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Morrigan. Laura Merlin
Читать онлайн.Название Morrigan
Год выпуска 0
isbn 9788873047148
Автор произведения Laura Merlin
Жанр Детская проза
Издательство Tektime S.r.l.s.
âYa entendÃ, y ¿qué poderes tienen?â
âEs difÃcil saberlo, depende del caso. Pueden alcanzar cualquier poderâ
âEsto quiere decir que puede haber malos o buenos.â
âExacto, algunos ayudaron hace ya tiempo a echar el reino a seres despreciables. Los malos pueden ser despiadados y es aconsejable mantenerse alejado de ellos.â
Hubiera querido preguntar algo más de esta cuestión, cuando un medio elfo avanzó hacia nosotras.
VestÃa una camisa de seda blanca, atada a la cintura y abierta en el pecho que permitÃa entrever un fÃsico perfecto. TenÃa pantalones color caqui y cabellos largos y negros atados, en una cola de caballo descuidada, con un lazo dorado.
Noté que sus orejas no eran demasiado puntiagudas, si bien asomaba una punta notoria. PodrÃa haber sido confundido perfectamente con un humano. Se llevó una mano al corazón y bajó la cabeza en señal de respeto.
âSoy Calien, del Reino de Elos y de los medio elfos. Nuestro pueblo exulta delante de vuestra presenciaâ Su tono de vos era cálido y a la vez autoritario. âHa venido para salvarnos del malvado rey del Reino de Tenot, cuya crueldad se revela en el modo en que se hace llamar: ¡Mefisto! Su corazón inmortal está corrompido por los demonios más despiadados. Solo Neman, unida a Badb y Macha, podrán salvarnos. Gloria y Honor a Vosotras.â
âGloria y Honor a Vosotrasâ gritaron todos al unÃsono. Se llevaron la mano al corazón y se inclinaron delante de mÃ.
Hubiera querido decirles que se levantaran, me hacÃan sentir vergüenza.
Sara se me acercó y me apoyó una mano en el hombro. âCierra los ojos, respira profundo y toma de mà la fuente del conocimiento, te será útilâ.
Hice lo que me dijo
Al rato sentà un alegre cono de aire que se levantaba a mi alrededor. OlÃa a verano, alegrÃa y serenidad y pude percibir todo el poder que tenÃa. Se expandió por todo mi cuerpo sin dejar fuera un solo músculo. En aquel momento supe lo que debÃa hacer.
Di dos pasos adelante. Abrà mis brazos hacia ellos, con las palmas de las manos mirando hacia el suelo, y como si alguien hubiera apretado un interruptor invisible, sentà que algo se me despertaba dentro, algo que no sabÃa que estaba allÃ. Algo que al salir sorprendió a todos, quienes allà estaban.
Aquello que dije no salÃa de mi boca ni de mi cuerpo. Ya no gobernaba mi propio cuerpo, estaba como en trance.
Era como si estuviera poseÃda, no una posesión mala, y por ello no opuse resistencia.
âNo tengan miedo hijos mÃos, soy la Gran Reina, volvà para salvarlos y para vengarme. Gloria y Honor a ustedes.â
Y por segunda vez en aquel dÃa, todo se volvió oscuro y volvà a perder los sentidos.
âTrata de levantarte, no es mi intención llevarte a upa nuevamenteâ.
HabrÃa podido reconocer esa voz entre miles. TenÃa algo que me provocaba miedo y bronca, al mismo tiempo.
Bronca, porque me habrÃa gustado que teminase de tratarme como un trapo que tirar a la basura.
Miedo porque a su alrededor se movÃa un aura misteriosa y oscura, de la que emanaba poder. Un poder demasiado grande, que me hacÃa sentir muy a disgusto.
âNo tengo la más mÃnima intención de llamar tu atención, Gabriel. Cuanto más lejos de mà estés, mejor.â
Estaba de verdad muy irritada.
Después de todo, ¿qué hacÃa aún allÃ? ¿No podÃa mantenerse en su lugar y listo?
âBueh, lo lamento por ti, pero tendrás que soportar mi presencia dado que te desmayas a cada momento, deberás subir a caballo con el subscripto.â
¿Qué? No lo habrÃa hecho por nada en el mundo, ni aún bajo tortura.
Estaba por rebatir cuando la voz nerviosa de Sonia nos interrumpió: â¡No lo entiendo! Si tenemos un montón de caballos a disposición, ¿qué fin han tenido?â
âPienso que los Siruco entraron, sin ser vistos, y se los llevaron a todos. Por suerte aún nos quedan dos a disposición, para hoy.â El tono de Gabriel no contenÃa emoción ninguna.
âNo entiendo por qué entraron escondidos. ¿No podÃan hacer como hacen siempre?â Sonia era presa de un ataque de ansiedad. âGeneralmente se divierten torturándonos,
âNo quieren que nos alejemos de la villa, saben que está aquÃ.â
â¿No quieren que nos alejemos y nos dejan dos caballos?â
Le hice notar que las cosas no eran claras, entonces con mucha calma me senté y comencé a masajearme el cuello que me dolÃa.
âExcelente observaciónâ mi dijo Gabriel, guiñándome un ojo. âSin embargo debes saber que aquà hay alguien dotado de una inteligencia superior, que mira qué casualidad, soy yo. Para prevenir este tipo de cosas, escondà dos espléndidos caballos.â
Odiaba su tono y ese su hacer como un chico súper poderoso.
SerÃa el ángel de la muerte, pero se la creÃa demasiado para mi gusto.
âMuy bien MÃster inteligencia, ¿qué quieres? Que nos postremos a tus pies y comencemos a reverenciarteâ E hice una reverencia.
âNo estarÃa mal y podrÃas comenzar tú, dando el ejemplo.â
¡Lo odiaba!
Me levanté aún inestable, porque me seguÃa dando vueltas la cabeza.
Por suerte allà cerca de mÃ, estaba Sara, y me apoyé en ella.
Estaba seria y me miraba como si fuera una extraterrestre.
¿TenÃa algo entre los cabellos? Traté de arreglármelos pero continuaba mirándome igual.
Sus ojos de hielo parecÃan penetrarme y sentà un escalofrÃo que me recorrió la espalda.
â¿Pasa algo, Sara?â No respondió, se limitó a bajar la cabeza y negar con la cabeza.
Luego fue hacia Sonia.
âSofÃa, vamos. Gabriel fue a buscar los caballos que escondió.â Dijo Sonia.
âClaro, voyâ.
Me dirigà hacia ellas, sacudiéndome un poco de polvo del vestido.
Estaba de verdad preocupada. Me habÃa desmayado y lo habÃa sentido, pero nadie me habÃa dicho nada de lo que me habÃa sucedido, después que sentà la presencia de un cuerpo extraño metiéndose en mi cabeza.
¿Por qué? ¿Qué me estaban escondiendo?
Tal vez quien me habÃa poseÃdo no era bueno, pero igualmente por qué nadie me decÃa nada al respecto.
Lo que más me preocupaba era la manera en que me miraba Sara, era como si me tuviera miedo.
Sentà el sonido de los cascos, y vi a Gabriel que llegaba con dos espléndidos caballos, de manto negro y con las crines que ondeaban como si fueran