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momento dado presupone la actualización concurrente de la potencia de S para existir.

      8. Por tanto, toda sustancia S tiene en todo momento algún actualizador A de su existencia.

      9. La existencia de A en cualquier momento en el que actualiza a S presupone ella misma o bien (a) la actualización concurrente de su propia potencia para existir, o bien (b) que A es puramente actual.

      10. Si la existencia de A en cualquier momento en el que actualiza a S presupone la actualización concurrente de su propia potencia para existir, entonces existe un regreso de actualizadores concurrentes que o bien es infinito, o bien termina en un actualizador puramente actual.

      11. Pero tal regreso de actualizadores concurrentes constituiría una serie causal jerárquica, y tal serie no puede retroceder hasta el infinito.

      12. Por tanto, o bien A es ella misma el actualizador puramente actual, o bien hay un actualizador puramente actual que termina el regreso que empieza con la actualización de A.

      13. Por tanto, el hecho de que se dé C y, en consecuencia, de que exista S en cualquier momento dado presupone la existencia de un actualizador puramente actual.

      14. Por tanto, hay un actualizador puramente actual.

      15. Para que haya más de un actualizador puramente actual, tiene que haber algún rasgo diferenciador que uno de ellos posea y los otros no.

      16. Pero sólo podría haber tal rasgo diferenciador si un actualizador puramente actual tuviera alguna potencia no-actualizada, lo cual, siendo puramente actual, no es así.

      17. Por tanto, no puede haber tal rasgo diferenciador, y en consecuencia no puede haber más de un actualizador puramente actual.

      18. Por tanto, sólo hay un actualizador puramente actual.

      19. Para que este actualizador puramente actual fuera susceptible de cambio, tendría que tener potencias capaces de ser actualizadas.

      20. Pero, siendo puramente actual, carece de toda potencia.

      21. Por tanto, es inmutable o no susceptible de cambio.

      22. Si este actualizador puramente actual existiera en el tiempo, entonces sería susceptible de cambio, lo cual no es así.

      23. Por tanto, este actualizador puramente actual es eterno, existe fuera del tiempo.

      24. Si el actualizador puramente actual fuera material, entonces sería mutable y existiría en el tiempo, lo cual no es así.

      25. Por tanto, el actualizador puramente actual es inmaterial.

      26. Si el actualizador puramente actual fuera corpóreo, entonces sería material, lo cual no es así.

      27. Por tanto, el actualizador puramente actual es incorpóreo.

      28. Si el actualizador puramente actual fuera imperfecto de cualquier modo, tendría alguna potencia no-actualizada, lo cual, siendo puramente actual, no es así.

      29. Por tanto, el actualizador puramente actual es perfecto.

      30. Que algo sea menos que totalmente bueno significa que tiene una privación, esto es, una carencia a la hora de actualizar algún rasgo propio suyo.

      31. Un actualizador puramente actual, siendo puramente actual, no puede tener privación alguna.

      32. Por tanto, el actualizador puramente actual es totalmente bueno.

      33. Tener poder implica ser capaz de actualizar potencias.

      34. Cualquier potencia que sea actualizada es actualizada o bien por el actualizador puramente actual, o bien por una serie de actualizadores que termina en el actualizador puramente actual.

      35. Por tanto, todo poder deriva del actualizador puramente actual.

      36. Pero ser aquello de lo que todo poder deriva es ser omnipotente.

      37. Por tanto, el actualizador puramente actual es omnipotente.

      38. Lo que sea que esté en un efecto está en su causa de algún modo, sea formal, virtual o eminentemente (el principio de causalidad proporcionada).

      39. El actualizador puramente actual es la causa de todas las cosas.

      40. Por tanto, las formas o patrones que se manifiestan en todas las cosas que causa tienen que estar de algún modo en el actualizador puramente actual.

      41. Estas formas o patrones pueden existir o bien en el modo concreto en el que existen en las cosas individuales y particulares, o bien en el modo abstracto en el que existen en los pensamientos de un intelecto.

      42. No pueden existir en el actualizador puramente actual en el mismo modo en el que existen en las cosas individuales y particulares.

      43. Por tanto, tienen que existir en el actualizador puramente actual en el modo abstracto en el que existen en los pensamientos de un intelecto.

      44. Por tanto, el actualizador puramente actual tiene intelecto o inteligencia.

      45. Dado que son las formas o patrones de todas las cosas las que están en los pensamientos de este intelecto, no hay nada fuera del alcance de estos pensamientos.

      46. Que no haya nada fuera del alcance de los pensamientos de una cosa significa que tal es omnisciente.

      47. Por tanto, el actualizador puramente actual es omnisciente.

      48. Por tanto, existe una causa puramente actual de la existencia de las cosas que es una, inmutable, eterna, inmaterial, incorpórea, perfecta, totalmente buena, omnipotente, inteligente y omnisciente.

      49. Pero que haya tal causa de las cosas es justo lo que significa que Dios existe.

      50. Por tanto, Dios existe.

      Naturalmente, este argumento está llamado a despertar todo tipo de objeciones. Por ejemplo, la derivación de los atributos divinos asume toda una serie de presupuestos filosóficos que van a ser controvertidos. De nuevo, abordaré esta cuestión en mayor detalle en otro capítulo, donde responderé a las objeciones correspondientes. La intención de lo que se ha dicho hasta el momento es dar al lector un atisbo de cómo el argumento aristotélico nos lleva bastante más allá de una mera causa de la existencia del cambio. Es una objeción común, aunque enteramente infundada, a este tipo de argumentos decir que, incluso si consiguen llevarnos a una causa del mundo, no pueden contarnos lo suficiente acerca de su naturaleza como para justificar identificarla con la idea tradicional de Dios. Lo que hemos dicho hasta ahora sirve para mostrar cuán problemática es esta objeción, y hacia el final del libro resultará evidente que no tiene en absoluto fuerza alguna.

      Hay varias críticas generales que suelen plantearse contra este tipo de argumentos, y serán abordadas en otro capítulo dedicado específicamente a ellas. Pero hay otras que han de ser tratadas ahora, sobre todo aquéllas que afectan a los aspectos distintivamente aristotélicos del argumento que acabamos de exponer.

      Malentendidos comunes

      Empecemos respondiendo a algunas objeciones comunes que a varios les pueden parecer obvias o incluso demoledoras, pero que de hecho carecen de toda validez y descansan sobre malentendidos descomunales. Por ejemplo, hay quien puede pensar que he estado argumentando que, si rastreamos la serie de causas hacia atrás en el tiempo, llegaremos al inicio del universo, la causa del cual es Dios. He intentado dejar bien claro que eso no es lo que estoy diciendo, pero hay personas tan acostumbradas a pensar en estos términos que leerán tal idea incluso en un argumento que explícitamente la rechaza. Y entonces pasarán a preguntar cómo podemos estar tan seguros de que el universo realmente tuvo un comienzo. Pero lo que he dicho, recordémoslo, es que incluso si una serie de cambios no tuviera ningún comienzo en el tiempo, incluso si el universo o el conjunto de universos se extendiera para siempre en el pasado, eso sería irrelevante para el argumento. Lo que éste dice es más bien que, para que las cosas existan aquí y ahora, y en cualquier momento, tienen que ser sostenidas en la existencia aquí y ahora por Dios.

      De modo

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