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Mujer (1911). Sectores del catolicismo renovado promueven instituciones educativas femeninas y, así, Acción Católica impulsa la Asociación Escolar Femenina (1917) y la Escuela Social Femenina (1926); surgen las Escuelas Profesionales para Jóvenes Obreras (1915-1916) y, sobre todo, las múltiples iniciativas de la Institución Teresiana, creada en 1911 en Covadonga por el padre Pedro Poveda Castroverde con intención de potenciar el magisterio católico.

      El vacío dejado por Giner a un lado y los avances oficiales y particulares en el terreno de la educación de la mujer explican el silencio del BILE en torno a cuestiones femeninas. Su labor ya no era exigir o esgrimir argumentos, sino trabajar en directo desde los centros oficiales ocupados por sus discípulos, sobre todo a través de la Junta para Ampliación de Estudios.

      El debate sobre la cuestión femenina llevado a cabo por los institucionistas incidió mucho en la necesidad de aperturas pedagógicas y reformas jurídicas, en parte porque pedagogos y juristas eran sus representantes más significados, pero se evitó la creación de proyectos propios. En este aspecto, la ILE se limitó a instaurar la coeducación en sus escuelas y a acoger en las páginas del BILE artículos sobre iniciativas modélicas extranjeras. Desde su origen y hasta el final fue una obra esencialmente masculina pero de hombres que pensaban en serio y sin fantasías acerca de la mujer, cosa poco frecuente en la España de la época. Hay que señalar la limitación de medios materiales de la Institución a la hora de crear nuevas empresas.

      Este argumento es válido cuando nos referimos a la Institución Libre de Enseñanza propiamente dicha, la pequeña escuela del paseo del Obelisco, pero cambia sustancialmente al tratar de la Institución difusa, la «comunidad espiritual» que, basándose en el espíritu y el ejemplo de Giner, se mantendrá hasta la actualidad; en ella sí hay lugar destacado para la mujer, como lo demuestra la apertura de la Residencia de Señoritas de Madrid en 1915.