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      © J.J. Aguilar

      Diseño de edición: Letrame Editorial.

      ISBN: 978-84-18344-76-3

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      .

      El peor enemigo descansa dentro de ti mismo,

      se alimenta de tu sufrimiento, te dice que te detengas

      y que no eres lo suficientemente bueno para continuar.

      ¿Quieres prestarle atención? ¿O nos vamos a conquistar el mundo?

      -Johel Aguilar

      PRÓLOGO

      HACE 1 AÑO

      No iba a ser una noche fácil para la familia Aguilera, y no iba a ser menos para Elliot Aguilera, quien se encontraba muy débil y pálido, con la boca abierta y pegada al suelo del baño. Finalmente despertó, le dio tanto asco su situación que alzó su cabeza con prisa; «¿De verdad me odio tanto a mí mismo para hacerme esto?», se preguntaba. No se podía levantar, sentía que sudaba frío. Estaba desnudo en el suelo cuando de repente «pum, pum», era su Hermana Cristale, tocando la puerta con mucha furia, como suelen tocarse la puerta entre ellos dos.

      —¡Que me quiero bañar, Elliot! —Cruzo la puerta sin seguro y enseguida se calla con las cejas arqueadas hacia arriba de lo sorprendida, no sabe qué hacer y se pone a gritar llamando sus padres, que estaban calmados viendo una película. El padre de Elliot odiaba que le interrumpieran cualquier cosa que estuviese haciendo y seguro se viene un drama grandísimo después de esto.

      Elliot está a punto de desmayarse, pero todavía puede escuchar a sus padres gritándole en el fondo y haciendo preguntas, pero no puede responder. Colocaron un montón de toallas en sus brazos para detener la hemorragia; al llegar al hospital, Elliot confiesa que se cortó el antebrazo varias veces, para saber lo que se sentía. Verán, Elliot se ha cortado antes, y tapaba sus marcas usando abrigos de manga larga, nadie entendería el porqué de las heridas ni la necesidad que tiene Elliot de provocárselas, siempre era mejor ocultarlo.

      Su ansiedad ha ido empeorando con el tiempo, antes intentaba distraerse de cortarse usando una banda elástica alrededor de la muñeca y estirarla para que golpee contra su piel, hasta que tuvo varios días pasándose de la raya y estiraba con fuerza la banda elástica y terminaba lastimándose aún más. Es la oveja negra de la familia, el que siempre causa problemas y está con un drama ficticio en su día a día, no como su otra prima Samantha, que es solo anoréxica. Después de ella, no hay más nadie interesante.

      La solución con la que dio el padre de Elliot fue mudarse de ciudad, cambiar el entorno y las personas que los rodeaban, decía que su antigua universidad me estaba haciendo mal. A pesar de que pasé mucho trabajo con la antigua universidad, mi ansiedad era por otra razón.

      Elliot es como muchos de nosotros ante muchas personas; se puede sentir más incómodo con alguien amable que con alguien cruel. En una reunión de amigos también puede contarle cosas por iniciativa propia a un completo extraño, cosas que no les contaría a sus amigos del momento (si es que alguna vez tuvo uno). Él sabía que no volvería a verlo, era una oreja sin consecuencias. A pesar de que su familia lo ha intentado proteger de las cosas más crueles del mundo, él siempre ha desarrollado una personalidad tajante y cruda, él se veía en el espejo y nunca pudo ver en su reflejo algo que le gustara, no era guapo, tampoco feo. Desde algunos ángulos con camisa negra puede verse guapo. Es gordo, aunque haya rebajado, todavía tiene los músculos aguados. Siente confianza por sus pestañas largas, manos suaves, culo gordo, pero no le gustan sus orejas, ni la curvatura de la parte posterior de su cuello, los agujeros de su nariz vistos desde abajo, y sobre su sexo… Prefiere no dar opiniones.

      Nunca pudo socializar con buenas personas en ningún lado de San Fernando; accedió a la idea de su padre al querer irse, aunque lo único que le sienta mal es ser la razón de la mudanza.

      Se mudaron a Lindblum, un pueblo que tiraba aires de ciudad, poco más avanzada que San Fernando. En términos generales, la casa donde se mudaban parecía no tener muy buena apariencia, se encontraba bastante polvorienta cuando llegaron. Estaba amoblada y los muebles tenían una decoración lujosamente vieja, Elliot estaba más acostumbrado a los muebles chic que usaba su madre en la antigua casa, pero le gustaban los cambios. «Todo es cuestión de costumbre», dijo su mamá mientras sacudía las sábanas llenas de polvo con la cara arrugada, mostrando su positivismo. Cristale revisaba su teléfono y Elliot sostenía la caja donde llevaba gran parte de sus cosas pesadas, su padre toca su hombro.

      —¿Qué tal? ¡Me quedó bella la casa! —dijo con cierta emoción. Elliot sonríe como respuesta, siempre hace eso cuando le habla su padre, ya que nunca sabe cómo seguir la conversación.

      ELLIOT

      Elliot tiene de 17 años, estudia en la Universidad St. Claire la carrera a la que todos acuden cuando no saben qué hacer con sus vidas o tienen un familiar que los ayude, o los que por alguna razón dicen que de verdad “les gusta”: Finanzas, ¿no se les eriza la piel? Esta universidad es conocida más que por su calidad de enseñanza, por las personas que estudian en ella, personas privilegiadas y adineradas, donde abunda un estereotipo específico al cual me gusta llamar «Perras básicas». Una perra básica es esa persona que solo piensa que la vida se basa en redes sociales, tienen en la mente la frase de «Si no lo publicaste, no lo hiciste», salir de fiesta desde el jueves hasta el domingo, los que piensan que el sexo a tus 15/16 años es importante, los que piensan que la marihuana es una droga parecida al crack, los que piensan que la carrera los define. Ingenuos, todavía no he conocido a una persona que le guste la personalidad de un estudiante de medicina, por ejemplo.

      ¿Cómo hacer para aguantarse esto todos los días? Busquen el amor no correspondido, como lo hace Elliot. Sus días son grises hasta que se encuentra con Benjamin, un compañero de la universidad de su misma edad, tez blanca, cabello corto castaño claro, bastante más alto que él, unos 1,80cm. Elliot no puede evitar imaginarse suciamente llegándole de frente, bajarle los pantalones y meterse su pene en la boca, pero eso nunca va a suceder, ¿saben por qué? Porque es un cobarde. De igual forma decidió que el amor estaba sobrevalorado, y después de tantos intentos, nunca se enamora del correcto. O eran heterosexuales o eran de esos gais que no estaban preparados para salir del closet y tenían actitudes machistas, pensando que, al ser pasivo, debías tomar el rol de la mujer en la relación, por supuesto eso siempre estuvo mal para Elliot.

      En el primer día de clases, Elliot se encontraba nervioso, pero al mismo tiempo sentía que esta era una nueva etapa para él. Era emocionante, pero causaba grima. Él no quería sentir lo que las demás personas sentían, le parecía un sentimiento tonto estar emocionado por el primer día de clases, igual no lo podía evitar.

      —Muchachos —habla la profesora de Cálculo—, tienen dos semanas para buscarse una pareja para la exposición del proyecto.

      No pudo evitar ver a Benjamin, llevaba toda la clase detallando su forma de vestir, la forma en que prestaba atención a las clases, lo aplicado que le gustaba ser. De vez en cuando le gustaba participar en clases, pobrecito, no se da cuenta de que un psicópata se lo está comiendo con los pensamientos, era todo un

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