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Trayectorias y proyectos intelectuales. Jaime Eduardo Jaramillo Jiménez
Читать онлайн.Название Trayectorias y proyectos intelectuales
Год выпуска 0
isbn 9789587815795
Автор произведения Jaime Eduardo Jaramillo Jiménez
Жанр Социология
Серия Taller y oficio de la Historia
Издательство Bookwire
Para ese entonces, Mariátegui publicaba en las revistas Mundial y Variedades, y sus ideas causaban polémica y provocaban discusiones que se llevaban a cabo con dirigentes estudiantiles y obreros en su casa. Haya empezaba a identificarse cada vez más con el Kuomintang chino y a perfilar la propuesta de la Alianza Popular Revolucionaria Americana bajo ese matiz, antiimperialismo y antifeudalismo por una transformación de corte demoburguesa en países de economía atrasada.
Por su parte, Mariátegui, tras convencer a su hermano Julio César de que trasladara a Lima una pequeña imprenta que poseía, realizó su proyecto de construir una editorial independiente inaugurando la editorial Minerva el 31 de octubre de 1925. Así se publicó el primer libro de Mariátegui titulado Escena contemporánea, que compilaba sus análisis con respecto a la crisis mundial, lo cual, junto con las publicaciones que realizaba en revistas del Perú, significó el equilibrio crítico que en su pensamiento se apuntalaba asimilando el clima intelectual europeo en el que había vivido y todavía se movía, y el panorama intelectual vigente en el Perú (que en parte ya conocía), en el que generaba afinidades y al tiempo discutía.
En la revista Mundial, publicaba su columna “Peruanicemos al Perú”, donde realizaba análisis de la realidad nacional y su posibilidad de transformación socialista, inaugurando con ello su momento de pensamiento propio. Estos artículos fueron el preámbulo de la construcción de los Siete ensayos y eran objeto de debate en el Rincón Rojo, espacio destinado a la discusión política e intelectual en la Casa Washington, hogar de Mariátegui, donde se había pasado con su familia para montar una pensión y así mejorar sus ingresos. Como intelectual orgánico, mantenía un contacto profundo con los grupos subalternos, participaba sin falta en la fiesta obrera que se realizaba en la Planta de Vitarte, y con su obra como pensador contribuía a la organización de dichos sectores y a la clarificación de sus propuestas políticas.
En 1926, tras la publicación de Libros y Revistas desde Minerva, Mariátegui anunció la aparición de la revista Amauta, denominada así por recomendación del pintor José Sabogal. En septiembre, salió al público Amauta como órgano mensual de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, que tenía por objetivo ir conformando esa vanguardia revolucionaria dentro del conjunto de sectores antiimperialistas y nacionalistas que conformaban la izquierda.
Mientras Haya alegaba una singularidad peruana irreconciliable con los procesos mundiales, Mariátegui comprendía al Perú como país particular inserto en una realidad mundial en diálogo con el indigenismo (en especial con el grupo Resurgimiento fundado en el Cuzco) e insistía en el carácter de clase de la cuestión de la raza. Después de un duro episodio de represión en 1927, en el que varios dirigentes fueron acusados de agentes del comunismo internacional y encarcelados, Mariátegui entre ellos, él pensó incluso en exiliarse en el sur del continente para seguir con la publicación de Amauta, que había sido censurada. Después llegó la liberación de los presos y el regreso de Haya de México, fue entonces cuando lanzó el denominado “Plan de México”, con el cual la APRA pasaba sin una consulta interna de Frente Único a Partido Político de dimensión nacional, con un enfoque similar al de Chiang Kai-Shek en el Kuomintang, que le costó a Haya, por su táctica, un nuevo exilio. En 1928, Mariátegui decidió romper con el nuevo Partido Nacionalista Liberador de Haya y empezó el proyecto de edificar un Partido Socialista en el Perú.
Se llevaron a cabo varias reuniones para organizar el Partido Socialista acordando un programa y su vinculación a las orientaciones de la Internacional Comunista, buscando una base amplia que compusiera sus filas e influencia, además de trazarse la meta de actuar de tal manera que pudiera sobrevivir como organización a la represión del régimen existente. En septiembre, Mariátegui publicó los Siete ensayos, y Amauta se definió socialista. Posteriormente, Mariátegui dirigió la creación y publicación del periódico Labor con la intención de reforzar la difusión de la nueva fase del proyecto revolucionario.
El naciente Partido Socialista había participado en marzo en el Cuarto Congreso Sindical Rojo en la antigua Unión Soviética, después participó en el Primer Congreso Sindical Latinoamericano en Montevideo (mayo de 1929) y en la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana en Buenos Aires (junio de 1929); en estos dos últimos encuentros, los peruanos presentaron escritos realizados conjuntamente: “El problema de las razas” y “Punto de vista antiimperialista”.
Las tesis expuestas por los peruanos en los encuentros latinoamericanos, en cuya delegación no estaba incluido Mariátegui debido a su limitación física, no fueron bien recibidas. La Internacional Comunista, organizadora de estos eventos, ya tenía definido para los países entendidos como colonias o semicolonias la realidad que vivían, la táctica de revolución por etapas (una demo burguesa de liberación nacional y antifeudal dirigida por el bloque de cuatro clases en primera instancia y después una socialista obrera) y el tipo de partido que se necesitaba que era comunista y no socialista claudicante, de base predilectamente obrera. Los peruanos rechazaban la profundización del capitalismo en el Perú, porque lo veían como una forma de fortalecer el imperialismo y apuntalar la dependencia nacional, reclamando que la revolución debía ser socialista desde un principio e impulsada por indígenas obreros y campesinos en su país.
Después de la reunión en Buenos Aires, la Internacional Comunista esperaba que los peruanos rectificaran. El naciente núcleo socialista, por haberse apresurado en su gestación, debido a la necesaria ruptura con Haya y con la Alianza Popular Revolucionaria Americana, tenía tensiones internas que se agudizaban cada vez más por las discusiones con la Internacional Comunista, por la incorporación a esta de los núcleos internacionales que hacían parte de dicha Alianza, pero que una vez disuelta su incorporación al comunismo internacional fue la única alternativa que encontraron para seguir en la izquierda al no conocer con suficiente claridad la propuesta y discusión dirigida por Mariátegui y por la afinidad que empezó a existir entre un núcleo del Cuzco apegado de manera literal a los postulados que impulsaba la Internacional Comunista, con dirigentes estudiantiles, obreros e intelectuales cercanos al proyecto de Mariátegui.
Mariátegui contribuyó en la gestación de la Confederación General de Trabajadores del Perú a principios de 1929, lo cual no evitó que posteriormente en medio de las tensiones de los socialistas cada vez perdiera más adeptos; sin embargo, seguía trabajando intelectualmente clarificando su propuesta desde un punto de madurez de sus ideas que hacían paulatinamente más explícito su momento de elaboración de pensamiento propio. Con esta intención, envió a Falcón sus libros Defensa del marxismo e Ideología y política, y así garantizó su publicación debido al contenido (evitando la censura de izquierda y de derecha en América Latina); sin embargo, ambos textos se extraviaron quedando solo el original de Defensa del marxismo, que compilaba artículos que habían sido publicados en Amauta.
De la acusación de europeizante dentro de la Alianza Popular Revolucionaria Americana pasó a la de teorizante por parte de la Internacional Comunista, y, tras una agudización de su tuberculosis articular, buscó la oportunidad de un repliegue pasando a publicar Amauta en el sur del continente a partir de unas clases que se le consiguieron para dictar en la Universidad de Santiago y una operación que se le iba a realizar para colocarle una pierna ortopédica. Su táctica era continuar el debate en el Partido, del cual Ravines asumió en su reemplazo la Secretaría General en representación de la Internacional Comunista, sin fraccionarlo y recuperando posiciones. En marzo de 1930, se acogió la adhesión del Partido Socialista Peruano a la Internacional Comunista. Una vez Mariátegui ya había definido su viaje, muere el 16 de abril de 1930, truncándose su nuevo proyecto, y un mes después de su muerte, el 20 de mayo, el Partido cambió su nombre a Partido Comunista Peruano.
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