesta:
“Usted pregunta con respecto a la conducta que debe seguirse para asegurar los derechos de nuestro pueblo a adorar de acuerdo con los dictados de su conciencia. Esta ha sido una carga que he tenido sobre mi alma por algún tiempo, pues me preguntaba si se produciría una negación de nuestra fe y habría evidencias de que nuestra confianza no estaba plenamente en Dios. Pero recuerdo muchas cosas que Dios me ha mostrado en lo pasado en cuanto a situaciones de una naturaleza similar, como la conscripción y otras cosas similares.
“Puedo hablar en el temor de Dios y decir: es correcto que utilicemos todo el poder que esté a nuestro alcance para aliviar la presión que ha de ponerse sobre nuestro pueblo. Si nuestro pueblo estuviera espiritualizado por la verdad, ejercería amor hacia todas las personas y sumo cuidado para no provocar a aquellos que han aceptado el falso día de descanso, una institución del Papado, en lugar del santo sábado de Dios. Su falta de argumentos bíblicos a su favor los encoleriza más, y los hace más determinados a suplir con el poder de su fuerza los argumentos que faltan en la Palabra de Dios.
“Todas las cosas que hay en el mundo, tanto los hombres como las doctrinas y la naturaleza misma, están cumpliendo la segura palabra profética, y realizando su obra grandiosa y final en la historia de este mundo. Debemos estar listos y a la espera de las órdenes de Dios. Las naciones serán conmovidas hasta sus mismas bases. Se quitará el apoyo a los que proclaman la única norma de justicia de Dios y la única prueba segura del carácter. Y todos los que no se sometan a los decretos de los concilios nacionales y no obedezcan las leyes nacionales que ordenan exaltar el día de reposo instituido por el hombre de pecado, por encima del día santo de Dios, sentirán no solamente el poder opresivo del Papado, sino también el del mundo protestante, que buscará forzar la adoración a la imagen de la bestia” (publicado en parte en Mensajes selectos, t. 2, pp. 436-439).
De otro manuscrito, escrito en Europa en torno a la misma época, tomamos la siguiente instrucción, que señala nuestro deber de iluminar las mentes de las personas, y habla de las oportunidades especiales para hacer esto cuando la cuestión del domingo es traída ante el público:
“Mientras Satanás ha estado llevando adelante sus planes con éxito, el pueblo de Dios no ha cumplido con su deber. Dios tenía una obra importante que ellos debían realizar, puesto que el honor de la Ley divina y la libertad religiosa del pueblo están en juego. Sin embargo, los atalayas no discernieron los engaños del enemigo, y no dieron a la trompeta un sonido certero y a tiempo para ejercer una influencia decisiva [...].
“Hay muchos que están tranquilos, como si estuvieran durmiendo. Dicen: ‘Si la profecía ha predicho la imposición de la observancia dominical, con toda seguridad la ley será promulgada’, y habiendo arribado a esta conclusión se sientan a esperar el cumplimiento de la profecía, consolándose con la idea de que Dios protegerá a su pueblo en el día de la angustia.
“Pero el Señor no nos salvará si no hacemos el menor esfuerzo para llevar a cabo la obra que nos ha encomendado. Debemos ser hallados como soldados vigilantes, cumpliendo fielmente con nuestro deber, no sea que Satanás obtenga la ventaja; algo que es nuestro deber impedir. Deberíamos estudiar diligentemente la Palabra de Dios y orar con fe para que Dios refrene a los poderes de las tinieblas, porque hasta ahora el mensaje ha llegado relativamente a pocas personas y el mundo debe ser iluminado con la gloria del Señor. La verdad presente, los Mandamientos de Dios y la fe de Jesús todavía no han resonando como deberían haberlo hecho. Hay muchos prácticamente a la sombra de nuestras puertas por cuya salvación no se ha hecho ningún esfuerzo personal.
“No estamos preparados para cuando llegue el tiempo en que nuestra obra habrá de finalizar. Debemos asumir la firme resolución de no santificar el primer día de la semana como día de reposo, porque no es el día que fue bendecido y santificado por el Señor. Al reverenciar el domingo, nos colocamos del lado del gran engañador. El conflicto en torno al sábado quedará al descubierto ante la gente, y se tendrá la oportunidad de presentar los argumentos en favor del genuino día de reposo [...].
“Hay muchos que, si comprendieran el espíritu y el resultado de los proyectos de leyes