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Los curanderos andinos de la pequeña Bolivia. Luis Alberto Cárdenas
Читать онлайн.Название Los curanderos andinos de la pequeña Bolivia
Год выпуска 0
isbn 9789876918985
Автор произведения Luis Alberto Cárdenas
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Aura destaca su proveniencia de una zona reconocida, dado que se encuentran curanderos y chamanes, y atrae a un público de peregrinos que buscan la sanación integral. Sobre esta región y sus sanadores Eduardo Nizama (2015) afirma:
Esta práctica hoy se ha extendido en todo el norte del país. Las famosas lagunas de las Huaringas, en la sierra piuriana, son muy concurridas por los visitantes. Más allá de las creencias religiosas y métodos científicos de sanación, existe una tradición curandera muy arraigada en los corazones de los piurianos, y en general en el norte del país. Así lo demuestran los miles de personas que diariamente buscan algún curandero para conocer cuál es el motivo de su mala suerte, curar la enfermedad que los aqueja o para una “limpia” o un baño de florecimiento. Uno de los centros del curanderismo en Perú se ubica en la provincia de Huancambamba, situada en la sierra de Piura, donde se destaca un complejo de catorce lagunas conocidas como las Huaringas, y entre ellas sobresalen la Shimbe y la Negra. Hasta allí llegan aproximadamente tres mil turistas mensualmente para participar de las mesadas, los rituales celebrados desde la medianoche hasta las cinco de la mañana al pie de las lagunas.
La señora Naty es una mujer de sesenta y cinco años, boliviana, que atiende en un local de la calle José León Suárez, donde tiene una estatua del apóstol Santiago, braseros y elementos que utiliza para las misas rituales y las festividades del Ekeko. Lacónicamente dijo sobre sí misma:
Soy boliviana, mujer yatiri, hace tiempo que atiendo acá en este lugar en Liniers; ya me conocen.
El oficio de curandero implica idoneidad y responsabilidad para cumplir con la función específica dentro de la comunidad de pertenencia. Una persona común no puede convertirse en curandero por iniciativa propia, se requiere previamente el llamado o la señal que lo signa para ser iniciado con el propósito de cumplir ese rol específico.
El llamado iniciático
El requisito primordial para ser yatiri es ser señalado para cumplir con tal misión. Este llamado puede presentarse de distintas maneras: por un hecho fortuito, por un accidente o acontecimiento extraordinario (la caída de un rayo, por ejemplo), por herencia familiar, o por adquisición mediante la formación con un curandero que transmite sus conocimientos. Para Rafael Briones Gómez (1997: 105), “la iniciación es un pasaje importante en la vida del curandero, conlleva un compromiso personal integral: físico, mental y espiritual”.
Don Teodoro hizo referencia a la importancia de las señales para ser yatiri y el don de sanación personal:
Bueno, nosotros tenemos un don, nacimos con un don; o sea, que esto viene, no somos herederos de nuestros abuelos, sino que uno nace con un don. Yo nací con cinco estrellas, con cinco coronas, digamos [se señala la coronilla]. Las cinco coronas son una señal, remolinos en la cabeza. Entonces por eso manejo estas cosas. Porque así por así no más la gente no puede acertar. Los gemelos por ejemplo aciertan. Especialmente los gemelos, ellos también saben, los que son ligados con el rayo relámpago esos también igual, con seis deditos en los pies, esos son los que tienen ese don. Sí, el don… yo tenía unos siete años por ahí, yo tenía un abuelo que manejaba esto también. Entonces, cuando en el campo llueve llega a granizar, esas cosas, muchas veces, eso hace mal a la chacra, todo eso, el abuelo me decía: “Tú tienes ese don, tú tienes que ser igual que yo”. El abuelo hablaba mal, yo nunca quise manejar esto, yo decía: “Nunca voy a ser igual que él”. Pero, llegado el momento, yo había tenido que ejercer este trabajo, porque él sabía mirarme las cinco coronas, me decía: “Tú tienes que ser igual porque naciste con ese don”.
El testimonio de don Teodoro refiere que el abuelo había percibido la señal, en este caso las cinco coronas en su coronilla, como el reconocimiento del don para ser yatiri. Gerardo Fernández Juárez (2004: 20) describe las señales para ser yatiri: “Los que nacen de un mismo vientre, gemelos o ispa; que nacen de pie, kalluni; con más de cinco dedos, sojtillos, y los que poseen ciertas marcas, defectos y deformaciones”.
Continuemos con el relato de don Teodoro:
Entonces me hacía ch’allar porque la granizada de allá está viniendo muy mal, tenía que hacerlo desviar, tienes que ch’allar así, desvíalo, yo lo desviaba. Yo tenía nueve años, diez años. Yo no quería manejar esto, yo había nacido con ese don para manejar esto. Entonces uno dice y lo acierta. Entonces por eso, es que yo estoy ejerciendo este trabajo.
El entrevistado recuerda cuando durante su niñez fue iniciado por su abuelo en el ch’allado (la ch’alla consiste en la aspersión con alcohol, aguardiente o vino) como parte del proceso de socialización curanderil, para con esa práctica mágica religiosa poder influir sobre el clima del lugar en caso de granizada.
El hermano Oscar comentó sobre el llamado, en su caso también vinculado al legado familiar:
Mi padre me dejó la herencia, yo soy el único de mis siete hermanos; el menor de mis hermanos me está ayudando allá en Perú, mis otros hermanos no, son profesionales, trabajan en otras cosas. Yo hace tres años y medio me vine por una misión, yo soy un chasqui en sí, yo vengo a dar conferencias, ahora estoy dando más conferencias, quiero difundir el chamanismo y las comunidades indígenas.
Oscar se refiere a la transmisión de conocimientos de sus ancestros y su raigambre cultural en la comunidad. Su caso corresponde a la descripción de Mario Polia Meconi (1996: 107): “Una de las formas de iniciación para el rol de curandero es la transmisión de padre a hijo mayor”. Además, Oscar resalta que su misión es ser chasqui (mensajero), por lo cual difunde el pensamiento indígena, actividad que viene desarrollando en conferencias y eventos en toda Sudamérica.
Oscar caracterizó así a los chamanes de Perú:
Los chamanes están en los pueblos, en los vaqueríos, en la Amazonía, son los verdaderos chamanes que hablan con los cerros, con las piedras, con los árboles, con los pájaros, que hacen su danza de tambor, están en contacto con la naturaleza. Son hombres que tienen sus chacras, no necesitan, curan a veces gratuitamente.
El entrevistado reconoce la cualidad del curandero rural que se comunica con las entidades de la naturaleza, y destaca el prestigio familiar en la comunidad de origen.
El yatiri Ángel relató su testimonio de su iniciación en su ámbito familiar:
Yo esto lo heredo de mis abuelos, que eran yatiris; los chamanes de la comunidad. Yo aprendí de ellos, aparte de mis padres y mis abuelos; aprendí en la infancia y en la adolescencia. En mi comunidad, más que todo, mi abuelo era chamán, y entonces todos concurrían a consultar, hacer las preguntas, pedir las sanaciones. Yo le ayudaba. Cuando él se va de este mundo, entonces ya me conocían, yo me veía como obligado a suplantarlo, poco a poco comenzaron a buscarme, entonces yo me gané un lugar, es que uno se lo gana, no es que uno se autodenomina, se ubica en ese lugar, es la comunidad, es la consejera, en otras palabras, te vienen a preguntar, te ubican en ese lugar. Bueno, en esos tiempos vivía mi adolescencia, tendría diecisiete o dieciocho años, ya cuando mi abuelo se va de este mundo, y con todo el legado que él me dejó yo continué con las prácticas chamánicas hasta ahora; pero viene de esos tiempos.