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Italia oculta. Giuliano Turone
Читать онлайн.Название Italia oculta
Год выпуска 0
isbn 9788498798180
Автор произведения Giuliano Turone
Жанр Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
Серия Serie Derecho
Издательство Bookwire
No obstante los éxitos obtenidos, quizá por estos, fue dejado aparte. Palumbo había llegado a ser vicecomandante del Arma de Carabineros y —la relación es evidente— la sección antiterrorista de Dalla Chiesa fue disuelta. Los miembros de la P2 de la División Pastrengo ganaron la partida. Pobre Italia. Dalla Chiesa pasó a la situación de «disponible», para que no pudiera hacer nada. Mientras la sangre vertida por el terrorismo corre por las calles, se le hace responsable de la coordinación de los servicios de vigilancia de los institutos de prevención y pena de máxima seguridad.
Italia oculta da cuenta detallada del intento de los entonces jefes de la P2, de afiliar a la logia a Carlo Alberto dalla Chiesa, hombre en crisis. Es una trampa para tratar de chantajear al general que incomoda a los integrantes de aquella. El plan fracasa.
El libro de Turone, que a veces en su indagación vuelve a ser el juez instructor del pasado, es rico en noticias, observaciones, juicios sobre aquellos años de conflictos científicamente verificados. No ofrece revelaciones, la novedad está en el análisis de conjunto y comparado de un cúmulo de hechos atroces, madurados en un mundo oculto, que no han llegado a ser justiciables; ocultos, exactamente.
Es interesante analizar lo sucedido en aquellos momentos con los ojos del presente, en una sociedad como la nuestra, distraída, pasiva. Los ejemplos de entonces no faltan. La Sección Especial Anticrimen de la División Pastrengo era pilotada por los hombres de la P2. Después, en 1978, por iniciativa del ministro Virginio Rognoni, que creó un núcleo especial antiterrorista, reapareció el general Dalla Chiesa. En esa ocasión, la Italia limpia venció a la Italia fiel al «discreto encanto del poder oculto».
El 1 de octubre de aquel año, el año de Moro, el general irrumpió en la guarida brigadista de via Monte Nevoso, donde estaba el archivo de las BR. En una carpeta azul se hallaron 49 folios mecanografiados del «Memorial Moro». (En 1990, de un escondrijo bajo una ventana de aquella casa salieron —en fotocopia— 245 folios del mismo «Memorial Moro»).
Un gran embrollo. Turone hace de guía.
Continuamente se encuentra con la P2. En los tiempos del secuestro de Moro, todos o casi todos los asesores del ministro Cossiga están inscritos en la logia. Después, los misterios, grandes y pequeños, se acumulan. ¿Cómo es posible que Mario Moretti, el ambiguo jefe de las BR, hubiera usado una impresora del SISMI para elaborar los panfletos de la organización estampados luego en una tipografía romana? ¿Cómo pudo ocurrir que un arsenal de armas de la Banda de la Magliana, usadas para matar, hubiera estado escondido en un sótano del Ministerio de Sanidad? ¿Solo por la responsabilidad de los empleados corruptos?
Pero en el libro se recuerdan casos más graves. Andreotti y la mafia. Es un lugar común que el siete veces presidente del Gobierno fue absuelto en el proceso de Palermo de 1995. Acusado de asociación mafiosa, fue absuelto por los hechos posteriores a 1980, pero, por los anteriores, lo que hubo fue prescripción del delito, del reconocido responsable que, debido al paso del tiempo, no pudo ser condenado. ¿Por qué duró tanto su connivencia con la mafia, padrinos Lima, el lugarteniente, y los primos Salvo, y por qué se acabó la connivencia? Porque, probablemente, Andreotti estaba ligado a la familia mafiosa de Bontade e Inzerillo, que en los años ochenta perdieron poder y fueron asesinados por los corleoneses de Liggio, vencedores de las guerras de mafia. Y Andreotti estaba unido a los perdedores. Cosas de Cosa Nostra.
Son infinitos los casos sucios recogidos en el libro de Turone. La muerte de Piersanti Mattarella, presidente de la Región de Sicilia, que estaba tratando de limpiar la isla de porquería y fue asesinado el 6 de enero de 1980 por la mafia que, para la perpetración del delito, se sirvió de jóvenes de la derecha violenta; la anulación, en Casación, de la sentencia de los tres sicarios responsables de la muerte del capitán Emanuele Basile, por vicio de forma: «La anulación consiste en el hecho de que no se notificó tempestivamente a los defensores de los tres imputados la fecha de la audiencia pública destinada al sorteo de los jueces populares». ¡Ay, sierva Italia, patria del derecho!
Italia oculta es un libro importante. Documenta con limpieza un pasado turbio, aún no del todo conocido.
La P2 parece y es una obsesión. Emerge y se sumerge. Un fantasma travestido de diablo, retablo de hechos que parecen lejanos entre sí, pero que son contiguos, en cuanto nacidos de la misma raíz.
¿Quiénes fueron verdaderamente los jefes de la P2? ¿Quién movió los hilos? Se ha dicho que Andreotti y Cossiga, los más sospechosos, los más implicados, vecinos y amigos de estos traidores a la República. Se pensaba que a su muerte se derrumbarían los muros del silencio. No ha sucedido. Faltan las pruebas, no bastan los indicios políticos. Los famosos esqueletos permanecen en los armarios con sus secretos, las llagas no han sido curadas.
En el Senado, durante la XII legislatura, casi un cuarto de siglo más tarde, Andreotti ocupaba su puesto, siempre el mismo, próximo al pasillito, a la derecha entrando en el aula. Cossiga se movía de aquí para allá, según sus humores cambiantes. Una vez ocupó un escaño de la izquierda y pidió de forma solemne la palabra. Dirigiéndose claramente a Andreotti, en el otro lado de la sala, sin quitarle la vista de encima, mientras lo señalaba gesticulando con las manos: fue un discurso muy extraño, sánscrito político que únicamente ellos dos podían comprender. Solo cabía intuir, por el tono de voz y los movimientos del rostro, que Cossiga estaba echando en cara a Andreotti cosas hechas, graves. Lo insultaba, comedidamente airado, como buen democristiano. Un capítulo teatral —¿por qué en aquella sede?— de una petición de cuentas.
Andreotti, inmóvil, parecía una máscara de plomo fundido.
Para tratar de obtener alguna confirmación sobre los integrantes del vértice de la logia solo queda el informe final de la Comisión de investigación sobre la P2, presidida por Tina Anselmi, mujer de gran coraje y fuerza moral que sufrió amenazas, intimidaciones, insultos de toda clase, y fue vilipendiada, marginada incluso por su partido, la Democracia Cristiana (DC).
El «Informe Anselmi» recurre a una célebre metáfora, la de la «doble pirámide», una, invertida, encima de la otra, para adoptar en su conjunto la forma de una clepsidra. El venerable Gelli, el notario, el administrador, el practicón, al frente del cuartel general de la logia ocupa la cima de la pirámide inferior, «punto de conexión entre las fuerzas y los grupos que en la pirámide superior representan los fines últimos». ¿Pero quién reina en la pirámide superior? El «Informe» se rinde y concluye amargamente: «No es posible saber qué fuerzas se agitan en la estructura desconocida para nosotros […] más allá de identificar la relación que liga a Licio Gelli con los servicios secretos».
*Piano Solo, intento de golpe de Estado organizado por ese general [N. del t.]
A Tina Anselmi,
Vincenzo Bianchi
Pasquale Juliano
Giorgio Manes
Giancarlo Stiz,
Servidores de la República
Partidos políticos, prensa y sindicatos constituyen el objeto de posibles presiones en el plano de las actuaciones de carácter económico y financiero. La disponibilidad de cifras no superiores a 30 o 40 millardos parece suficiente para permitir a hombres de buena fe y bien seleccionados conquistar las posiciones clave necesarias para su control.
«Plan de resurgimiento democrático» de la logia P2 (1976)