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a través de publicaciones científicas o canalizando ese nuevo conocimiento en el proceso formativo de personas, también –como hemos señalado–, resolviendo un problema concreto.

      Al proceso de llevar un resultado de investigación al mercado, se le llama transferencia tecnológica o comercialización de tecnologías.

      Uno de los aspectos más relevantes para un investigador es la satisfacción de contribuir a la sociedad. Puede ser a través de la generación de un bien o un servicio que resuelva una necesidad, como, por ejemplo, desarrollar un fármaco para curar una enfermedad, llevar adelante un proceso que permita reducir la contaminación industrial o crear un nuevo método que mejore la enseñanza. Dicho de otra forma, lo que se busca es impactar en la mejora de la calidad de vida de las personas mediante el desarrollo científico.

      El mundo académico cuenta con indicadores y metas para progresar académicamente, como es el caso de las publicaciones científicas, pero la transferencia tecnológica también podría implicar un avance en la carrera académica de los investigadores al ser reconocida la actividad de comercialización de tecnología en la evaluación docente. Sin embargo, esto último ha sido implementado por pocas instituciones en el mundo.

      Si se mira esto desde el punto de vista financiero, la comercialización de ciencia y tecnologías, podría traducirse en una nueva fuente de financiamiento para investigaciones futuras, además de ganancia económica para los investigadores, dependiendo de si la estrategia de transferencia de resultados de investigación es con o sin fines comerciales.

      En este contexto, un desafío radica en que los resultados de investigación no terminen únicamente en publicaciones científicas y en su difusión en el mundo académico, sino que logren llegar al mercado y solucionar alguna necesidad real de las personas.

      Es importante resaltar que la transferencia tecnológica se asoció tradicionalmente a las áreas de ingeniería, y posteriormente se fueron sumando las ciencias médicas. Sin embargo, se han visto grandes transferencias en las áreas de educación, ciencias sociales y humanidades. Es decir, la comercialización de tecnologías no es materia exclusiva de ciertas áreas del saber, sino que abarca a todas aquellas que tengan aplicación concreta en el mercado.

      Para que un resultado de investigación llegue al mercado en forma de bien o servicio, se puede explotar directamente o, bien mediante la realización de una transferencia a un tercero que se encargue de la comercialización, ya que rara vez una institución científica comercializará directamente los desarrollos a los usuarios finales. En este sentido, un resultado de investigación puede ser transferido a una empresa ya constituida o, bien se puede crear una nueva empresa para explotarlo comercialmente.

      Los resultados de investigación generan propiedad intelectual que se protege. Dicha propiedad es un activo intelectual, siendo este el que se transfiere. Así, un resultado de investigación puede ser transferido mediante dos mecanismos: por un lado, los derechos de propiedad intelectual pueden ser cedidos, traspasando su titularidad a un tercero –con lo que dejan de pertenecer al titular original–, o bien pueden ser licenciados, lo que implica que el titular original mantiene su derecho de propiedad y otorga una autorización de uso, explotación comercial o masificación a un tercero bajo ciertas condiciones.

      Como ejemplo ilustrativo, supondremos que, en lugar de tener derechos de propiedad intelectual, se tiene una casa. Esta puede ser vendida, lo que podría equivaler a la cesión de los derechos de propiedad intelectual mencionados anteriormente; o bien arrendada, lo que equivale a licenciar los derechos de propiedad intelectual. Al vender una casa, el nuevo propietario paga por ella un precio determinado y, una vez concluida la venta, la casa deja de pertenecer al propietario original, el cual pierde todo control sobre el bien. El nuevo dueño podrá disponer libremente de la casa: podrá pintarla, alquilarla, venderla e incluso demolerla. También puede ocurrir que el nuevo propietario nunca habite la casa. En estos casos, el anterior dueño no tendrá ninguna injerencia en lo que decida hacer el nuevo titular.

      Así, un resultado de investigación que se cede puede ser licenciado o cedido posteriormente a otro por parte del nuevo dueño. También puede que ese nuevo propietario nunca la use o explote, frente a lo cual el antiguo titular no podrá intervenir.

      Volviendo con el ejemplo, si la casa es arrendada a un tercero, equivalente al licenciamiento de un resultado de investigación, el dueño-arrendador no pierde su calidad de propietario y el arrendatario solo puede habitar la casa bajo ciertas condiciones que quedan establecidas en el contrato de arriendo. Frente al incumplimiento de esas condiciones, el propietario o arrendador tiene el derecho a terminar el contrato con el arrendatario. Esto mismo ocurre al licenciar un resultado de investigación: el propietario de la tecnología la licenciará o “arrendará” bajo ciertos términos y condiciones para que la patente se use o explote comercialmente.

      Tal como ocurre con el arriendo de una casa, que puede permitir al arrendatario subarrendar la propiedad, también es posible otorgar al licenciatario de la tecnología el derecho a sublicenciar. En cualquier caso, el otorgamiento de este derecho debe realizarse con muchos resguardos, dado que presenta un impacto importante en múltiples aspectos de la licencia.

      Es importante considerar que el ejemplo expuesto ayuda a entender la diferencia entre cesión de derechos y licenciamiento. No obstante, se debe tener en cuenta la distinta naturaleza que existe entre la casa y un resultado de investigación, ya que este último es un activo intangible. El ejemplo, sin embargo, permite visualizar de manera fácil y rápida la diferencia entre cesión de derechos y licenciamiento.

      La alternativa que finalmente se escoja entre la cesión o el licenciamiento responde a una estrategia específica para cada caso, dependiendo del tipo de resultado obtenido, su estado de madurez, las características de su protección, lo que se quiere lograr con su transferencia, el tipo de financiamiento disponible y del interés de quien adquirirá la tecnología, entre otros aspectos.

      Por otra parte, la decisión de licenciar o ceder a una empresa ya constituida, o de fomentar la generación de un emprendimiento basado en ciencia para utilizar o explotar un resultado de investigación, dependerá de un análisis del caso particular. Es recomendable crear una nueva empresa cuando existen capacidades emprendedoras en el equipo, cuando se trata de una tecnología de base que permite generar, a partir de ella, varios desarrollos tecnológicos, y cuando se requiere alta inversión de capital.

      Generar un emprendimiento basado en ciencia no siempre es la alternativa más adecuada, por lo que debe ser analizada caso a caso, teniendo en cuenta múltiples variables.

      La transferencia tecnológica es un proceso largo y complejo, pero con un potencial impacto económico y social que es enorme, y trae asociados múltiples desafíos que es necesario enfrentar.

      En diversos estudios (Biggar Economics, 2017; Fraser, 2008) se plantean desafíos que debe enfrentar el proceso de la transferencia tecnológica. Uno de los mayores es que se conozca y entienda su relevancia para los países, ya que muchas veces se cree que la ciencia y la tecnología constituyen un capricho de un grupo de investigadores que no buscan más que prestigio personal y avanzar en su carrera académica. Sin embargo, lo que en realidad pretenden es impactar con la ciencia que desarrollan, tanto a través de publicaciones científicas como de transferencias tecnológicas que permitan atender necesidades de la sociedad.

      Otro de los desafíos importantes es lograr una mayor vinculación universidad-empresa para facilitar la transferencia tecnológica; es decir, vincular las capacidades de desarrollo de las universidades y centros de investigación con las necesidades de las empresas y la sociedad. Para lograr que la ciencia, o parte de ella, pueda resolver problemas reales, es necesario dialogar con quienes tienen estos problemas. Lo anterior se logrará cuando ambas partes hablen idiomas similares y acerquen posturas, o –dicho de

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