ТОП просматриваемых книг сайта:
Italia oculta. Giuliano Turone
Читать онлайн.Название Italia oculta
Год выпуска 0
isbn 9788498798180
Автор произведения Giuliano Turone
Жанр Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
Серия Serie Derecho
Издательство Bookwire
La situación fue luego heredada por los Borbones del Reino de las Dos Sicilias, que no supieron afrontarla y que incluso la agravaron, entre otras cosas, delegando funciones de orden público en la camorra, en su origen simplemente un fenómeno de delincuencia urbana de los bajos fondos napolitanos. De este modo, la camorra se consolidó y se desarrolló, alcanzando, poco a poco, la posición de tercera mafia en Italia.
El arraigo de las mafias históricas, muy resistentes, y la conmixtión, durante mucho tiempo, de poder formal y poder criminal, tuvieron para Italia consecuencias devastadoras, sin equivalente en ningún otro país de Europa occidental. Esta es la primera diferencia sustancial entre Italia y el resto de los países europeos.
La segunda gran peculiaridad italiana es el hecho de haber tenido mil años de papa rey. El estado eclesiástico tuvo ciertamente el mérito de contribuir a hacer de Roma una de las ciudades más bellas del mundo, si no la que más, pero contribuyó también a retrasar notablemente el momento en que sus súbditos adquirieron la conciencia que les permitió convertirse en ciudadanos, atentos a los intereses de la colectividad y dotados de un propio sentido de las instituciones. El hecho de que en Italia la educación cívica en las escuelas haya sido siempre una cenicienta, es quizá un efecto de esta peculiaridad histórica.
Además —dicho sea con toda franqueza— el milenio pontificio dejó otros legados embarazosos que, a través de la presencia del Estado-ciudad del Vaticano en el corazón de Roma, influyeron de manera determinante en el curso histórico-político del país desde 1870 hasta hoy. Son muchos los ejemplos que cabría invocar, pero bastará mencionar el pernicioso papel (en el que este libro tendrá ocasión de detenerse) asumido en la historia italiana de la segunda mitad del siglo pasado por el Instituto para las Obras de Religión (IOR), la banca vaticana presidida por el arzobispo Paul Marcinkus de 1971 a 19892. En efecto, pues está acreditado que el IOR mantuvo intensas relaciones con el sistema de poder oculto de la logia masónica P2 de Licio Gelli y de su cerebro financiero Umberto Ortolani; con el capitalismo aventurero de Michele Sindona y Roberto Calvi, afiliados a aquella; así como —a través de reciclajes masivos de dinero mafioso gestionados por estos últimos— con la Cosa Nostra siciliana y sículoamericana. Es algo sobre lo que asimismo va a tratar este libro.
La tercera importante peculiaridad italiana es la de haber albergado, precisamente en la frontera fijada en Yalta, el mayor partido comunista del mundo occidental. También esta es una singularidad cargada de consecuencias. Después de Yalta —y, por tanto, tras la caída del fascismo— la presencia en Italia de un partido comunista tan fuerte (y que en los primeros lustros veía con simpatía el bloque soviético) suscitó gravísima preocupación en los ambientes de la OTAN. Paradójicamente, en aquel contexto, las mafias históricas y otros fenómenos de anti-Estado, enemigos de la nueva Constitución, vieron como se les atribuía —y se atribuyeron— un papel precioso de baluarte anticomunista.
Comenzaron los americanos, beneméritos por la ayuda en la derrota de la dictadura, contribuyendo, después del desembarco en Sicilia, a poner diversos municipios sicilianos y calabreses en manos de alcaldes que eran los boss mafiosos locales, para conjurar lo más posible el riesgo de abrir el camino a regidores comunistas3. Es un hecho que confirió a las mafias históricas una tremenda fuerza de inserción en los ganglios del nuevo Estado, que ya nacía en un país sometido a duras pruebas durante el fascismo y por las pesadas consecuencias de la guerra.
Como se verá, posteriormente entraron en funcionamiento otros mecanismos destinados a prolongar lo más posible el aislamiento y la lejanía del poder del temido PCI. Mecanismos que siguieron existiendo y operando de diversas maneras para mantener vivo el llamado factor K (del ruso Kommunizm)4 incluso cuando ya, a partir de los tiempos de la Primavera de Praga, el PCI se había distanciado del bloque soviético. Además, concurrieron impulsos que, al margen del peligro soviético, provenían de ambientes interesados en mantener invariables los equilibrios políticos y en no perder las ventajas derivadas de la permanencia de una estrategia de la tensión: mafias históricas, ambientes diversos de negocios sucios y de la subversión, que no desdeñaban hacer uso de medios extremos como las masacres, pero también ambientes políticos a los que, para mantenerse en el poder, interesaba seguir enarbolando la bandera del peligro comunista.
Por eso Gladio, Rosa de los vientos, Anello, la P2, después el golpismo, la masacre de Piazza Fontana, la de Brescia e incluso la P2 con el famoso «Plan de resurgimiento democrático», del que se hablará enseguida (y estamos a mediados de los años setenta). Más tarde, el trauma del secuestro de Aldo Moro, otras masacres —la estación de Bolonia— y las operaciones de despiste organizadas por Gelli y Pazienza, el intrigante por antonomasia, y por los servicios secretos implicados en la P2. De todo se ocupará este libro.
Como se ve, este excurso nos lleva de nuevo al tema de la logia secreta P2, que alcanza el máximo de su poder precisamente en el trienio maldito 1978-1980, periodo aquí definido como de la «Italia oculta». La centralidad o, en todo caso, la presencia del fenómeno P2 en todas las vicisitudes de las que se va a dar cuenta hace que esta exposición deba comenzar precisamente por este asunto.
2. El itinerario hacia el descubrimiento de la logia P2
El sistema de poder oculto de la logia P2 fue descubierto a través de la entrada y registro del 17 de marzo de 1981, llevados a cabo de forma simultánea en todos los domicilios conocidos de Licio Gelli, acordados en el marco del proceso penal milanés contra el banquero quebrado Michele Sindona, en relación con el homicidio de Giorgio Ambrosoli (11 de julio de 1979). Los dos jueces instructores encargados de esta causa eran el autor de este libro y su colega Gherardo Colombo.
El mandamiento de entrada y registro fue emitido el 12 de marzo, delegando la ejecución de las diligencias en la GF de Milán. Esto es algo que resultó necesario al haberse advertido la existencia de relaciones relevantes entre Sindona y Gelli en el periodo en que aquel permaneció de forma clandestina en Palermo (agosto-octubre de 1979), fingiendo haber sido secuestrado por un supuesto e improbable «Comité proletario de subversión por una justicia mejor».
Además, Gelli era uno de los personajes que más se habían manifestado a favor de los «planes de salvamento» fraudulentos en beneficio del banco de Sindona, que, de haber sido acogidos, habrían hecho recaer el peso de la vorágine financiera de aquella sobre la colectividad. Él era también uno de los firmantes de los affidavit [declaraciones juradas] remitidos a la autoridad judicial de los Estados Unidos a finales de 1976 para tratar de impedir la extradición de Sindona a Italia. En su affidavit, Gelli, entre otras cosas, había declarado que Sindona era un perseguido político anticomunista y que su entrega a Italia habría tenido como consecuencia la celebración de un proceso no imparcial contra él, y un grave peligro para su propia vida.
En fin, tras el fracaso de la aventura del falso secuestro y la definitiva detención de Sindona en Nueva York, las autoridades americanas, en noviembre de 1979, entregaron a las italianas una agenda intervenida a Sindona poco tiempo antes, en la que el financiero había anotado todas las direcciones de Licio Gelli.
En el momento en que se tomó la decisión de abrir una investigación judicial sobre Licio Gelli —decisión adoptada, no por casualidad, en el Palacio de Justicia de Milán, donde las vicisitudes de Sindona daban pie para hacerlo— se había percibido ya de forma más que suficiente que este debía ser el gestor superprotegido de un centro de poder oculto, enmascarado dentro de la misteriosa logia masónica. Tal impresión se había hecho patente cuando, en el Corriere della Sera del 5 de octubre de 1980, apareció una inquietante y extensa entrevista