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con un bergsonismo que les permitía desempeñar un papel crítico frente al régimen que se instauraba definitivamente. El gamonalismo fue la forma de gobierno y economía en lo regional, y con un estado excluyente nacionalmente e indefinido clasistamente, lo que predominó hasta 1930, año en que finalizó el gobierno de Leguía. Este fue un régimen altamente represivo que se tecnificó y perfeccionó en esta mate-ria con el transcurso de los años.

      Sin importar la represión, el encarcelamiento y la censura del periódico, los dos jóvenes periodistas estimularon y siguieron el movimiento de proabaratamiento de la subsistencia, siendo conscientes de la imposibilidad que tuvo este de transformarse de un movimiento económico en un movimiento político, a falta de una claridad en sus objetivos y sus aspiraciones ideológicas, lo cual marcó su derrota. Una vez terminado el conflicto, Mariátegui y Falcón fueron colocados bajo vigilancia policial, y posteriormente bajo detención domiciliaria.

      Junto con su amigo, decidieron aceptar la propuesta de exilio voluntario enviada por Leguía, que les permitía salir del país como agentes propagandistas del Perú o, al contrario, quedarse y afrontar la más dura represión. Mariátegui definió partir hacia Italia, país con el que ya estaba familiarizado, y Falcón hacia España, ambos con el objetivo de cualificar su formación para contribuir de manera más clara a los subalternos del Perú en sus luchas, reivindicaciones y proyectos. Se embarcaron el 8 de octubre siguiendo la ruta Perú, Panamá, Nueva York y Europa. En Nueva York conocieron a dirigentes obreros e intercambiaron con el movimiento sindical y político revolucionario, llegando posteriormente a Europa a la capital francesa.

      La formación marxista

      En París, los dos peruanos permanecieron 18 días, visitaron las instalaciones de periódicos y revistas de izquierda, se entrevistaron con dirigentes sindicales y socialistas, y siguieron la discusión en el seno del Partido Socialista Francés entre socialistas y comunistas. El 9 de diciembre, Falcón salió con destino a España y Mariátegui salió con destino a Nervi (Génova, Italia), donde se hospedó y conoció a Anna María Chiappe Giacomini, amor que lo acompañó por el resto de su vida y madre de sus otros cuatro hijos. En el distrito genovés, Mariátegui cultivaba su formación a partir de la lectura de periódicos, como L’Ordine Nuovo, dirigido por Antonio Gramsci, y el periódico socialista Avanti.

      Bajo un contexto de profunda movilización obrera en Italia, Falcón viajó como corresponsal de un periódico español a Roma, allí se encontró con Mariátegui, quien estaba haciendo las veces de corresponsal de El Tiempo, donde narraba los sucesos acaecidos en Europa, artículos que representaron sus Cartas de Italia desde 1920, textos que evidencian la inquietud socialista que Mariátegui había cultivado en el Perú y la introducción al marxismo y al panorama intelectual en el que empezaba a inmiscuirse con su paso por Francia y su estancia en Italia. En Italia, Mariátegui militaba y frecuentaba los círculos obreros, prestaba especial atención a la disputa entre socialistas y comunistas en el interior del Partido Socialista Italiano y en el interior de la Central General de Trabajadores de ese país.

      En sus viajes, dando cuenta de la realidad italiana, osciló entre Génova y Turín, donde se entrevistó con Gramsci; entre Génova y Milán, Génova y Venecia, Florencia, Livorno, Siena y Fiesole. En todas estas regiones y ciudades, visitaba los periódicos de izquierda, presenciaba el movimiento obrero de toma de fábricas y las movilizaciones campesinas a partir de las Ligas Rojas, se entrevistaba con dirigentes obreros y dirigentes comunistas y socialistas. También presenció la claudicación de las huelgas por parte del liderazgo socialista, así como el desarrollo del movimiento fascista.

      En 1921, asistió como corresponsal al Congreso del Partido Socialista Italiano en Livorno, fue testigo de la disputa y la táctica de Gramsci y los comunistas de tomar el partido desde adentro, presenció la decisión de fundar el Partido Comunista Italiano por parte de los comunistas en dicho congreso, luego de su derrota al quedar como la segunda fuerza votada en el interior del Partido Socialista Italiano. Después de esto, contrajo matrimonio con Anna y fue a vivir en las cercanías de Roma hasta instalarse posteriormente en dicha ciudad. Allí frecuentaba el Café Arango, donde intercambiaba con dirigentes de izquierda e intelectuales, como Croce y Gobetti, entre otros, mientras militaba por su cuenta en el Partido Comunista Italiano.

      De regreso a Génova, tras el asedio de los Camisas Negras en Roma, junto con algunos connacionales de afinidad socialista, adquirió el compromiso de dirigir el proceso de construcción del movimiento socialista y revolucionario en el Perú. Una vez definido su retorno al Perú para el 6 de mayo de 1922, teniendo inconvenientes legales para su materialización, se citó con Maúrtua en París, solicitando su ayuda para el regreso, debido a las funciones diplomáticas que este último desempeñaba para Leguía, su viejo maestro. Después de dos años y cinco meses de residir en Italia, Mariátegui, junto con su familia, salió para París en cumplimiento de lo señalado y allí aguardó mientras las gestiones correspondientes tienen lugar. Esperando una respuesta positiva, desarrolló un viaje para conocer las experiencias revolucionarias europeas inspiradas en el sistema soviético, pero que habían fracasado, así fue como visitó Múnich, Viena, Budapest, Praga y Berlín, permaneciendo en el último tiempo en Alemania, donde desarrolló un intenso momento de estudio.

      Estando en Alemania, recibió la noticia del triunfo del fascismo en Italia sobre sus compañeros el 20 de octubre de 1922. Para ese entonces, había renunciado a la corresponsalía en El Tiempo, por la censura, y era corresponsal de la revista Variedades. A la vez, recibió la carta de autorización que le posibilitaba su retorno al Perú. En Berlín, se despidió de Falcón, y el 11 de febrero de 1923 emprendió el viaje de regreso a su patria, hecho un marxista a partir de profundizar en el continente europeo en la inquietud socialista con la que había llegado de su país. Luego de esta experiencia, retornó con el compromiso, adquirido en Italia, de continuar con la tarea inconclusa que había dejado y por la cual se había tenido que exiliar.

      Por una parada de escala, Mariátegui primero desembarcó en Ecuador y posteriormente llegó al Callao el 17 de marzo de 1923. Su intención era asumir un papel de difusor de ideas para ir fomentando el pensamiento socialista e ir formando una vanguardia que fuera capaz de liderar un movimiento revolucionario que, a mediano y largo plazo, aprovisionándose de las herramientas organizativas necesarias, lograra transformaciones profundas en el país.

      Del equilibrio crítico al pensamiento propio

      La Federación Obrera Local de Lima y la Federación de Estudiantes en unidad habían logrado impulsar bajo una influencia predominante del anarquismo las Universidades Populares González Prada, con el objetivo de que fueran una extensión educativa nacionalista enfocada en la justicia social. Víctor Raúl Haya de la Torre era el encargado de su dirección por parte de la Federación Estudiantil, y en entrevista con él, Mariátegui logró insertarse como maestro de la catedra Historia de la Crisis Mundial. También decidió colaborar en la revista Claridad como órgano de difusión de las Universidades Populares mientras trabajaba en la revista Variedades.

      A partir de una manifestación en mayo y después de un encarcelamiento, Haya salió exiliado a Panamá, y desde entonces Mariátegui empezó a verse más claramente como un referente.

      Mariátegui, pese a que dirigía en 1924 la revista Claridad, trabajaba en la idea de poder sacar una revista autónoma desde donde pudiera impartir una formación más definida hacia los sectores subalternos. Su pensamiento se iba perfilando de forma más específica hacia la comprensión de la realidad peruana, apoyando las diferentes movilizaciones, y en discusión principalmente con el anarquismo, la influencia de Haya y bajo la censura del gobierno, que en distintas ocasiones le costó la cárcel. En 1925, después de la fundación de la Sociedad Editorial Obrera Claridad, se le presentó una gangrena que hizo que le amputaran la pierna derecha, lo cual limitó en adelante el contacto que pudiera tener con otras regiones y realidades del Perú más allá de Lima, entonces fue cuando empezaron a ser fundamentales sus amistades y la correspondencia para sus elaboraciones intelectuales sobre el país y el entorno internacional.

      Haya, que había lanzado la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA) en mayo de 1924 en México, con el objetivo de que en el Perú funcionara como el paso al Frente Único que se venía gestando desde las Universidades Populares, viajó a los

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