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La crónica del Perú. Pedro de Cieza de León
Читать онлайн.Название La crónica del Perú
Год выпуска 0
isbn 4057664173638
Автор произведения Pedro de Cieza de León
Жанр Документальная литература
Издательство Bookwire
Prosiguiendo la relacion que yo tomé en el Cuzco, dicen los orejones, que despues de haber asentado en Tampu Quiru los dos Incas, sin se pasar muchos dias, descuidados ya de más ver Ayar Cachi, lo vieron venir por el ayre con alas grandes de pluma pintadas, y ellos con gran temor que su visita les causó, quisieron huir; más él les quitó presto aquel pavor, diciéndoles: "No temais ni os acongojeis, que yo no vengo sino porque comience á ser conocido el imperio de los Incas; por tanto, dejad, dejad esa poblacion que hecho habeis, y andad más abajo hasta que veais un valle, adonde luego fundad el Cuzco, ques lo que ha de valer; porquestos son arrabales, y de poca importancia, y aquella será la ciudad grande, donde el templo suntuoso se ha de edificar y ser tan servido, honrado y frecuentado, quel sol[23] sea el más alabado; y porque yo siempre tengo de rogar á Dios por vosotros, y ser parte para que con brevedad alcanceis gran señorío, en un cerro questá cerca de aquí me quedaré de la forma y manera que me veis, y será para siempre por vos y por vuestros descendientes santificado y adorado, y llamarle heis Guanacaure; y en pago de las buenas obras que de mí habeis recibido, os ruego para siempre me adoreis por Dios y en él me hagais altares, donde sean hechos los sacrificios; y haciendo vosotros esto, sereis en la guerra por mí ayudados; y la señal que de aquí adelante teneis para ser estimados, honrados y temidos, será horadaros las orejas de la manera que agora me vereis." Y así, luego, dicho esto, dicen que les pareció verlo con unas orejas[24] de oro, el redondo del cual era como un geme.
Los hermanos, espantados de lo que vian, estaban como mudos, sin hablar; y al fin, pasada la turbacion, respondieron que eran contentos de hacer lo que mandaba, y luego á toda prisa se fueron al cerro que llaman de Guanacaure, al cual desde entónces hasta ora tuvieron por sagrado; y en lo más alto dél volvieron á ver Ayar Cachi—que sin dubda debió de ser algun demonio, si esto que cuentan en algo es verdad, y permitiéndolo Dios, debajo destas falsas apariencias les hacia entender su deseo, quera que le adorasen y sacrificasen, ques lo quél más procura;—y les tornó á hablar, diciéndoles, que convenia que tomasen la bolrra ó corona del imperio los que habian de ser soberanos señores, y que supiese como en tal acto se ha de hacer para los mancebos ser armados caballeros y ser tenidos por nobles. Los hermanos respondiéronle que ya habian primero dicho que en todo su mandado se cumpliria, y en señal de obidiencia, juntas las manos y las cabezas inclinadas, le hicieron la mocha, ó reverencia, para que mejor se entienda; y porque los orejones afirman que de aquí les quedó el tomar de la bolrra y el ser armados caballeros, pornélo en este lugar, y servirá para no tener necesidad de lo tornar en lo de adelante á reiterar; y puédese tener por historia gustosa y muy cierta, por cuanto en el Cuzco Manco Inca tomó la bolrra ó corona suprema, y hay vivos muchos españoles que se halláron presentes á esta cirimonia, é yo lo he oido á muchos dellos. Es verdad que los indios dicen tambien quen tiempo de los reyes pasados se hacia con más solenidad y preparamientos y juntas de gentes y riquezas tan grandes, que no se puede inumerar.
Segun parece, estos señores ordenaron esta órden para que se tomase la bolrra ó corona, y dicen que Ayar Cachi en el mismo cerro de Guanacaure se vistió de aquesta suerte: el que habia de ser Inca se vistia en un dia de una camisola negra, sin collar, de unas pinturas coloradas, y en la cabeza con una trenza leonada se ha de dar ciertas vueltas, y cubierto con una manta larga leonada ha de salir de su aposento é ir al campo á cojer un hace de paja, y ha de tardar todo el dia en traerlo sin comer ni beber, porque ha de ayunar, y la madre y hermanas del que fuere Inca, han de quedar hilando con tanta priesa, que en aquel propio dia se han de hilar y tejer cuatro vestidos para el mesmo negocio, y han de ayunar sin comer ni beber las que en esta obra estuvieren. El uno destos vestidos ha de ser la camiseta leonada y la manta blanca, y el otro ha de ser la manta y camiseta todo blanco, y el otro ha ser azul con flocaduras y cordones. Estos vestidos se ha de poner el que fuere inca, y ha de ayunar el tiempo establecido, que es un mes, y á este ayuno llaman zaziy[25], el cual se hace en un aposento del palacio real sin ver lumbre ni tener ayuntamiento con muger; y estos dias del ayuno las señoras de su linage han de tener muy gran cuidado en hacer con sus propias manos mucha cantidad de su chicha, ques vino hecho de maíz, y han de andar vestidos ricamente. Despues de haber pasado el tiempo del ayuno, sale el que ha de ser señor, llevando en sus manos una alabarda de plata y de oro, y va á casa de algun pariente anciano á donde le han de ser tresquilados los cabellos; y vestido una de aquellas ropas, salen del Cuzco, á donde se hace esta fiesta, y van al cerro de Guanacaure, donde decimos questaban los hermanos, y hechas algunas cirimonias y sacrificios, se vuelven á donde está aparejado el vino, donde lo beben; y luego sale el Inca á un cerro nombrado Anaguar, y desde el principio dél va corriendo, porque vean cómo es ligero y será valiente en la guerra, y luego baja dél trayendo un poco de lana atado á una alabarda, en señal que cuando anduviere peleando con sus enemigos, ha de procurar de traer los cabellos y cabezas dellos. Hecho esto, iban al mesmo cerro de Guanacaure á cojer paja muy derecha, y el que habia de ser rey, tenia un manojo grande della, de oro, muy delgada y pareja, y con ella iba otro á cerro llamado Yahuira[26], á donde se vestia otra de las ropas ya dichas, y en la cabeza se ponia unas trenzas ó llautu que llaman pillaca, ques como corona, debajo del cual colgaban unas orejas[27] de oro, y encima se ponia un bonete de plumas cosido como diadema, que ellos llaman puruchuco[28], y en la alabarda ataban una cinta de oro larga que llegaba hasta el suelo, y en los pechos llevaba puesta una luna de oro; y desta suerte, en presencia de todos los que allí se hallaban, mataba una oveja, cuya sangre y carne repartian entre todos los más principales, para que cruda la comiesen; en lo cual significaban, que si no fuesen valientes, que sus enemigos comerian sus carnes de la suerte que ellos habian comido la de la oveja que se mató. Y allí hacian juramento solene, á su usanza, por el sol, de sustentar la órden de caballería y por la defensa del Cuzco morir, si necesario fuese; y luego les abrian las orejas, poniéndolas tan grandes, que tiene un geme cada una dellas en redondo; y hecho esto, pónense unas cabezas de leones fieros, y vuelven con gran estruendo á la plaza del Cuzco, en donde estaba una gran maroma de oro, que la cercaba toda, sosteniéndose en horcones de plata y de oro: en el comedio desta plaza bailaban y hacian grandísimas fiestas á su modo, y andaban los que habian de ser caballeros cubiertos con las cabezas de leones, que tengo dicho, para dar á entender que serian valientes y fieros como lo son aquellos animales. Dando fin á estos bailes, quedan armados caballeros, y son llamados orejones, y tienen sus privilegios, y gozan de grandes libertades, y son dignos, si los eligen, de tomar la corona, ques la borla; la cual cuando se da al señor que lo ha de ser del imperio, se hacen mayores fiestas, y se junta gran número de gente, y el que ha de ser emperador ha primero de tomar á su misma hermana por muger, porquel estado real no suceda en linaje bajo, y hace el zaziy grande, ques el ayuno. Y en el inter que estas cosas pasan, porque estando el Señor ocupado en los sacrificios y ayunos no sale á entender en los negocios privados y de gobernacion, era ley entre los Incas, que cuando alguno fallescia, ó se daba á otro la corona ó borla, que pudiese señalar uno de los principales varones del pueblo y que tuviese maduro consejo y gran autoridad, para que gobernase todo el imperio de los Incas, como el mesmo señor, durante aquellos dias; y á este tal le era permitido tener guarda y hablalle con reverencia. Y hecho esto, y recibidas las bendiciones en el templo de Curicancha, recibe la borla, que era grande y salia del llautu que tenia en la cabeza cubriéndole hasta caer encima de los ojos, y este era tenido y reverenciado por soberano. Y á las fiestas se hallaban los principales señores que habia en más de cinco leguas quellos mandaron, y parescia en el Cuzco grandísima riqueza de oro y plata, y pedrería, y plumajes, cercándole toda la gran maroma de oro, y la admirable figura del sol, que era todo de tanta grandeza, que pesaba, á lo que afirman por cierto los indios, más de cuatro mill quintales de oro; y si no se daba la borla en el Cuzco, tenian al que se llamaba Inca por cosa de burla, sin tener su señorío por cierto[29]; y así, Atahuallpa no es contado por rey, aunque como fué de tanto valor y mató tanta gente, por temor fué obedecido de muchas naciones.
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