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las exigencias espirituales que hay que cultivar en la vida de los escaladores (2S 7,3,7) y va configurando mayormente estas disposiciones desde la Biblia (cf 1S 5,6) y a base de otras consignas (1S 13,10-12).

      11. Redacción del comentario (c. 1578 ss.)

      Juan de la Cruz teniendo en la mente y ante los ojos el gráfico de El Monte y adentrándose en su simbolismo y teniendo también delante el poema, comienza a extender su comentario doctrinal a las ocho canciones, representado conjuntamente por las páginas de Subida y Noche. La obra se dedica particularmente y antes que nada a frailes y monjas del Carmelo que se lo han pedido (prólogo, 9), pero alcanza a cualquier cristiano que quiera amar a Dios sobre todas las cosas.

      Comienza a escribir, barajando las dos figuras o semejanzas escogidas y se mueve dentro de las mismas: la subida al Monte; la fuga nocturna de la propia casa en busca del Amado.

      La senda rectilínea y vertical y escarpada es una sucesión de renuncias evangélicas. Hay que subir haciendo, como ya hemos dicho, escala o escalera de las nadas, poniendo los pies encima; y este quedarse en nada y sin nada de nada, es exactamente el caminar nocturno: «Es quedarse como a oscuras y sin nada» (1S 3,1).

      Por otra parte, la salida por las calles de la ciudad en busca del Esposo-Amado se lleva a cabo en noche oscura, en noche cerrada; y este caminar nocturno equivale, a su vez, a escalar el Monte (cf 2S c.7: todo el capítulo).

      En el desarrollo de los comentarios, en la Subida la atención del autor gravita hacia las dos semejanzas casi a la par; en la Noche atiende, casi exclusivamente a la segunda: fuga en la noche o itinerario nocturno.

      En las dos representaciones de subir y de salir entra una imagen espacial de la que se sirve para cantar la aventura espiritual del hombre, del alma enamorada. La meta de quien sube es la cima del Monte; el lugar de la cita amorosa, del encuentro del noctámbulo que ha salido de casa con tantas precauciones en busca del Amado es la torre de un castillo. Este poner nosotros el lugar del encuentro en un castillo situado en lo alto del Monte nos parece ajustarse a lo que realmente pensaba Juan de la Cruz, aunque no lo haya explicado o comentado, al dejar sin declaración la mayor parte de las canciones, muy en particular la séptima en la que habla de el aire de la almena.

      Si esta intuición es cierta, tendríamos unidos la noche y el monte sanjuanista con el castillo teresiano, a cuyas «siete mansiones» alude en 2S 11,9-10. El lugar del encuentro con el Amado se llevaría a cabo, pues, en un castillo, situado en lo alto del monte, donde se encuentra la morada del rey. Al estudiar la simbología del castillo se subraya que «está situado generalmente en las alturas o en el claro de un bosque: es una morada sólida y de difícil acceso...; es un símbolo de protección»[21]. Conviene siempre recordar estas peculiaridades para entrar mejor en las verdaderas perspectivas de estos dos libros: Subida y Noche y para hacerse con ciertos matices doctrinales, sin traicionar, complicar o empobrecer el pensamiento sanjuanista.

      A la síntesis ya sugerida o suministrada por las canciones y por el gráfico del Monte, se añade el título pleno del libro: «Subida del Monte Carmelo: trata de cómo podrá una alma disponerse para llegar en breve a la divina unión. Da avisos y doctrina, así a los principiantes como a los aprovechados, muy provechosa para que sepan desembarazarse de todo lo temporal, y no embarazarse con lo espiritual, y quedar en la suma desnudez y libertad de espíritu, cual se requiere para la divina unión». Se trata de encaminar a la persona por la senda más breve a la divina unión, simbolizada por la cima del Monte, como dirá enseguida en el Argumento, en el que se sobreponen y entran ya en interacción los dos esquemas: gráfico-pictórico y poético.

      La idea general que surge del conjunto de todas estas piezas iniciales: gráfico, título del libro, argumento y canciones es linear. Un fin, una meta a conseguir por la vía breve, evitando complicaciones, desviaciones y retrasos innecesarios (cf 2S 6,7). El fin es la unión del alma con Dios: el alto, el más alto estado de perfección disfrutable en este mundo. Los medios son los indicados inequívocamente en el título del libro y en el título de las canciones y se irán precisando y encarnando en las virtudes teologales, de modo que la subida al monte y el caminar nocturno no son sino modulaciones del mismo tema teologal (2S c.6). El título de la obra traduce, a su vez, el contenido real de las reglas para subir al Monte y el de las canciones de la noche.

      Inmediatamente en el prólogo programático desvelará las motivaciones profundas de su obra y otros muchos pormenores. Motivaciones apostólicas y de dirección espiritual dentro de tanta desorientación y pobretería mental y espiritual como ha experimentado.

      12. División de Subida

      Obra en tres libros con 15, 32 y 45 capítulos respectivamente. Alude también a primera, segunda, tercera y cuarta parte (1S 1,2), entendiendo por esta última los dos libros de la Noche.

      En el título explicativo de las Canciones colocadas dentro del argumento del libro aparece la expresión: «La oscura noche de la fe», que en verdad significa la oscura noche de las tres virtudes teologales (1S 1,3; 2S 24,8). En el prólogo se habla de «la noche oscura» (nn. 1,2,3), refiriéndose a la única noche de las Canciones. Pero, ya dentro del mismo prólogo se registra una división en noche o purgación «del sentido y del espíritu» (n. 6).

      Más adelante (1S 1: título) el comentarista va comiendo terreno al místico y al poeta y hablará de «dos diferencias de noches..., según las dos partes del hombre: inferior y superior». De aquí a la división de la noche en cuatro no hay un paso: noche activa del sentido; noche pasiva del sentido; noche activa del espíritu; noche pasiva del espíritu. A pesar de todo, en esta división de noche cuatripartita, hay mucho de método o metodología, porque, en realidad, en la mente del autor sigue siendo única la noche en la que se realiza en plenitud el concepto y la realidad de tal (cf 2N 1,1; 2; 3,1-2).

      Las razones prácticas, didácticas y antropológicas que le llevaron a desmembrar la única noche en cuatro han influido decisivamente en la partición de Subida-Noche.

      La división verdadera y precisa de la obra entera es la siguiente, tal como la proponemos para evitar confusiones al lector:

      A. Noche del sentido 1S 1,4-6

       1S cc. 3-12

       1S cc. 14-15

       * 1S 1,1-3: es como

       introducción general

       de ambas nociones:

       sensitiva y espiritual.

      B. Noche activa del sentido: 1S c.13

       mejor, modo activo de

       entrar en la noche del sentido.

      C. Noche del espíritu (aspecto 2S cc.1-3

       activo y pasivo juntamente) c. 6, 1-5

      D. Noche activa del espíritu 2S c.4

       (modo genérico incluyendo c. 6, 6-8

       entendimiento, memoria y

       voluntad).

       * 2S c.5 le sirve de

       paréntesis para hablar

       de la unión del alma

       con Dios.

      E. Noche activa del entendimiento 2S 7,13

       * En 2S 7,1-12 habla de

       todo el camino: noche

       del sentido y del espíritu

       bajo el aspecto activo y pasivo.

      F. Noche activa de la memoria 3S cc.2-15

       * el c. 1º es introducción

       general a todo el libro.

       Aunque en 3S c.2 se

       habla de noche activa de

       la memoria, se trata más bien

       de resolver objeciones que

       van mucho más lejos.

      G. Noche activa de la voluntad 3S cc.16-45

      H.

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