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Psicología y liberalismo. Víctor Miguel Pérez Velasco
Читать онлайн.Название Psicología y liberalismo
Год выпуска 0
isbn 9788418360268
Автор произведения Víctor Miguel Pérez Velasco
Жанр Документальная литература
Серия Diálogos
Издательство Bookwire
El conservadurismo surgió como una reacción política a los abusos de los movimientos revolucionarios europeos en los siglos XVIII y XIX. Estos movimientos partían de una práctica política muy radical y mesiánica que legitimaba la toma del poder político por la fuerza, inspirados en principio en la Revolución francesa y que continuarán con diferente contenido político, social y económico con los socialismos, comunismos y anarquismos en el siglo XIX, incluso reivindicados en el siglo XXI. Obviamente, el liberalismo, en cualquiera de sus tendencias, luchó contra el absolutismo monárquico, y está directamente enfrentado con cualquier totalitarismo político, máxime si además es revolucionario. Pero la relación entre conservadurismo y liberalismo es beligerante, aunque puede ser complementaria, ya que tienen puntos de contacto —las libertades individuales, el libre mercado, la propiedad privada o la familia—, pero discreparán en el valor de la tradición como referente importante, la relación Iglesia-Estado y la importancia del derecho «natural» frente al derecho positivo, donde el acto moral pasa por la libertad del sujeto en la valoración y decisión a partir de criterios estrictamente individuales.
A mediados del siglo XIX, y en buena medida inspirado por Edmund Burke, surge en Europa el denominado liberalismo conservador que tuvo, en sus inicios, una especial relevancia en Alemania, Francia, Italia y España, y cuya principal figura sería Cánovas. Esta corriente plantea una revisión del liberalismo clásico, más radical, a posiciones más moderadas, donde las tradiciones, la moral y la religión tuviesen un lugar de cierta preeminencia sin caer en el confesionalismo. Mantiene como núcleo duro común la separación de poderes, el estado de derecho, la economía de mercado, las libertades individuales y un estado no intervencionista. Representa las políticas de la derecha moderada, reformista, alejada de los radicalismos y posibilista. En nuestros días, el liberalismo conservador sigue presente, pero adaptado a los tiempos actuales, y más que identificarse algún partido con esta opción, suelen darse coincidencias en la aplicación de ciertas políticas. Por tanto, se puede afirmar que ciertos partidos tienen más o menos rasgos de liberalismo conservador, pero nunca una total identificación de estas corrientes o de otras corrientes liberales. Los partidos de derechas regionales o nacionales serán los que mejor se alinearán con las políticas liberales conservadoras.
Otra perspectiva digna de mención en este bloque es el liberalismo utilitario. Tiene sus orígenes entre mediados y finales del siglo XIX, periodo fecundo en las ciencias y filosofías sociales. El utilitarismo como filosofía sostiene que la acción que redunde en obtener la máxima felicidad será la más correcta moralmente. Jeremy Bentham, James y John Stuart Mill, y Herbert Spencer fueron los máximos defensores de esta corriente filosófica asimilada por el liberalismo. Cuando el liberalismo y el utilitarismo se asimilan, la consecuencia debiera ser prestar especial atención a las acciones morales del gobierno y de la cámara legisladora de los parlamentos, para que los derechos de los ciudadanos se basasen en la máxima felicidad para las personas. Por tanto, este liberalismo difiere de otros en su énfasis en la acción moral, más que en la economía. Que el utilitarismo defina el bienestar, incluido el hedonismo como sinónimo de utilidad, y considere que el estado más justo es aquél que dé más felicidad a más personas, pone en jaque las deficiencias de este movimiento filosófico.
Seguimos en el siglo XIX y, a finales también en Europa, surge un nuevo movimiento, el liberalismo social o socioliberalismo. Es un movimiento sociopolítico que cree en la justicia social y ve compatibles el bienestar y el desarrollo social con las libertades individuales, si bien el Estado tiene aquí una serie de atribuciones que en el liberalismo social clásico no se contemplaban: la protección de los individuos a través del Estado en sanidad, educación y pobreza, en busca de la justicia social. Se aleja del liberalismo anterior y del socialismo emergente en esos tiempos y conecta con ciertas corrientes socialdemócratas. Personajes destacados de este movimiento serían Locke, Bentham, Jefferson, Voltaire, John Stuart Mill e Isaiah Berlin. En España, la expresión política de dicho movimiento en nuestros días estaría representada por UPyD, Ciudadanos y ciertas corrientes socialdemócratas del PSOE. Aunque con las lógicas reservas, el liberalismo social se asociaría a la izquierda moderada, de la misma forma que el liberalismo conservador se vincularía con la derecha política.
El siglo XX fue crucial para el pensamiento liberal. La Primera Guerra Mundial y la emergencia de nuevos movimientos sociales con una fuerza nunca vista pusieron en crisis no solo la filosofía liberal sino también las democracias más emblemáticas, especialmente europeas, basadas en el liberalismo económico y político. Por la izquierda. el socialismo y el anarquismo aportaron una visión de lo humano, de lo económico y de las libertades que amenazaban con desplazar los valores liberales instaurados, cuyo exponente definitivo fue la revolución soviética en Rusia. Por la derecha, y de la mano de los nacionalismos, los fascismos alcanzaron el poder en Alemania e Italia, con la mirada cómplice de otros estados europeos. Las ofertas de paraísos proletarios o de imperios de homogeneidad racial parecieron superar los principios liberales, en los que el individuo y sus libertades eran sustituidos por unas sociedades de diseño donde el Estado, omnipotente y protector, hacía estéril e innecesario el culto al individuo, sus libertades, sus aspiraciones y sus iniciativas. Mejor un mercado planificado y controlado por el Estado que un mercado de apariencia impredecible, autorregulado por el liberalismo económico. En lo político, era preferible un Estado fuerte que pensase por los individuos para resolver sus problemas en lugar del incierto modelo del liberalismo político, fundamentado en el asociacionismo de partidos, con amplias libertadas políticas y dotado de la separación de poderes. En Europa, estas nuevas ofertas sociopolíticas tuvieron un fuerte atractivo como potencial solución para aquellos tiempos de crisis económicas y sociales que, envueltas en atractivos eslóganes revolucionarios, parecía resolver todas las hogueras encendidas. La falta de confianza en las soluciones liberales, y el auge esperanzador que se desprendía del espejismo producido por estos paraísos revolucionarios, desencadenaron importantes conflictos sociales que acabaron desembocando en la Segunda Guerra Mundial.
En esas décadas, el liberalismo vivió sus peores tiempos hasta 1945, con la derrota del nacionalsocialismo alemán y del régimen fascista de Mussolini, aunque con la confirmación de la continuidad del socialismo real soviético se abrió un nuevo periodo de reflexión social, política y económica. El final del conflicto bélico mundial ayudó a revisar y revitalizar el pensamiento liberal a costa de vivir nuevos vaivenes ideológicos que dieron lugar a nuevas versiones, enmendando ciertos aspectos del liberalismo clásico, lo que en realidad venía a afirmar que el liberalismo, con sus luces y sombras, emergía como un modelo imperfecto, pero activo, vivo y con salud. Salía así reforzado, aunque bajo la sospecha que levantaban los éxitos de los revolucionarios soviéticos de posguerra y que se proyectaban sobre el ya centenario ideario liberal, pareciendo incluso que fenecería agotado y sin alternativas capaces de generar un entusiasmo social por ellas, acumulando más críticos que defensores. Todo cambió en la década de 1980, cuando el socialismo real soviético se derrumbó y las políticas neoliberales americanas triunfaban en los Estados Unidos y sus áreas de influencia.
A partir de la década de 1970 asistimos al nacimiento de otro movimiento liberal relativamente reciente, el neoliberalismo. Se trata de un pensamiento político y económico cuya aplicación se realizó en la década de 1980 en el Reino Unido y a continuación en los Estados Unidos. Los padres que nutrieron esta corriente de pensamiento fueron, en lo económico, Milton Friedman y Friedrich von Hayek y, en el plano político, el presidente americano Ronald Reagan y la británica Margaret Thatcher. Este movimiento proponía, y aún defiende, la máxima iniciativa privada de las actividades económicas; la privatización